Volver a la rutina siempre cuesta. Durante las vacaciones nos olvidamos de las responsabilidades y disfrutamos de un tiempo de ocio y diversión. Pero, tras estos días de desconexión y relajación, toca volver al trabajo o a las clases. Algo que no siempre es fácil.
Almudena Molinero (@almudenapsicologacoac), psicóloga coach especialista en ansiedad y estrés, conversa con MagasIN y explica por qué nos cuesta volver a la rutina y cómo podemos hacerla más llevadera.
"En estas semanas de agosto tengo pacientes que me piden ayuda para poder afrontar su vuelta a la rutina, ya que el hecho de pensarlo les causa hasta un poco de ansiedad". Para ella, no hay nada como analizar en detalle qué les preocupa, relativizarlo y marcar un plan de acción para ir afrontando algunas de las tareas o decisiones más relevantes para los próximos meses.
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Comenta que, finalizada la sesión, el alivio físico y emocional es muy importante para empezar a tomar el control. "Trabajándolo, en pocos días nuestra mente y cuerpo ya se habrá adaptado físicamente y emocionalmente a nuestro nuevo estilo de vida."
Por qué cuesta volver
No a todo el mundo le cuesta lo mismo volver a la rutina después de las vacaciones. Si bien la mayoría afronta la vuelta con pesimismo y nostalgia, hay una menor parte que regresa con optimismo y positivismo a una vida ordenada y de hábitos sanos.
Según Molinero, durante las vacaciones disponemos de mayor tiempo libre para disfrutar haciendo lo que nos apetece y nos hace sentir bien. Durante el curso del año, esta circunstancia no se da con frecuencia, ya que la mayoría de horas del día las dedicamos a las obligaciones laborales, académicas o familiares.
"Otro de los motivos es que durante el verano los horarios son más flexibles. Sin embargo, volver a la rutina conlleva unos horarios rígidos que deberemos cumplir sin ningún tipo de excusa", señala.
Y continúa: "Estos cambios de hábitos o rutinas avisan al cerebro de que el estrés vuelve a controlar nuestra vida, produciendo irritabilidad, enfados, alteraciones en el sistema inmune e incluso, en casos más graves, un estado de ansiedad o depresión".
Aunque siempre existen excepciones. De hecho, Molinero señala que durante las vacaciones, al tener que convivir más con hijos y parejas, se producen más conflictos y tensiones familiares y emocionales. "Hay estudios que demuestran que la convivencia durante las vacaciones originan más fricciones y discusiones, de ahí la demanda de servicios psicológicos a la vuelta de vacaciones", señala.
Cómo hacer que cueste menos
Teniendo en cuenta que a la mayoría le cuesta volver, Molinero apunta que el simple hecho de pensar en ello hace cambiar el comportamiento. "Estamos más sensibles, irritables, dormimos peor en incluso sufrimos un poco de ansiedad, ya que el cerebro se pone en modo alerta, desapareciendo la relajación y desconexión".
Para evitarlo, la psicóloga recomienda hacer un balance de lo positivo que nos han aportado las vacaciones, de lo que hemos hecho, cómo hemos descansado, cómo hemos disfrutado y el privilegio de haber tenido esa oportunidad.
"Desde esa energía positiva, permítete enfocar la vuelta como una etapa nueva donde te vas a marcar objetivos y desafíos nuevos en cualquiera de tus ámbitos", sugiere.
Propone no mantener el pensamiento negativo de "tengo que volver a la rutina", sino reemplazarlo por un discurso positivo y motivador como "cuando vuelva quiero hacer..." y hacerlo.
Si has hecho deporte, has comido mejor o has visto más gente que te ha hecho pasar buenos momentos, trata de repetir. "El hecho y pensamiento de querer mantener estos hábitos de autocuidado el resto del año harán que no sientas tanta nostalgia del verano".
Además, recomienda que unos días antes de la vuelta hagas una lista por orden de prioridades de cómo vais a organizaros en casa para que sea lo más fácil y escalonada posible para cada miembro de la familia en función de las necesidades de cada uno.
Recomendaciones para una vuelta a la rutina llevadera según Molinero
Ajusta gradualmente. Será más fácil regresar a tus horarios ajustándolos dos o tres días antes progresivamente. El cuerpo requiere adaptación y no brusquedad en cualquier cambio, ya sea en la alimentación, el ejercicio o las horas de sueño.
Busca nuevos enfoques. Enfoca las obligaciones laborales como el camino para llegar, no solo a las vacaciones, sino a poder pagar una casa, un coche, ciertos caprichos... Los estudiantes deben enfocar la vuelta como un trampolín hacia la autonomía económica y a los más pequeños se les debe recordar que volverán a ver a sus amigos, a retomar actividades que les gustan...
Repartición de tareas domésticas. Será conveniente hacer una pequeña planificación que haga partícipes a todos los miembros de la familia. Se dan muchos casos en los que la mujer es quien desarrolla más ansiedad al volver porque se responsabiliza de más temas de la logística de casa, los colegios y su propio trabajo. La repartición de tareas aliviará ese estado de ansiedad.
Practica ejercicio. El ejercicio liberará el cortisol generado durante la semana y ayudará a producir las hormonas que consigan bienestar y estabilidad en nuestra forma de pensar, sentir y actuar.
Ilusiónate. Si estás pensando hacer cambios en tu estilo de vida a la vuelta de vacaciones, ilusiónate con ello pensando en lo que vas a conseguir.
Sé realista. Si el ser humano estuviera siempre de vacaciones, se convertiría en un hábito del que también se cansaría, no resultándole gratificante al no disfrutar de la misma manera.
No deje que el estrés se apodere de ti. Lo puedes conseguir si tienes gran parte de tareas organizadas y planificadas y no las dejas para el último momento. No procrastines, esto te llevará a aumentar la ansiedad y sentir mal.
Busca motivaciones. Piensa en eventos, celebraciones, nuevos comienzos que tengan lugar a la vuelta y que te hagan sentir motivado al ver las cosas buenas durante el resto del año.