Año tras año, el Palacio de Marivent abre sus puertas para inaugurar el verano de la Familia Real con la tradicional recepción a representantes de los distintos sectores e instituciones de la sociedad de las islas Baleares. Un momento especialmente importante, que este 2024 llega además con una novedad inédita hasta el momento que no ha pasado inadvertida: una silla estratégicamente colocada esperaba a Letizia.
El paseo de Felipe VI, su esposa y la reina Sofía hasta colocarse en el lugar donde se celebra el besamanos ha sido normal, aunque Letizia cojeaba ligeramente, pero ha tenido que sentarse en varias ocasiones mientras iban saludando a los 600 invitados de este acto. Eso sí, lo ha hecho de manera sutil, apoyándose ligeramente en un taburete alto para mitigar el dolor.
Parece evidente que su dolencia de pies sigue causándole molestias, más teniendo en cuenta que durante sus últimos actos públicos había vuelto a llevar tacón sensato. Este 29 de julio, volvía a las sandalias para darles un descanso.
Un momento duro para la reina Sofía
Al margen de esta anécdota, también hay que resaltar la especial complicidad entre la Reina y su suegra. Hacía muchos meses que no se las veía juntas en un acto institucional y este 'reencuentro' llega en un momento difícil para la Emérita, que acaba de perder a su tío, el príncipe Miguel de Grecia, con quien tenía muy buena relación. Han compartido confidencias y Letizia ha estado pendiente de ella en todo momento.
La madre de Felipe VI ha optado por uno de esos conjuntos floreados que tanto le gustan para este tipo de eventos veraniegos y fiel a su costumbre también ha lucido un favorecedor conjunto de pendientes y collar de la colección Modernismo de la joyera mallorquina Isabel Guarch, una de sus preferidas.
Sonrientes, el Rey, su esposa y su madre han ido dando la bienvenida a los asistentes en el incomprable marco del Palacio de Marivent. La anécdota se ha producido con la aparición de un perro guía con uno de los invitados, al que tanto Letizia como la Emérita, grandes amantes de los animales, no han dudado en acariciar. Se repite la misma escena del año pasado.
Tras el besamos, la Familia Real y los asistentes a la recepción han disfrutado de un menú elaborado por dos mujeres, las chefs mallorquinas: Marga Coll y Maca de Castro. Ambas cuentan con estrellas Michelín y han sido reconocidas como unas de las mejores cocineras de la isla.
Los platos que han degustado han sido berenjenas rellenas de carne de cerdo negro mallorquín y salsa de tomates asados, un escabeche de raya con zanahoria y naranja, una crema de cigalas mallorquinas y avellanas, la coca de pimientos asados y paté de Felanitx, coca de calabacín, tomates secos y queso Sa Cabreta, crujiente de lechona de Can Company con mermelada de guindilla, rito de pulpo de roca mallorquín con verduras y Tumbet.
Suma y sigue, también se han servido croquetas de guiso a las cuatro especies, una tartaleta de espinacas con fresa a la pimienta, un tomate con mahonés y alcaparra, pan soplado relleno de estopeta y pan amb oli con queso mahonés y camaiot. En cuanto a los postres: plátano con almendras, un carajillo de ron amazonas y una ensaimada con crema pastelera.
Mientras, la Princesa de Asturias y la infanta Sofía siguen en París disfrutando de los Juegos Olímpicos y apoyando a los deportistas españoles. Letizia las reemplazará a mediados de semana.