La menopausia y la osteoporosis están íntimamente relacionadas. Evidencia de ello, es que la osteoporosis no solo causa el 80% de las fracturas en las mujeres menopáusicas mayores de 50 años, sino que además según datos de la OMS, el riesgo de sufrir fracturas por pérdida ósea en toda la vida de la mujer durante la edad de 50 años pasa a alcanzar entre un 30% y un 40%.
Aún a pesar de este riesgo, cabe destacar que la osteoporosis es una enfermedad prevenible y tratable. Y es que este incremento del riesgo de desarrollo de osteoporosis está directamente relacionado con el descenso de los niveles de estrógenos durante esta etapa.
Y aunque a menudo esta pérdida ósea suele pasar desapercibida, el reconocimiento de algunos de sus síntomas más habituales podrá ayudarte a conseguir un diagnóstico precoz con el que favorecer su tratamiento y también el mantenimiento de los niveles de densidad ósea.
¿Cuál es la función de los estrógenos en la osteoporosis?
Para entender el papel de los estrógenos en la osteoporosis, antes es importante entender que el hueso no deja de ser un tejido que continuamente está en periodo de recambio, al igual que ocurre con la piel.
En este caso, unas células llamadas osteoclastos son las encargadas de destruir de forma selectiva las zonas más ‘viejas’ del hueso, mientras que otras células conocidas como osteoblastos se encargan de reconstruir las zonas que los osteoclastos han destruido. A todo este proceso se le conoce como recambio óseo. ¿Pero entonces qué ocurre con la llegada de la menopausia y la consecuente bajada de estrógenos en la mujer?
En este proceso de recambio óseo los estrógenos tienen un papel especialmente importante, ya que son los que se encargan de regular el ritmo con el que se produce ese recambio, pero con la menopausia y la bajada de estrógenos, el proceso de recambio óseo se acelera y con este, también el ritmo de pérdida de hueso.
De esta manera, se produce una pérdida progresiva de la masa ósea y un deterioro significativo de la calidad del hueso, lo cual expone a la mujer a un mayor riesgo de fractura ósea.
Síntomas de la osteoporosis
Aunque las primeras etapas de la osteoporosis no suelen presentar síntomas
reconocibles, a medida que los huesos comienzan a debilitarse, aparecen los
primeros síntomas de pérdida ósea más destacables:
- Dolor de espalda que podría estar provocado por una vértebra fracturada o aplastada: Esta es una de las fracturas más frecuentes en la osteoporosis de la mujer postmenopáusica. Suelen producir dolores muy agudos en la espalda y condicionar la aparición progresiva de deformidades en la misma.
- Pérdida de estatura con el tiempo
- Microfracturas
- Postura encorvada
- Ruptura de hueso más fácilmente de lo esperado
Mejores maneras de prevenirla
Aunque pueda parecer difícil, la osteoporosis se puede prevenir practicando ejercicio de forma regular, evitando determinados hábitos poco saludables como el consumo de tabaco o alcohol y a través de una correcta alimentación; en la que no debería faltar vitamina D a través de la dieta y si es necesario también a través de suplementos, una correcta ingesta de calorías, así como el consumo de alimentos ricos en calcio como la leche o los derivados lácteos, verduras verdes, almendras o frutas como la naranja.
Por otro lado, la práctica de ejercicio es clave para mejorar la masa ósea y ayudar a mantener su densidad, aumentando además la fuerza muscular. Esta es una de las principales razones por las que la práctica de ejercicio regular puede convertirse en uno de los mejores aliados para ayudar a prevenir la osteoporosis.
En el caso de que las medidas higiénico-dietéticas no sean suficientes, entonces será necesario que un médico especialista instaure un tratamiento farmacológico adecuado. Este tipo de terapias están recomendadas para aquellas mujeres posmenopáusicas con antecedentes de fractura vertebral o de cadera por fragilidad o que sufran osteoporosis diagnosticada en la medición de densitometría.