Es  directora de Comunicación de DÍA, divulgadora y escritora.

Es directora de Comunicación de DÍA, divulgadora y escritora. Esteban Palazuelos

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Mapi Hermida, autora del libro 'Sí te da la vida': “Hacemos muchas cosas porque nos da miedo parar y reflexionar”

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Dice que es Pilar de día y Mapi de noche. En su vida con gafas es directora de Comunicación. Ahora de DÍA. Pero lo ha sido en L’Oréal o Heineken. Sin gafas, es periodista y escribe. Hasta hace poco, su blog "La gastrónoma". Desde hace unos meses, el libro que acaba de publicar y que explica en parte cómo es capaz de hacer tantas cosas en 24 horas. Su título: Sí te da la vida.

No le falta elocuencia ni al título ni a la autora. Mapi Hermida, que forma parte de las Top 100 Mujeres Líderes, ha desarrollado uno de esos ensayos que se presta a subrayar y marcar y a acompañarte desde la mesilla de noche o desde la mesa del despacho para cambiarte el concepto del tiempo.

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Últimamente se habla mucho de propósito. Y es una de las primeras palabras que aparece en el libro. ¿Cuál es el tuyo con su escritura?

Compartir, que tiene mucho que ver con mi propósito de vida. Escribir este libro surge de mi propio viaje de desarrollo personal, crecimiento y autoconocimiento. He intentado plasmar en él todo lo aprendido. Y eso se vincula mucho con ese propósito más personal que tengo, como inquieta y curiosa que soy, de intentar aprender todo lo que puedo.

En el libro escribes que el doctor Luis Rojas Marcos dice que en la vida existen ángeles de carne y hueso. ¿Quién ha sido el tuyo o los tuyos?

Dice además que su dicha se entiende a través de la dicha de los demás, que me parece una frase preciosa. En mi caso, es mi madre, cuyo propósito en la vida era que sus cinco hijos salieran adelante. Mis padres se divorciaron cuando yo era muy pequeña, la empresa familiar quebró y ella tuvo que desempolvar la máquina de escribir y hacerse cargo de todos nosotros para que tuviéramos un porvenir. Todo su tiempo iba orientado a ese propósito.

Esteban Palazuelos

A veces decimos que no tenemos tiempo, y sí lo tenemos, pero lo dedicamos a cosas diferentes a las que decimos querer.

Totalmente. No nos falta tiempo, nos sobran distracciones. Yo lucho contra el mito del no me da la vida porque es muy relativo eso de no tener tiempo. Contamos con unas 4.000 semanas, 30.000 días, 700.000 horas, que es más o menos la esperanza de vida de una mujer como tú y como yo, unos 85 años. Dime tú si eso es mucho o poco tiempo. Cada uno de nosotros temenos 24 horas al día y de cada uno de nosotros depende qué hacer con ellas.

La reflexión no pasa por buscar más productividad, eficiencia, eficacia, que siempre van muy orientados a cómo hacer que tu día en vez de 24 horas tenga 48. Como explico en mi libro, se trata de dar valor, de hacer significativas esas 24 horas.

Hablas de tiempo cronológico, biológico y psicológico. ¿Cuál es la diferencia?

Cronológico es el devenir del paso de las horas y de los días. Es el tiempo tal cual lo entendemos. El biológico lo dicta el DNI. Tampoco podemos influir en él. El psicológico, que es del que habla el libro, es el que realmente me interesa, es el que está en nuestra cabeza.

El psiquiatra Norman Doidge habla de la teoría de la neuroplasticidad. Explica cómo todos podemos moldear nuestro cerebro, solo tenemos que proponérnoslo. Bueno, pues eso realmente es lo que yo creo, que nosotros podemos ser responsables de nuestro tiempo vivido y moldearlo en nuestras cabezas, porque cuánto mide en el cerebro un buen recuerdo.

Normalmente, mucho, lo rememoramos con muchísima nitidez. Y luego hay momentos de nuestra vida que dices llevo tres meses que no sé ni lo que he hecho. ¿Por qué? Porque ese tiempo no ha sido memorable. Entonces, el objetivo del libro es dotar de valor a ese tiempo psicológico.

Entrevista con Mapi Hermida Esteban Palazuelos

¿Y a ti cuánto te ha llevado moldear tu cerebro?

Ahí sigo. Yo empecé este viaje de entender el tiempo desde muy pequeña. Es un tema sobre el que he leído muchísimo, y es un concepto muy místico, porque en el fondo el tiempo no existe, lo hemos inventado. Lo dice Heidegger, el filósofo alemán, que nosotros somos tiempo. No es que estemos en el tiempo, es que somos el tiempo. Tú eres el gestor de tu propia agenda, de tus prioridades, de tu vida.

Yo era una cronópata, siempre buscando que todo mi tiempo fuera productivo. Y cuento en el libro que con 30 años era la mujer más productiva del planeta. Era directora de comunicación en una multinacional, tenía redes sociales, hacía deporte, corría maratones, veía a mis amigos… hacía demasiadas cosas.

