El dos de agosto de 2006 era el turno de desfilar en Montevideo de Luisel Ramos. La modelo uruguaya de 22 años se desmayó sobre la pasarela.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera infrapeso al Índice de Masa Corporal (IMC) inferior a 18,5 y delgadez severa cuando es menos de 16. El IMC de Ramos era de 14,37.
Saltaron las primeras alarmas. Al mes siguiente, la Pasarela de Cibeles (Madrid) impidió por este motivo desfilar a una de cada tres modelos.
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El concepto de belleza varía según la época y la cultura. Entre los noventa y los 2000 la extrema delgadez reinaba en las pasarelas. Cualquiera que quisiera dedicarse al modelaje debía cumplir con este requisito. Y, como adelantó Psicología y mente, estos estereotipos sociales asociados a la belleza corporal provocaron un efecto potenciador de diferentes trastornos alimenticios. TCAs que, hoy, se han vuelto a disparar.
Según diversos estudios, los TCAs aumentaron un 264,4% durante el confinamiento y un 826% en las primeras salidas, siendo los más afectados jóvenes y adolescentes. Actualmente, más de 400.000 españoles padecen esta enfermedad y, según datos de Newtral, uno de cada veinte adolescentes la sufre.
Volvamos atrás en el tiempo. Poco tiempo después del desmayo de Ramos, Ana Carolina Reston Macan, brasileña de 21 años, murió por una insuficiencia renal que había causado la estricta dieta que seguía. Su peso no llegaba a los cuarenta kilos. Saltaron todas las alarmas.
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Entonces las principales federaciones del mundo de la moda (Londres, París, Nueva York y Milán) decidieron actuar. En varios países el debate sobre qué era más conveniente hacer ha sido intenso.
En España, como ya adelantó El Mundo, el debate no fue tan intenso como en el resto de países.
Seguramente, porque pronto hubo conciencia de que había que impedir que "esta imagen insana perjudique no solo a las propias modelos, sino también a la juventud que ve en ella su referente", declaraba Isabel Martínez, de la Asociación en Defensa de la Atención a la Anorexia y Bulimia Nerviosa (ADANER), una de las instituciones que participaron en las conversaciones que concluyeron realizar revisiones médicas a las modelos.
La regulación española
En 2006, el mismo año en que se evidenció el peligro para la salud que suponía tener infrapeso, la Pasarela Cibeles de Madrid prohibió, a instancias de la Comunidad de Madrid (patrocinadora del certamen), desfilar a las modelos con un IMC inferior a 18.
Esta norma se ha mantenido vigente. El último pliego técnico para la coordinación artística, gestión del casting y contratación de modelos de la pasarela Mercedes-Benz Fashion Week disponible en Internet, correspondiente a la edición julio 2019 y enero 2020, establece lo siguiente:
"Las modelos participantes en los desfiles de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid deberán transmitir un aspecto saludable, lo que es incompatible con la extrema delgadez. Además de transmitir salud, deberán probarla a través de un certificado médico que asegure que no están afectadas por trastornos de conducta alimentaria, siempre sellado por un médico colegiado", dice.
Además, en caso de existir dudas sobre la salud de la modelo, un médico contratado por IFEMA constatará utilizando las fórmulas pertinentes que "el Índice de Masa Corporal se corresponde con el que la Organización Mundial de la Salud describe en el tramo saludable".
También en 2006, el Ministerio de Sanidad negoció un acuerdo con determinadas firmas de moda con el fin de establecer herramientas para prevenir los trastornos alimenticios como la anorexia y la bulimia.
Por otra parte, un año después, la Comunidad de Madrid elaboró un Pacto social contra los trastornos de comportamiento alimenticio destinado a "profundizar y alcanzar un compromiso firme para que los condicionantes socioculturales dejen de ser una amenaza para la salud".
Establecieron entonces diferentes líneas de actuación destinadas a que tanto firmas de moda como creativos publicitarios no proyecten una imagen irreal que pueda provocar enfermedades alimenticias, especialmente a los jóvenes, fomentando modelos corporales más acordes con la realidad.
Los trastornos de conducta alimentaria
Hay que entender estas normas en su contexto. El canon de belleza que establecían las portadas de revistas femeninas en los 2000 estaba lejos de lo saludable. Cabe recordar la famosa frase de Kate Moss (2009): "Nada sabe tan bien como estar delgada".
Y no solo las modelos, este canon también marcó y lo marcaron las actrices de Disney Channel, Nickelodeon, Fox, MTV... Años después, muchas de ellas reconocieron que no estaban bien. De hecho, Hilary Duff, Lindsay Lohan, Alexa Vega, Amanda Bynes y Mary Kate Olsen admitieron haber sufrido de anorexia o bulimia entre 2005 y 2007.
En aquella década, como adelantó La voz de Galicia, se triplicaron los casos de trastornos de conducta alimentaria.
Según los datos del INE (que no contabiliza adolescentes), en 2009, las mujeres con un peso "insuficiente" (IMC<18,5) eran un 3,46%. El dato era superior entre las mujeres de 18 a 24 años, donde ascendía a un 13,29%. En 2017, el dato se mantuvo un 3,5% de todas las mujeres y descendió a un 12,7% de las jóvenes. Tres años más tarde, cayó al 2,2% del total y 8,9% entre las de 18 y 24 años.
Sin embargo, esta tendencia parece haberse invertido con la pandemia. En España, existen 400.000 casos de personas con esta patología y se espera que se incremente un 15% en los próximos 12 años, según los datos de la Fundación Fita.
Además, este trastorno está presente sobre todo en pacientes jóvenes, que representan el 90% de los casos, incluyendo los adolescentes.
Entre los nuevos factores de riesgo para los casos de TCA, las redes sociales son uno de los que más preocupan a los expertos, según adelantó EFE.
Las mujeres jóvenes son una población de mayor riesgo a padecer este tipo de trastornos, ya que en estas plataformas suelen ser habituales las críticas hacia el cuerpo, lo que va generando progresivamente un malestar en el cuerpo.