China mantiene implacable su política de tolerancia cero contra la covid, con restricciones a la movilidad y confinamientos para atajar los rebrotes activos en el país a un mes de que comiencen los Juegos de Invierno en Pekín.
La situación sigue siendo dramática en la ciudad de Xi'an, en el centro del país, donde sus 13 millones de residentes permanecen confinados sin poder salir de casa desde el pasado 23 de diciembre.
El aeropuerto de la urbe ha cancelado todos los vuelos domésticos e internacionales hasta próximo aviso mientras las autoridades exigen "medidas drásticas" para atajar un brote que, pese a todo, solo ha dejado 1.856 infecciones desde principios del mes pasado.
Este jueves se contabilizaron 63 nuevos contagios en Xi'an frente a los 35 del miércoles, si bien el martes se informó de 95 y el lunes, de 90.
Según el último parte emitido por las autoridades sanitarias chinas, hay 3.282 casos activos en todo el país, 30 de ellos graves.
Hasta ahora han fallecido 4.636 personas por la covid en China, dato que permanece inalterable desde el 26 de enero del año pasado.
El objetivo del confinamiento de Xi'an -el más amplio vivido en China tras el impuesto en Wuhan en enero de 2020, al comienzo de la pandemia- es, según los funcionarios locales, devolver a cero el casillero de nuevos casos para que se pueda volver a la normalidad.
Críticas a la gestión
Las autoridades continúan realizando rondas masivas de test para trazar las infecciones, asociadas a la variante delta del coronavirus -la ómicron solo se ha hallado en casos procedentes del exterior-, y aseguran que ya están "poniendo bajo control" la transmisión comunitaria.
Sin embargo, la caótica gestión del confinamiento ha provocado críticas de algunos residentes a través de las redes sociales, sea por la falta de suministros o por el desconcierto generado después de que se cayera la aplicación de teléfono móvil que certifica haber dado negativo en las pruebas de ácido nucleico o no haber estado en contacto cercano con positivos confirmados.
También ha causado conmoción el caso de una mujer embarazada de ocho meses que perdió a su bebé tras serle denegada la entrada a un hospital por no presentar un test actualizado, o el de una persona apaleada por violar el confinamiento para ir a comprar comida.
El diario de corte nacionalista Global Times declara hoy que efectivamente hubo "momentos de caos" y "dificultades" para garantizar víveres para toda la población, pero que ya se han "depurado responsabilidades" con la destitución de funcionarios a los que ahora se acusa de actuar con negligencia.
"Es inevitable que un confinamiento de estas características cree problemas, pero las autoridades locales están teniendo en cuenta las quejas para mejorar la situación", señala el periódico.
Y quienes critiquen la viabilidad o la necesidad de las draconianas medidas "faltan a la verdad", según el rotativo, que destaca que muchos residentes participan como voluntarios para organizar los test o repartir comida.
Otros residentes aseguraban estos días que han tenido que pujar para que los repartidores les entreguen víveres o que no han sido atendidos en los hospitales ni les enviaban ambulancias.
Brotes en tres regiones
Al margen de Xi'an, otras dos regiones chinas han presentado casos positivos esta semana, con 64 contagios contabilizados hoy en Henan, en el centro del país, y 5 en Zhejiang, en el este.
En algunas ciudades de Henan se han decretado restricciones al transporte y confinamientos selectivos, al igual que en la ciudad portuaria de Ningbo, un importante centro logístico para las cadenas de suministro global.
Y es que pese a haber administrado ya 2.823 millones de dosis de sus vacunas contra la covid, China se resiste a convivir con el virus, estrategia que le supone también imponer estrictos controles de entrada en el país con cuarentenas de hasta tres semanas y numerosas analíticas de diversos tipos.
"Occidente tiene que entender y aceptar el enfoque de China para contener el virus. Nuestras políticas son una vía diferente hacia la recuperación económica global", agregó este jueves Global Times.
Todo esto sucede a menos de un mes para que comiencen los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín, una celebración que el Gobierno está empeñado en proteger a toda costa.
El presidente chino, Xi Jinping, no dejó lugar a dudas este miércoles durante un evento sobre la cita olímpica: "Tenemos que presentar al mundo unos Juegos fantásticos, extraordinarios y excelsos. Hay que seguir dando gran importancia a todas las tareas de prevención, son el desafío más grande que afrontamos".
Además, el país celebrará el próximo 1 de febrero la llegada del Año Nuevo chino, y los Gobiernos locales ya están pidiendo que no se viaje si no es "estrictamente necesario" con el objetivo de eludir los desplazamientos masivos típicos de estas fechas.
Se estima que casi 300 millones de trabajadores de las grandes ciudades de China son inmigrantes rurales, que acostumbran a regresar en esta época a sus pueblos para pasar las fiestas con sus familias, en la que es conocida como la mayor migración interna del planeta.