Sentir ansiedad de manera ocasional forma parte normal de la vida, pero las personas que sufren trastorno de ansiedad padecen preocupaciones, miedos intensos y persistentes sobre situaciones diarias. Alrededor del 6,7% de la población española (más de tres millones de personas) sufren ansiedad diagnosticada.
[Cuatro productos con los que podemos controlar el hambre y la ansiedad]
Para que la ansiedad sea diagnosticada es importante saber lo que es realmente la ansiedad y los síntomas con los que puede manifestarse en el cuerpo. Episodios en estos casos repetidos de ansiedad intensa que pueden llegar a interferir en el bienestar de la persona y en sus actividades diarias, y que normalmente son difíciles de controlar.
Sea cual sea el tipo de ansiedad que padezcas, precisamente para que puedas identificarlo y ponerle solución, a continuación te explicamos los síntomas con los que puede llegar a manifestarse esta ansiedad en el cuerpo.
Cómo se manifiesta la ansiedad
Una de las formas de reconocer si tenemos o no ansiedad, es conociendo precisamente cómo esta se manifiesta en nuestro cuerpo. Una serie de reacciones, en este caso corporales, que según la Asociación Americana de Psiquiatría son:
-
Aumento de los latidos del corazón
-
Temblores u hormigueos
-
Sudor
-
Sensación de falta de aire y de ahogo
-
Malestar en el estómago
-
Mareos o inestabilidad
-
Dolor en el pecho o tórax
-
Escalofríos
Síntomas a los que recientes investigaciones también añaden tensión muscular, cansancio o dolor de cabeza, entre otros. Pero más allá de los síntomas físicos, también es importante mencionar otros síntomas igualmente comunes en un trastorno de ansiedad y que no deberíamos dejar pasar desapercibidos:
-
Preocupación en exceso: En los trastornos de ansiedad suele experimentarse una preocupación desproporcionada sobre los eventos que la están desencadenando. Para que esta sea tenida en cuenta en un caso de trastorno de ansiedad, la preocupación debería estar presente en la mayoría de los días y ser difícil de controlar para la persona que la padece.
-
Agitación: Con la ansiedad, parte de nuestro sistema nervioso simpático se potencia, lo cual desemboca una serie de efectos en el cuerpo como: pulso acelerado, palmas sudorosas, temblores, boca seca…
Se trata de un sistema de defensa del cuerpo que se pone en funcionamiento por esa supuesta amenaza en forma de ansiedad que está percibiendo. Esto se traduce en un nivel alto de agitación.
-
Sensación de cansancio o fatiga: Fatigarse es otro de los síntomas comunes en los casos de ansiedad generalizada y esta puede tratarse de una fatiga provocada tras un ataque de ansiedad o bien de una fatiga crónica. Aun así, no está claro si ese cansancio puede estar asociado al insomnio y la tensión muscular o a los efectos hormonales de la ansiedad crónica.
-
Falta de concentración: Otro de los síntomas que a menudo se relaciona con la ansiedad, es la dificultad para concentrarse, sobre todo en el caso de niños y adolescentes. Algo que podría estar relacionado con que, según algunos estudios, la ansiedad puede interrumpir la memoria funcional, la cual se encarga de retener información a corto plazo.
-
Dificultad para dormir: Los trastornos de sueño también se relacionan con los de ansiedad, hasta el punto de que algunos estudios sugieren que sufrir insomnio en la infancia puede estar relacionado con el desarrollo de ansiedad en la edad adulta. Lo que no está del todo claro es si el insomnio contribuye a la ansiedad o si, a la inversa, es la ansiedad la responsable del insomnio.
[Navidad tiempo de ansiedad: ¿por qué no siempre son días felices?]
¿Qué es la ansiedad?
Antes de meternos en materia y ver los síntomas habituales de aquellas personas que sufren ansiedad, es importante primero de todo entender a qué nos referimos exactamente con ansiedad.
Esta es una reacción que se produce en el ser humano y que todos llegamos a experimentar en algún momento. Se trata de una respuesta de nuestro propio cuerpo cuando este se prepara para afrontar un peligro o una amenaza, es precisamente por esto por lo que la ansiedad es una especie de mecanismo de protección.
¿Pero qué ocurre cuando ese mecanismo de protección se activa sin que exista realmente un estímulo o amenaza real? Es en estos casos cuando ya no hablamos de una ansiedad lógica o funcional, sino de una ansiedad patológica que estamos activando en exceso y que puede provocarnos sentimientos de angustia, junto con otro tipo de reacciones perjudiciales para nuestro bienestar mental y también físico.
En este caso es cuando podremos hablar de una ansiedad provocada por reacciones fisiológicas, cognitivo emocionales o conductuales.
[Desgaste por empatía: qué es y cómo enfrentarlo]
¿Qué hacer para reducirla?
Además de acudir a terapia, es importante que combines esa ayuda de alguien experto con un estilo de vida y hábitos que puedan ayudarte a tener bajo control esa ansiedad.
-
Reducir la cafeína: Tanto la cafeína como el té, son bebidas que estimulan el sistema nervioso y que pueden llegar a acentuar los síntomas de la ansiedad. Esta es una de las principales razones por las que deberías reducir su consumo.
-
Dieta saludable y ejercicio: Además de garantizar una buena salud, comer bien y hacer ejercicio ayuda a reducir esa sensación de estrés y mejora nuestro ánimo gracias a la liberación de sustancias como: la dopamina, la serotonina o la endorfina, entre otras
-
Date tiempo para descansar: Tan importante es mantenerse activo como saber cuando llega el momento de descansar el cuerpo y la mente o directamente de dormir. Mantenerte descansado te ayudará a dejar atrás la ansiedad.
-
Meditación: Hoy en día, existen diferentes programas de meditación adaptados. A través de ellos y ayudándote del control de la respiración o la relajación, podrás llegar a relajar el cuerpo a un nivel físico y la mente, controlando el pensamiento. Se trata de una práctica que llevada a cabo de manera constante, puede llegar a ser muy eficaz para reducir la ansiedad.