Uso obligatorio de mascarilla durante el trabajo y confinamiento obligatorio para aquellos camioneros que regresen de un viaje a Estados Unidos y no estén al día en su vacunación. Las medidas del gobierno de Justin Trudeau para los transportistas por carretera pueden parecer laxas, ajustadas a la realidad de la tasa de contagios de la Covid que viven tanto su país como el de Joe Biden, o exageradas. Lo que, sin duda, no podía esperar el primer ministro canadiense son las consecuencias que está teniendo desde hace una semana por todo el país.
La medida ha despertado rechazo en el gremio desde el mismo momento que se promulgó y la indignación ha ido creciendo entre los camioneros. De esa forma, lo que comenzó como una protesta de pocos días con final en Toronto, se ha convertido en una de las mayores movilizaciones que se recuerdan en el país y que, incluso, el pasado fin de semana llevó el servicio de seguridad de Trudeau a recomendarle abandonar su domicilio habitual por precaución.
Entre los manifestantes se respira un aire de 'trumpismo'. Se han visto banderas de "Trump 2024", una bandera que apoya la candidatura del expresidente de Estados Unidos a las próximas elecciones presidenciales, y pancartas con el lema "Make Canada great again", el mismo que utilizaba Trump en 2017, cuando fue candidato.
En un primer momento, unos centenares de camiones pesados comenzaron un recorrido desde la Columbia Británica de la costa este del país con destino final en Toronto el pasado domingo 30 de enero. En la capital se reunieron entre 350 y 400 vehículos y entre 2.000 y 3.000 manifestantes.
De hecho, el 'Convoy por la Libertad, 'Freedom Convoy' en inglés, comenzó como un movimiento de protesta sectorial. Incluso el sindicato mayoritario de transportistas, el Canadian Truck Alliance (CTA), mostró su rechazo en un primer momento.
"Desaprobamos enérgicamente cualquier protesta que se lleve a cabo en vías públicas, carreteras y puentes", señaló el CTA en un comunicado al tiempo que argumentaron que la inmensa mayoría de camioneros están vacunados y cumplen con sus obligaciones de forma rutinaria.
En definitiva, no fue un movimiento popular en su fase inicial, con unas cifras no especialmente significativas. Pero ha bastado una semana para que se hayan multiplicado de forma exponencial, hayan recaudado en torno a 8 millones de dólares a través de la plataforma GoFundMe y se empiece a ver la parafernalia típica de los trumpistas más radicales y hasta banderas con la esvástica nazi.
Las protestas han recibido el apoyo de Trump, del fundador de Tesla y hombre más rico del mundo, Elon Musk, y hasta de la cadena de televisión conservadora Fox News.
La Policía de Ottawa ha indicado esta semana que las protestas están recibiendo apoyo tanto logístico como financiero, y ese apoyo podría estar viniendo, según las autoridades, de un "elemento significativo" estadounidense.
De hecho, la plataforma GoFundMe acabó eliminando la recaudación de fondos de los manifestantes porque violaban los términos del servicio. Sin embargo, el crowdfunding no acabó en eso. Este sábado decidieron abrir otro fondo de recaudación en otra página, y en tan solo una tarde recibieron 1,3 millones de dólares.
Radicalización de la protesta
Apenas se ha detenido a una persona por portar un arma de fuego, a otra por alteración del orden público y a un tercer camionero por negarse a mover su vehículo. La protesta ha sido mayoritariamente pacífica y en cierto modo dentro de un ambiente festivo, pero entre la inmensa mayoría se ha sumado todo tipo de movimientos antivacunas, contrarios al gobierno liberal de Trudeau, radicales, negacionistas... Y lo que sucedía en Toronto se ha extendido a todo el país.
Quebec City, Ottawa, Winnipeg... Las protestas han comenzado a preocupar a las fuerzas de seguridad, tal y como explicaba el jefe de la Policía de Ottawa Peter Sloly: "Las manifestaciones de este fin de semana serán únicas: arriesgadas y significativas. Desafortunadamente, tienen una naturaleza polarizadora".
Precisamente por ese motivo la Policía está controlando las redes sociales en Canadá y en el extranjero ante posibles manifestaciones paralelas y contramanifestaciones "que pueden venir o no a la ciudad" pero "que, sin embargo, incitan al odio, la violencia y, en algunos casos, a la criminalidad".
"Una ocupación"
El primer ministro de la región de Ontario, Doug Ford, fue tajante este fin de semana contra las protestas. "Ya no son manifestaciones, es una ocupación", lamentó el dirigente político.
La calificación de Ford puede llegar a cobrar sentido si se tiene en cuenta que algunos manifestantes han llegado instalar tiendas de campaña, cocinas portátiles y hasta castillos hinchables y saunas.
El jefe de la Policía de Ottawa afirmó que las protestas son más "peligrosas" con el paso de los días y muy "volátiles". "Son manifestantes muy organizados, están bien financiados y extremadamente comprometidos a resistir ante los intentos de las autoridades de poner fin a las manifestaciones de una manera segura", explicó.
Además, entre la Policía hay miedo a que los transportistas antivacunas empiecen a utilizar sus camiones para cargar contra ellos. Justin Trudeau, por el momento, ha descartado desplegar el Ejército del país para controlar las manifestaciones.