El síndrome metabólico es, junto con la depresión y la ansiedad, uno de los grandes males del siglo XXI. Este contexto se da cuando nuestro cuerpo no sabe fabricar energía con las reservas y necesita estar comiendo constantemente para conseguirla. Por supuesto, no vale cualquier alimento saludable. Por lo general, el cuerpo pide alimentos muy sabrosos, grasos o muy dulces.
El primer problema a simple vista es, obviamente, que el síndrome metabólico implica estar comiendo todo el rato, con sensación de estar agotada constantemente. Pero estos síntomas, además, van unidos a una inflamación de bajo grado y una recurrencia en sentirte enferma.
Es importante saber que no se trata de una enfermedad, de un virus o de una bacteria, sino que el síndrome metabólico es consecuencia de los malos hábitos. Es el resultado de un estilo de vida en el que no me cuido, no hago ejercicio, no descanso, estoy estresado todo el día y me alimento de manera nefasta.
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La buena noticia es que es retornable. Restituir este síndrome metabólico requiere, por supuesto, acompañamientoy ser muy constante en el cambio. No se trata de una dieta a corto plazo ni de una restricción de hidratos. Se trata de reeducar nuestros hábitos para que nuestro cuerpo pueda recordar cómo puede fabricar energía a partir de lo que ya tiene depositado y, así, no necesita estar comiendo continuamente.
En este vídeo, te cóntamos cómo salir de esa rigidez o síndrome metabólico y poder conseguir una una flexibilidad metabólica.