Ni dietas estrictas ni zumos saludables: esto es lo que debes hacer si quieres perder peso después del verano
Sentirte cómoda en tu cuerpo no se consigue de la noche a la mañana. Hay rutinas saludables que te ayudarán y otras que no. Toma nota.
17 agosto, 2024 01:42Se acercan esas fechas en las que a todas se nos pasa por la cabeza la idea de perder peso. Sentimos que nos hemos excedido durante el verano, que las cervezas han sido demasiadas y que quizás las frituras de pescado fueron parte del menú más días de los esperados.
Sin embargo, ante estos pensamientos, hay que tener cuidado y no entrar en un pensamiento dual de blancos y negros, de todo o nada. Es decir, hay que modular nuestros objetivos y creencias y no dar por hecho que delgada es igual a bien y que debes alcanzar ese peso de cuando tenías 16 años (porque entre tú y yo, eso no es ni sano, ni posible).
Entiendo perfectamente ese sentimiento de querer volver a sentirte cómoda en tu cuerpo, pero eso no se consigue de la noche a la mañana. Por esa razón te quiero contar lo que sí y lo que no funciona a la hora de perder peso.
Mejor evitar...
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Dietas estrictas
La fórmula milagrosa no existe, y a veces parece que el camino corto será más fácil. Pero no, no lo será. No te recomiendo para nada trucos de batidos ni barritas.
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Zumos milagrosos
Al igual que el punto anterior, estoy harta de leer que el zumo de agave o los batidos de apio te van a cambiar la vida. No funciona así. Lo que sucede es que este tipo de fórmulas vienen acompañadas de una pauta dietética o de restricción de ingestas y con eso se consigue la pérdida de peso. Pero no dejará de ser pan para hoy y hambre para mañana.
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Ayunos largos
El ayuno está en boca de todas, pero no es para todas. Apostar por ayunos de 24 o 48 horas para hacer una detoxificación no es lo adecuado. Esto es solo recomendable para personas que estén acostumbradas a hacer ayuno de mínimo 16 horas.
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Ejercicio excesivo
El "mañana empiezo" y desvivirte a hacer ejercicio no va a funcionar. Irás al gimnasio un día y al siguiente estarás destrozada y desistirás.
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Dejar de lado tu vida social
Algo habitual cuando queremos perder peso es restringir al máximo nuestros encuentros, porque sentimos que son el origen de nuestros kilos. La realidad es que esa alta restricción solo conllevará más ansiedad y al final llegará el día en el que arrasarás con la despensa.
Lo que sí puedes hacer
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Aprender a alimentarte
Es una pena que en los colegios no se enseñe más sobre hábitos saludables, porque los adultos de hoy en día no sabemos comer. Parece una broma, pero no lo es. No tenemos nociones sobre los nutrientes que necesita nuestro cuerpo, no sabemos lo que debemos comer según nuestro momento vital y hemos demonizado algunos conceptos como no desayunar o hacer pocas ingestas. Por eso, te recomiendo que generes tu criterio, aprendas a alimentarte tal y como lo necesita tu cuerpo (y no tu cabeza) y pases a la acción. Esa es una fórmula infalible para perder peso.
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Hacer ejercicio con conocimiento
Las lesiones en gimnasios tienen siempre que ver con un mal uso de las máquinas y con sobrevalorar nuestra capacidad. Cuando recibo pacientes que llevan tiempo sin hacer actividad física, les recomiendo que contraten a un entrenador personal que en un par de sesiones les explique ejercicios básicos que ellas pueden repetir por su cuenta. Pero es esencial aprender a realizarlo para no hacernos daño y poder continuar en el tiempo.
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Más alimentos y menos productos
Esta es una premisa básica para perder peso. A menudo, encuentro pacientes que, con intención de comer más sano y eliminar algunos cereales o los lácteos, han acabado comprando productos sin gluten llenos de azúcares o yogures de soja repletos de saborizantes. Lo ideal es comer cosas que no tengan códigos de barra como calabacines, pescado o fresas.
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Hidratarte con frecuencia
El agua es un elemento fundamental para hacer buenas digestiones, absorber bien los nutrientes y reducir nuestra ansiedad. Podemos alimentarnos de forma compulsiva porque nos falta hidratación. También es posible que bebamos muchas cosas menos agua: café, zumo, refrescos, leche… Prioriza siempre el agua sin gas, al menos 1 litro y medio al día, idealmente en vasos completos y no por sorbitos.
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Nada de alcohol, azúcares y fritos
Aunque la restricción no es recomendable, hay algunas sustancias que siempre van a ser perjudiciales. El alcohol, los azúcares y los fritos son colaboradores directos en tu peso, tensión y resistencia a la insulina.
Ayunos cortos
No comer durante 12 horas es algo tan fisiológico que cualquier persona debería hacerlo en su día a día. Al fin y al cabo, hablamos de cenar sobre las 20.30 h y no desayunar hasta el día siguiente a las 9 de la mañana. Los ritmos que llevamos hacen que acabemos ingiriendo más comida de la que nuestro cuerpo necesita en horas nocturnas y eso impacta directamente en nuestro peso.
Como verás, lo más importante es poder introducir cambios que duren a largo plazo, no esperar una transformación radical y saber que tu cuerpo es como un niño, siempre estará mejor con amor y disciplina.