Iba como pollo sin cabeza. En esa época me quité bienestar, me quité horas de sueño, de ocio, de estar con mis seres queridos. Y peté. Empecé a tener problemas de memoria, muchísimas lagunas y comencé a entender, a investigar y acudí a terapia.

A veces necesitamos una bomba que nos haga reaccionar, porque tal vez estabas obsesionada con el tiempo, pero no estabas dedicándolo a lo que querías.

Eso es escasez de tiempo. Igual que existen pobres de bienes, existen pobres de tiempo en el siglo 20. Es la enfermedad de la prisa, el síndrome de la vida ocupada. Y tiene muchas consecuencias sobre nuestra salud; repercute en ansiedad, estrés, hipertensión, dolores digestivos. En mi caso afectó a la memoria.

Estaba en una reunión y no sabía de lo que iba a hablar, o se me olvidaba el nombre de mi portero de toda la vida. O sea, cosas muy evidentes. Fui a diferentes hospitales, terapeutas, neurólogos, me hicieron todo tipo de pruebas y me decían que estaba perfectamente. Fue en terapia cuando empezamos a tirar del hilo.

Aprendí a ensanchar ese tiempo sin querer estirarlo, dándole más significado. Y lo más curioso es que a veces eso pasa por parar, por descansar…, cuando para mí era todo lo contrario, todo mi tiempo tenía que ser 100% productivo.

¿Por qué hay personas que aprovechan hasta un segundo y otras que no tienen esa necesidad?

Nos han enseñado que la productividad es síntoma de éxito. De alguna forma, hay un estigma social de que cuanto más informes, más mails, más llamadas hagas, más personas veas, tienes un mayor reconocimiento. Es una falsa creencia. De hecho, parece que el miedo que tenemos no es tanto a dejar de hacer cosas, sino a parar para reflexionar. Vamos poniendo parches para no tener que reflexionar sobre nuestra propia vida. Y, luego, hay personas que se les pasa la existencia sin pena ni gloria, o sea que llegan a los 80 y se preguntan qué han hecho con su vida.

Mi libro es para gente valiente, con ganas de comerse el mundo y disfrutar de este tiempo que se nos ha dado, que es el bien más valioso que tenemos. Muchas personas, especialmente las mujeres, sienten que carecen de él para completar todas sus tareas durante el día. De alguna forma, están cediendo a otros la responsabilidad de su tiempo; no puede depender de tu familia, de tus hijos, de tu jefe…

Esteban Palazuelos

Esteban Palazuelos Esteban Palazuelos

¿Qué relación hay entre tiempo y felicidad?

Es directamente proporcional. La profesora de la Universidad de UCLA Cassie Holmes ha escrito el libro Happier Hour, en el que estudia precisamente esta relación entre felicidad y tiempo. Y explica que las personas más felices son las que se sienten responsables de su tiempo y lo dotan de mucho valor. Dice que como mínimo debemos destinar unas dos horas diarias al ocio; entre dos y cinco horas se tiene tiempo más feliz. Pero es muy curioso porque la curva de esa felicidad desciende a partir de las cinco horas de ocio.

¿Cómo ves que se reduzca la jornada laboral?

Creo que se trata de equilibrar, no tanto de hacer más o menos, sino de equilibrar. Es importante entender que a veces sentimos que nuestro tiempo de trabajo es malo y el de ocio, bueno. También se trata de encontrar ese propósito y esa felicidad en nuestro trabajo, al que dedicamos un tercio, si no más, de la jornada. Y en muchas ocasiones ese propósito no está en lo que haces, sino en cómo lo haces.

Parece que los jóvenes prefieren tiempo a dinero.

La generación Z tiene muy claro que su tiempo vale mucho. Yo los veo en la oficina que, durante el día, serán muy productivos, pero, vamos, es la hora de salida y no te regalan ni un minuto. Yo hablo de los euros de la felicidad. A veces, si gestionásemos nuestro tiempo como si fuese un recurso económico, nos iría mucho major.

¿Cómo hackeas esos pensamientos de "no llego"?

El famoso no me da la vida revierte en la sensación de escasez, que son pensamientos limitantes. Yo hablo de sí me da la vida, porque significa cambiar el punto de vista, enfocarte en lo que tienes en lugar de en lo que no tienes. En vez de decir no me da la vida, puedes decir que tienes otras prioridades, que es mucho más positivo. Por ejemplo, hacemos listas de lo que tenemos que hacer, pero nunca de lo que hemos hecho.

En tu libro hablas de los ladrones del tiempo. ¿Quiénes son y cómo actúan?

Hay un gran ladrón, que es esa velocidad de la sociedad de las prisas, porque por el camino nos estamos dejando cosas. Otro es el estrés, que es un acortador claro de vida. Y también las redes, lo que llamo confetti de tiempo, muchos segundos que la tecnología nos roba, sin darnos cuenta y que cuando los sumas, son minutos y horas del día.

El psicólogo Luis Muinho, que hace el podcast Entiende tu mente, me decía que contra estos ladrones no se puede luchar, que no podemos vivir en una burbuja o ser ermitaños. O sea que en cierta medida hay que aceptarlos porque la tecnología también nos facilita la vida. Se trata de entender cómo funciona y poner ciertas barreras.

