''Ciencia de la vida o la longevidad'', ese es el significado de la palabra Ayurveda. Su origen se encuentra en las raíces sánscritas, lengua clásica de la India, Ayuh o '' vida'' y Vidya o ''saber''. Se trata de la medicina holística; donde confluyen cuerpo, mente y espíritu, más antigua del país asiático.
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) la reconoce como una medicina tradicional, puesto que la misma se basa en ''las teorías, creencias y experiencias propias de diferentes culturas'' y que, además, ayuda a ''mantener la salud y prevenir, diagnosticar, mejorar o tratar enfermedades físicas y mentales'', tal y como se recoge en los textos de la estrategia sobre medicina tradicional 2014-2023 de la OMS.
''En la India, este tipo de medicina se puede estudiar en la universidad y los profesionales pueden colegiarse, pues existe una normativa y regulación explícita para el ejercicio y la farmacología ayurvédica. Convive con la biomedicina'', explica José Manuel Muñoz, director de la Escuela Superior de Ayurveda en Madrid.
Los principios y tipos de terapia
La Ayurveda no se entiende sin hablar de los elementos y los doshas físicos. Acorde a la tradición, el cuerpo está compuesto por espacio o éter, aire, fuego, agua y tierra. Según Muñoz: ''Se trata de definir a la persona en función de estos elementos, con el fin de establecer las técnicas, los productos y los alimentos vegetales y/o de origen animal que puedan ayudar a compensar esa constitución o naturaleza personal''.
En el momento en el que estos elementos confluyen pasan a conformar lo que se denomina como doshas o humores, que se clasifican en tres: vata, pitta y khapa, y con los cuales nacemos. Estos no varían, en ninguna circunstancia, a lo largo de nuestra existencia vital.
Cuando estos se desequilibran llega la enfermedad física o mental. ''Podemos encontrar personas que cuyas características se identifiquen completamente con uno de esos doshas o estén muy alineadas. Esto no es lo más deseable, pues supone un aumento de las probabilidades de enfermar o sufrir distintas patologías. Lo ideal es poseer un 33% de cada uno de ellos'', continúa.
Y es que la salud; según la Ayurveda, es la búsqueda del equilibrio, y se sustenta en tres pilares fundamentales: la alimentación, el sueño y el celibato. Esto último debe entenderse, aclara Muñoz, ''como el dominio de la mente y los sentidos en un espectro amplio y durante cada etapa de la vida''.
También existen otros factores que influyen para entrar en un estado de enfermedad, como el uso erróneo de los sentidos, las actuaciones incorrectas, el ambiente o las cuestiones propias de la edad.
Dependiendo de lo que se quiera atajar, la terapia ayurvédica puede ser espiritual, donde se puede recomendar hacer meditaciones u ofrendas; racional, más enfocada a la receta de fármacos ayurvédicos y pautas alimentarias; o psicológica, realizar meditaciones u otro tipo de técnicas de restricción sensorial y mental.
Mayor conocimiento y demanda
''La ayurveda era muy desconocida en España hasta hace unos años. El auge de su popularidad creo que debe agradecerse, en gran medida, al yoga. Año a año hemos visto como cada vez se acerca más gente a nuestra consulta'', cuenta Muñoz. ''Existe un porcentaje de la población que se ha empoderado y ha optado por autogestionar parte de su salud'', añade.
Para conseguir obtener los resultados deseados es de vital importancia ponerse en manos de profesionales formados y con experiencia. ''Hay que estar muy atento e informarse sobre el terapeuta: qué ha estudiado, dónde, durante cuánto tiempo… Las credenciales también son esenciales. Se debe preguntar si posee seguro de responsabilidad profesional o si está vinculado a alguna asociación del sector'', recomienda.
Así funciona una consulta de Ayurveda
- Su duración oscila, por lo general, entre los 45 y los 60 minutos.
- Se realizan preguntas sobre la constitución o naturaleza del paciente para determinar su tipo de dosha predominante.
- Los aspectos morfológicos y fisiológicos son vitales: tipo de piel, color de ojos, peso y tendencia...
- También resulta clave conocer cómo funciona el sistema digestivo y el movimiento intestinal de la persona que acude a terapia.
- Se realiza una exploración: pulso, cavidad oral...
- Se indaga sobre el estilo de vida del paciente.
- Se realiza el diagnóstico y se dan las recomendaciones adaptadas.