El Asperger o Trastorno de Espectro Autista (TEA) define a aquellas personas que presentan “una alteración neurobiológicamente determinada en el procesamiento de la información. Personas que cuentan con un aspecto e inteligencia normal y, en ocasiones, superior a la media, pero con un estilo cognitivo particular y frecuentemente, habilidades especiales en áreas restringidas”, así es como lo define la Confederación Asperger España.

Un trastorno que se manifiesta de manera diferente en cada persona, aunque sí que existen patrones de conducta y comunicación que normalmente suelen cumplirse en la gran mayoría de casos, pero aún así ¿sabías que el Asperger en niñas es más difícil de detectar que en niños? Te explicamos por qué y de qué formas puede llegar a manifestarse.



¿Cómo se manifiesta el Asperger?

Aunque el Asperger puede manifestarse de diferente manera en cada persona, desde la Confederación Asperger España recalcan que todos suelen tener en común los siguientes patrones:

  • Dificultades para la interacción social, sobre todo con personas de su misma edad
  • Alteraciones de los patrones de comunicación no-verbal
  • Intereses restringidos

  • Inflexibilidad cognitiva y comportamental

  • Dificultades para la abstracción de conceptos

  • Coherencia central débil en beneficio del procesamiento de los detalles

  • Interpretación literal del lenguaje

  • Dificultades en las funciones ejecutivas y de planificación

  • Dificultades en la interpretación de los sentimientos y emociones ajenos y propios

“Cuando se alcanza la edad adulta es imprescindible prestar una atención específica a las relaciones sociales más normalizadas, podemos encontrar problemas para tener amigos o profundizar en las relaciones, poco éxito en sus intentos de entablar amistad. Hay que prestar atención al trabajo en equipo, para comprender el mundo mental de los otros y el propio, es esencial entender claves sociales que le ayuden a regular la conducta en pro de sus objetivos”, destacan desde esta Confederación.

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Y es que, si tenemos algunas dificultades para detectar emociones y sentimientos ajenos podemos tener problemas en las relaciones de pareja y en el trabajo. De la misma manera que en función de cómo han sido nuestras experiencias pasadas vivimos nuestro presente: “Muchas personas de nuestro colectivo viven aisladas, con sentimientos depresivos o con ansiedad porque han sufrido de manera crónica o permanente situaciones aversivas o dañinas que han marcado sus decisiones en la vida adulta. El aislamiento no es deseado, es reactivo e "inteligente" porque lo que te permite es defenderte o evitar que te sigan haciendo daño”, aseguran. 

¿Qué características únicas tienen las niñas con Asperger y por qué es más difícil detectarlo en ellas?

Características únicas de las personas con Asperger, que en el caso de las mujeres y de las niñas son incluso aún más particulares y únicas a pesar de que la detección de Asperger en mujeres haya sido menor hasta la fecha: “Es habitual que las mujeres Asperger con niveles elevados en su capacitación profesional tengan importantes problemas en su desarrollo dentro del mundo laboral. Sus maneras comunicativas suelen ser hiperempáticas, muy directas”, destacan desde la Confederación. Todo esto en una sociedad más convencional como en la que vivimos y “anclada en valores conservadores o más tradicionales, hace que esta sociedad suela considerarlas combativas o incluso agresivas confundiendo una condición neurológica con valoraciones caracteriales o de personalidad”, recalcan.

Desde la Asociación Asperger Asturias destacan también que incluso a pesar de las dificultades, “las niñas a menudo son capaces de comportarse de forma esperada, de enmascarar o camuflarse, pero esto conlleva para ellas un gran esfuerzo emocional. Es frecuente que pasen más desapercibidas, a la vez que su sobreesfuerzo suele retrasar la detección del autismo a edades posteriores, que en el caso de muchos niños y hombres”.

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Precisamente porque hay niñas y mujeres que no muestran dificultades ni diferencias llamativas en ciertos ámbitos de la vida diaria, sino que estas se observan solo en casa o con la familia, Gema Trelles (psicóloga de la Asociación Asperger Asturias) destaca que “es ahí cuando pueden llegar a sufrir reacciones emocionales de desbordamiento generadas por ese sobreesfuerzo y rigidez en su pensamiento y conducta. Después durante la adolescencia pueden llegar a vivirla como un proceso especialmente difícil y es donde existe un mayor riesgo de desarrollar otros trastornos debido a la mayor complejidad social, una mayor exigencia académica, mayor conciencia de la diferencia… Ya entradas en la edad adulta es frecuente la presencia de ansiedad y depresión”.

¿Existen diferencias en el tratamiento entre niños y niñas?

En cuanto a las diferencias en el tratamiento entre niños y niñas, José Antonio Peral Parrado, director técnico de la Confederación, asegura que “hasta hace relativamente poco, se pensaba que la relación entre niños y niñas en base a casos remitidos para una valoración diagnóstica es de aproximadamente entre cuatro y diez niños por cada niña. Estos datos sugieren una posible diferencia en el diagnóstico en función del sexo, que podría deberse a un infradiagnóstico en las chicas. Encontramos abundante literatura científica sobre la variabilidad de perfil según se expresa en los varones, sin embargo, nuestra comprensión del perfil de mujeres ha sido hasta la fecha poco clara”, puntualiza.

Algo por lo que desde la Confederación Asperger España, instan a que se preste atención a “los motivos por los que son menos niñas las que se identifican y si existe una tardanza por parte de los familiares en la búsqueda de diagnóstico, ya que podría indicar una diferencia de expresión relacionada con el género”. Estas variaciones específicas de género pueden tener un importante impacto en la práctica de identificación, diagnóstico y tratamiento, para los niños y niñas con TEA: “Las consecuencias de la pérdida de un diagnóstico o diagnóstico tardío influyen en el aislamiento social, el rechazo de los compañeros/as y un mayor riesgo para la salud mental, con probabilidad de desarrollar ansiedad y depresión durante la adolescencia y edad adulta”, explican.

Las intervenciones para tratar este síndrome tienen un carácter psicoeducativo y se encuentran centradas siempre en “las necesidades y expectativas de la persona en particular”. “Estas varían en función de la etapa evolutiva y de las características de los elementos más proximales, la familia y el contexto social. No hay dos iguales, porque tampoco hay dos personas iguales”, recalcan. “Hay muchas mujeres Asperger/TEA que no saben que lo son por falta de información y de formación de los profesionales que les tratan. No saben qué les ocurre y muchas veces se recurre a una medicación que no ayuda a desvelar las causas de las dificultades ni a mejorar su calidad de vida”.

En cuanto a la intervención más necesaria, Gema Trelles de la asociación asturiana, lo tiene claro: “Lo más importante es fomentar el conocimiento sobre el autismo y neurodiversidad de la sociedad. La aceptación y adaptación del entorno para que todo tipo de personas formen parte y participen en la sociedad de forma activa. Este cambio social es lo que más puede favorecer el bienestar de las personas con Asperger”.