Esteban Palazuelos

Esteban Palazuelos Esteban Palazuelos

Me gustaría volver al tema de la productividad. ¿Qué diferencia hay entre ser productivo y estar ocupado?

Parece que es lo mismo, pero no tiene nada que ver. A veces queremos estar ocupados y en el fondo no estamos siendo productivos. Gestionar nuestro tiempo no es solo administrar nuestra productividad. De hecho, en muchas ocasiones tenemos que ejecutar cuando no somos productivos para luego serlo mucho más. Por eso es muy importante diferenciarlo.

¿Procastinas?

Intento no hacerlo mucho. Hay un término que me apasiona que es embargos de tiempo futuro. A veces damos menor relevancia a nuestro presente y mayor al futuro, que parece que va a valer más, cuando lo normal sería que valiera lo mismo. Hay cosas que no vamos a hacer en el presente, y le damos el patadón, y decimos esto ya lo haré… Y lo malo es que ese momento llega, y cuando llega te toca volver a procastinar, y tienes un problema.

En el libro dices "hemos visto que no construimos nuestra vida ahorrando tiempo, sino enfocándonos en la vida que realmente queremos". ¿Tú sabes la que quieres? Yo quiero tener esa sensación de bienestar y de paz que te da el sentir que estás viviendo intensamente ese tiempo que nos han dado. Daniel Goleman habla del estado óptimo. Para mí sería un tiempo contado de muchísimo valor.

También depende de tus valores.

Tienen que estar perfectamente conectados; de hecho, hay un ejercicio que consiste en trabajar tu propósito, identificando tus valores, porque todo el tiempo bien invertido va a tener que ver con ellos. Para mí un valor es el que me enseñó mi madre: el esfuerzo, el aprendizaje. Si tus valores son familiares, pasa tiempo con tu familia; si son el trabajo y el esfuerzo, tiene sentido que tu vida la dediques al trabajo. Todos son legítimos.

¡Y defiendes la tan demonizada multitarea!

Creo que hay que diferenciar según el tipo de multitasking. Una cosa es el simultáneo, es decir, que puedes estar haciendo deporte y escuchar un podcast, por ejemplo, y otra cosa es el multitasking en línea, que es ir alternando tareas. Ese no lo aconsejo, porque de alguna forma cada tarea tiene una energía de activación y vas agotándolas, y cada vez te cuesta más retomar la tarea. Pasa mucho con los estudiantes. Si están mirando el móvil, cada vez que se vuelven a poner a estudiar, les cuesta más.

Yo defiendo el multitasking inteligente, que consiste en realizar tareas automáticas perfectamente compatibles con tareas menos automáticas o más de reflexión. Cuando tú estás haciendo, por ejemplo, ejercicio físico, puedes compatibilizarlo con una tarea más intelectual. También hablo de cómo hackear tareas. Si no te gusta planchar, ponte una serie mientras lo haces.

¿Tú lo practicas?

Yo me levanto a las 06:30, de hecho hablo en el libro de las mañanas milagrosas, que no significa madrugar. Pero para mí son especialmente relevantes porque soy fiel creyente de que según empiezas el día lo acabas. Entre las 7 y las 08:30 tengo mi hueco de aprendizaje. Mientras hago deporte me pongo un podcast en inglés, escucho las noticias, otro podcast más tipo lifestyle, llamo a mi madre…

Las mañanas me cunden mucho. Se trata de que ese primer momento lo trabajes desde un punto de vista de bienestar físico y emocional, pero también de que seas responsable de tu tiempo desde que amaneces. Si te levantas, y te dedicas a mirar el móvil, ya estás comenzando tu día en modo reactivo, respondiendo a la gente, en lugar de hacerlo en modo proactivo, dominando las riendas de tu día.

Recomiendas dejar tiempo para los imprevistos.

Claro, porque la gente dice que no tiene tiempo para esto o para lo otro. Y yo digo bueno, pues si tu hija se pusiese mala y tuvieses que ir a por ella a la guardería, ¿tendrías o no tendrías tiempo? O si se te rompe una cañería y se te inunda la casa… Por eso, en la agenda hay que dejar lo que yo llamo colchones de tiempo, que te permiten jugar un poco con los tiempos.

También recomiendas no dejar que nada ni nadie nos robe el tiempo.

Eso es súper importante y ahí entra en juego la asertividad. No hay que decir que sí a todo, que a veces lo hacemos porque sentimos culpabilidad. La asertividad pasa por saber decir bien que no, que es un derecho. Pero hay que saber decirlo sin excusas ni rodeos. Puedes agradecer, puedes reconocer, puedes decir "oye, pues mira, no puedo ir, pero te deseo lo mejor".

Las personas que trabajamos mucho, debemos mezclar las listas de tareas personales y profesionales.

Yo creo que sí, porque no somos seres separados. La vida profesional y la personal al final están completamente imbricadas. A veces yo ni siquiera sé cuando soy la Mapi personal o la Pilar profesional. Al final en nuestra vida somos profesionales y personas, así que separarlo me parece un error.