Chile, el otrora "oasis" latinoamericano, lleva dos años saltando de convulsión en convulsión, una espiral de desasosiego que vivirá un nuevo capítulo este domingo con las cruciales elecciones presidenciales entre el ultraderechista José Antonio Kast y el izquierdista Gabriel Boric.
Atrás quedan aquellos tiempos en los que Chile era admirado por su estabilidad sociopolítica y su prosperidad económica: en los últimos dos años, ha vivido una crisis social sin parangón desde la dictadura, una pandemia que ha hecho estragos sanitarios y económicos, y un proceso constituyente que podría desmantelar el actual modelo económico.
Las elecciones del domingo, las más inciertas y tensas desde el retorno a la democracia del país, no parece sin embargo que vayan a devolver inmediatamente al país a su antigua senda de tranquilidad.
Polos opuestos
Kast y Boric, de 55 y 35 años, respectivamente, son como el agua y el aceite y defienden dos modelos de país diametralmente opuestos. El ultraconservador, que ganó la primera vuelta con el 27,9% de los votos, defiende el legado económico de la dictadura militar (1973-1990) y hace bandera de los valores de la derecha tradicional: patria, familia y orden.
Llama "violentistas" a los miles de manifestantes que desde el 18 de octubre de 2019 llenaron las calles en la mayor ola de protestas antigubernamentales desde el retorno a la democracia, que dejaron una treintena de muertos y miles de heridos, además de episodios de violencia extrema con saqueos e incendios.
¿Ingobernabilidad?
Para Kenneth Bunker, director de la encuestadora Tresquintos, "tanto Boric como Kast van a tener muchos problemas para gobernar, pero quizá más Boric, que tiene muchas más promesas sobre la mesa y mucha gente cree que podría darles solución a sus problemas".
Mauricio Morales, de la Universidad de Talca, dijo, sin embargo, que "Boric está en mejores condiciones de sanar y cerrar heridas respecto a Kast".