El sol es tu amigo. Y sí, los mensajes de los 90 han hecho mucho daño en nuestra salud y en nuestra cabeza haciéndonos pensar que debemos huir del sol y que es un peligro exponernos a diario y sin protección. El objetivo de este artículo es que, a partir de ahora, entiendas que el sol es tu aliado y no tu enemigo.
[Las cuatro funciones clave de la vitamina D en el cuerpo]
Beneficios de tomar el sol
- El sol es una fuente imprescindible de vitamina D.
Sí, podemos suplementarla. Sí, hay alimentos que la incluyen en pequeñas cantidades. Pero no, nunca será lo mismo. - La vitamina D reduce la presión sanguínea.
Cuando nos exponemos al sol nuestra piel libera óxido nítrico que dilata vasos sanguíneos y es una sustancia súper interesante para regular la presión sanguínea. - La luz de la mañana regula nuestro reloj interno.
Despertarnos implica espabilar a nuestro cuerpo y esto significa dejar que el sol nos de y que con esto nuestro cuerpo empiece a fabricar las hormonas necesarias para mejorar nuestra concentración. - La luz de la tarde nos ayuda a dormir mejor.
De ahí la técnica conocida como “sun gazing”: observar el atardecer para cronorregularnos y fabricar melatonina, la hormona del sueño. - El sol mejora nuestro sistema inmune.
Tanto es así que se ha demostrado como nuestras células T-reguladoras aumentan al exponernos y eso potencia nuestro sistema inmune innato, o sea, el que depende al 100% de nosotros. - Fortalece nuestros huesos.
Nuestros huesos están formados en gran cantidad por calcio. Sin embargo, ese calcio ha de colocarse correctamente, si no, por mucho calcio que consuma podré volver a expulsarlo (tal y como entra, sale) o que provoque problemas óseos.
Por eso, la vitamina D es algo así como “los albañiles” de nuestra obra, considerando al calcio nuestros ladrillos. Por muchos ladrillos que acumulemos, si no hay quien los coloque, no hay buena edificación que construir. - Te pone 'fuerte'.
Se ha demostrado como unos buenos niveles de vitamina D ayudan a la regeneración del músculo después de una lesión y niveles bajos en sangre reducen el rendimiento muscular. - Mejor humor y más tranquilos.
El sol nos ayuda a fabricar más serotonina (la hormona de la felicidad y la tranquilidad), y se ha demostrado como las personas que no se exponen a la luz solar tienen más probabilidad de desarrollar depresión. - No hace falta tener manchas en la cara.
Si somos precavidos con la piel de nuestra cara, debemos saber que no es la única zona del cuerpo para exponer. De hecho, podemos mostrar brazos y piernas y tendrá el mismo efecto. - Arriba la hormona.
Cuando nuestro cuerpo se expone a la luz ultravioleta, nuestra piel fabrica o colabora en la producción de hormonas, por lo que funciona como un órgano endocrino indispensable. - Mejora la recuperación.
Esto es lo que demuestran los estudios que han verificado como los pacientes que después de una cirugía descansan en una habitación con sol se recuperan más rápidamente que los que lo hacen con luz artificial. - Nos da energía.
Se ha demostrado en estudios como una hora de exposición solar controlada aumenta nuestra energía y equivale a una taza de café. - Reduce las posibilidades de desarrollar miopía.
Evidentemente, siempre hay factores genéticos pero se ha demostrado como en la actualidad nuestros niños pasan la mitad del tiempo al sol que hace una década, y esto ha influido en el incremento del desarrollo de la miopía.
Se ha demostrado que cada hora extra semanal expuestos a luz natural reduce el riesgo de miopía en un 2%. Por eso vimos en el confinamiento como la miopía en niños se aceleró, al pasar más tiempo en espacios interiores. - Reduce las posibilidades de desarrollar enfermedades autoinmunes.
La deficiente de luz solar deprime el sistema inmune y a la inversa, el exponerse lo potencia reduciendo las posibilidades de desarrollar enfermedades como Crohn, asma y esclerosis múltiple. - Nos ayuda a perder grasa.
Ya que la exposición solar regula nuestra microbiota intestinal y nuestro eje intestino-cerebro. Eso hace que los microorganismos que tenemos en la tripa hagan un mejor trabajo y fabriquen menos grasa. Además, las células grasas perciben la luz ultravioleta y se hacen más pequeños. - Nos ayudan a adelgazar.
Ya que la exposición al sol y la suplementación con vitamina D reduce nuestra resistencia a la insulina y está especialmente recomendado en personas con prediabetes o diabetes tipo II. - Nos ayuda a pensar mejor.
Estudios en animales han demostrado cómo la luz solar nos ayuda a mejorar nuestra plasticidad cerebral y la producción de nuevas neuronas. También hay evidencias de cómo la exposición solar aumenta el rendimiento cognitivo.
Antes de acabar, sé que te he compartido muchas 'justificaciones' para exponerte al sol, y que si algo te ha quedado claro es que tienes que salir de la caja.
Pero me gustaría compartirte que la exposición al sol debe ser responsable, idealmente en momentos de media mañana y sin protección y, dependiendo del color de tu piel, durante unos 20 minutos. Lo ideal es que esa exposición sea en movimiento (no torrarte como una gamba, más bien hacer yoga al aire libre) y que lo hagas todos los días, o sea, no freírte en agosto y el resto del año meterte en una cueva.