Antía Yáñez dejó la ingeniería por las letras para 'molestar' con sus obras: "Han pervertido la palabra feminista"
- La escritora ha publicado su octavo libro El clan de las barbies, una distopía en la que explora los límites de la violencia y la venganza de las mujeres.
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De joven, los libros fueron su vía de escape porque "al ser del 1991, no tenía redes sociales ni Netflix en la adolescencia". Sin embargo, Antía Yáñez (Burela, Galicia) acabó estudiando Ingeniería de Caminos. Y qué caprichosa la vida, que le devolvió al sendero de la lectura años después, o más bien de la escritura, pues ahora ya va por su octava novela.
Algunas en gallego y otras en castellano o incluso catalán. Unas para un público infantil y otras para el juvenil. Sobre salud mental, violencia machista... Incluso su libro Plan de Rescate ha sido incluido en la selección IBBY 2023 de libros destacados para jóvenes con discapacidad. "Cuando hay un personaje en silla de ruedas, parece que automáticamente se habla de discapacidad; pero este es de aventuras. ¿Por qué un niño en silla de ruedas no puede vivir aventuras?".
Ahora, Antía vuelve a la carga con El clan de las Barbies (Contraluz, 2024), que habla de precariedad femenina, discriminación e injusticia; pero también de cómo superarlo. ¿Podría la violencia y la venganza llevarse por delante todo aquello que tenemos "erróneamente normalizado"?
Distopía y venganza femenina
Este libro es, como la autora afirma, "una historia de venganza femenina". Aunque no está segura de que le guste esa etiqueta: "¿Por qué los relatos de hombres se catalogan como 'venganza' y los de mujeres como 'venganza femenina?", reflexiona. Sea como sea, refleja la vida de tres mujeres que, tras vivir al borde del abismo durante mucho tiempo, deciden traspasar los límites de la violencia.
Estas son Alma, Carla y An y, entre las tres, el lector consigue explorar el mundo de la prostitución, la pobreza, la inmigración o el rechazo de una familia que no acepta la transexualidad de su sucesora. Pero hay más: "Es una distopía porque introduzco en el libro un avance científico que a día de hoy no existe", explica. De hecho, hace de él una de las piedras angulares del libro, pues las protagonistas se conocen de manera fortuita en la fría sala de espera de una clínica de fertilidad.
Además, la propia autora señala que ha bebido de referentes como El cuento de la criada, Escupiré sobre vuestra tumba o Revenge, de la directora de La sustancia. "También tuve claro que me apoyaría en documentos para contextualizar cada capítulo, así podía describir la sociedad dentro de 100 años", comenta.
¿Qué papel tiene tu tierra en tus libros?
Sí creo que mi lengua tiene un fuerte componente de mi identidad, pero aunque yo hablo y pienso en gallego, leía más en castellano. En mi adolescencia quería los libros que salían fresquitos del horno y llegaban antes en castellano, así que cuando leía en gallego hasta me parecía una lengua extranjera, me notaba rara. Ahora me pasa al revés.
"He intentado recuperar palabras en gallego que estaban en desuso porque hasta para insultar ha llegado la globalización"
En Galicia hay mucha gente gallegohablante que va con prejuicios hacia los libros en nuestro dialecto porque a mi suegra, por ejemplo, cuando iba al cole le pegaban por hablarlo. Y mi suegra no es de hace 200 años.
La dedicatoria es para "todas esas mujeres cabreadas, y a los hombres que entienden por qué lo estamos".
Sí, no hay más que ver el perfil de Instagram de Cristina Fallarás. Las redes sociales tienen muchas cosas malas y también tienen otras cosas buenas.
Ahora mismo hay mucho hartazgo de las feministas, pero porque hemos llegado a pervertir la palabra 'feminista'. A ti si te preguntan si eres feminista, ¿qué dirías? Yo lo mismo que si me preguntaran si soy demócrata. Pues claro, ¿cuál es la alternativa de ser demócrata? ¿Cuál es la alternativa de ser feminista?
Hay gente que pretende hacerte creer que las feministas quieren la superioridad de la mujer. Y eso es mentira. Entonces yo creo que sí, que estamos muy cansadas. No podemos estar haciendo reivindicaciones y luchando todo el tiempo, y más por redes sociales.
Centrémonos ahora en los personajes. An, Carla y Alma. En fotografía, los tríos causan armonía en el cuadro. ¿Por qué has decidido que sean tres? ¿Pasa lo mismo en la literatura?
Porque dos eran muy pocas y cuatro eran demasiadas (ríe). Además, como tienen que vivir situaciones muy complicadas para alcanzar su límite, pensé en hacerlas vivir situaciones extremadamente duras.
Intento siempre huir de los clichés y los prototipos en los libros, pero, en este caso, quería reflejar todas las problemáticas que pueden sufrir las mujeres o las personas trans en este mundo que las lleva a traspasar la línea.
Rápidamente, pensé en el tema de ser una mujer migrante, del abuso infantil, la pobreza, vivir en la calle o dedicarte a la prostitución. Era demasiado para meter una cuarta mujer. Es que lo que tú decías de los tríos: Las Supernenas, Embrujadas... todas son tres y con cuatro parece que se desdibuja el cuadro.
En el libro lanzas la siguiente pregunta: ¿qué pasaría si usáramos las mismas herramientas que la sociedad ha usado contra nosotras?
Pues que sería un caos. Lo comentaba con mis amigas hace unos días y me decían que no podríamos organizarnos socialmente impartiendo venganza y no justicia, porque siempre hay víctimas colaterales.
Hablemos de violencia. Dices literalmente que "es la herramienta de la desesperación", pero "hasta para ejercerla hay roles de género". ¿Qué relación crees que tenemos esta sociedad con ella?
Te voy a poner un ejemplo sobre un paper que leí hace no mucho y que explicaba por qué la mayoría de reclusos de las cárceles eran hombres. La teoría de los años 60 era que las mujeres estábamos en casa porque no teníamos las mismas oportunidades para delinquir: no íbamos a los bajos fondos, no nos metíamos en la droga...
Por lo visto, si las mujeres nos incorporásemos al mercado laboral en iguales condiciones, la delincuencia también se igualaría. Pero eso no pasa. Las formas de machismo han evolucionado y ahora son más sibilinas, y las tasas de criminalidad desglosadas por sexos siguen siendo muy bajas.
La teoría que ahora se baraja es que no se socializa igual a hombres y a mujeres porque a nosotras se nos educa en priorizar siempre a la familia y no en la violencia. En mi libro quise explorar qué pasaría si las mujeres apostasen por esa opción. ¿Por qué no lo somos a pesar de estar tan cansadas de todo?
¿Por qué venganza femenina?
No soy muy fan de las etiquetas, aunque entiendo que a veces son importantes. La de female range, furia femenina, me gusta y no me gusta a la vez, porque cuando ellos hacen una novela de venganza no les ponen masculino. Lo suyo es venganza y lo nuestro es venganza femenina. Venganza rosita.
¿Crees que es tu libro más arriesgado?
Puede ser. Este libro fue simplemente un gusto personal, una amalgama de cosas que a mí me gusta leer o ver. Es un libro de venganzas femeninas, de estas que no se encuentran habitualmente. Aunque a veces hay gente que intenta buscar otra lectura.