El líder chino, Xi Jinping, pidió expresamente a su homólogo estadonunidenses, Joe Biden, que evitara que la presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi, visitase Taiwán. La llamada se produjo el pasado 28 de julio para advertir del riesgo de una posible represalia de Pekín sobre este territorio. La conversación ha sido descrita por un alto funcionario de la Casa Blanca en condición de anonimato.
La respuesta de Biden fue clara, quien le explicó al máximo dirigente chino que el Congreso es una rama independiente del Gobierno y que Pelosi está en su derecho de tomar sus propias decisiones sobre los viajes al extranjero. Además, según ha señalado el funcionario, el presidente de EEUU también advirtió a Xi Jinping de que no tomase medidas provocativas y coercitivas si finalmente realizaba el viaje.
Sin embargo, aunque Biden defendió el derecho de Pelosi a visitar la isla, altos funcionarios estadounidenses mostraron profundas preocupaciones sobre el viaje, según varios cargos de la Casa Blanca. Meses antes, Estados Unidos había observado indicios de que China preparaba una actividad militar "sin precedentes" en el estrecho de Taiwán. Por ello, algunos dirigentes del Gobierno consideraron que Pekín utilizaría la visita de Pelosi como pretexto para actuar.
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A los funcionarios estadounidenses también les preocupaba la relación geopolítica entre ambos países y lo que la visita de Pelosi podría provocar, ya que poco antes Xi Jinping trataba de asegurar su tercer mandato "sin grandes enfrentamientos".
Pero a pesar de todas estas advertencias por paarte del Departamento de Defensa, el Mando Indo-Pacífico de Estados Unidos y los funcionarios de seguridad nacional de la Casa Blanca, Pelosi siguió adelante con el viaje. Esto provocó una respuesta militar sin precedentes por parte de China sobre Taiwán. Estas maniobras incluyeron lanzamientos de misiles sobre la isla y las aguas que la rodean, donde algunos proyectiles impactaron en la zona económica exclusiva de Japón.
Discrepancias internas
La visita de Pelosi, que algunos analistas criticaron como una maniobra para agrandar su legado, ha frustrado a los funcionarios de la administración y ha causado tensiones entre esta y la presidenta de la Cámara de Representantes, responsable de asegurar la agenda legislativa del presidente.
No obstante, los argumentos de los funcionarios de la Casa Blanca no han afectado a Pelosi. La administración le avisó que era probable que China intensificara sus acciones en la región independientemente tras su visita. Pero Pelosi defendió el viaje como necesario para demostrar su apoyo a Taiwán, así como a la democracia frente a la autocracia, y mandó un mensaje a los críticos que dijeron que estaba centrada en su legado. Además, los funcionarios taiwaneses también habían dejado claro que estaban ansiosos por la visita de Pelosi y recibieron su llegada con fanfarrias.
"El apoyo para evitar el aislamiento de Taiwán y preservar el statu quo es bipartidista y bicameral", dijo Pelosi en una declaración a The Washington Post. "Este respeto por Taiwán y el rechazo a la violencia son compartidos por el presidente, como atestiguan sus recientes declaraciones", añadió.
"Cualquier ataque contra mí no está asociado al presidente, sino a algunas pequeñas voces anónimas dentro de la administración que pusieron en peligro la seguridad de nuestra visita al filtrar el viaje", apuntó Pelosi.
Más tensión entre ambos
La anticipada reacción de China al viaje de Pelosi provocó una intensa actividad diplomática por parte de la Casa Blanca y el Departamento de Estado para asegurar a los aliados que Estados Unidos no buscaba un conflicto con China. Los funcionarios de la administración aseguraron a los aliados de la región que no responderían de la misma manera a los ejercicios militares de Pekín.
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Pero el viaje ha originado otros desafíos en la relación entre Estados Unidos y China, que ya estaba en uno de sus puntos más bajos. China afirmó que cancelaría o suspendería el diálogo con Estados Unidos en temas como el cambio climático, las relaciones militares y los esfuerzos antidroga. La Casa Blanca ha asegurado que China está castigando al mundo al detener las conversaciones sobre el clima, incluyendo a las naciones más vulnerables del Indo-Pacífico.