Ángeles Caso (Gijón, 1959), ganadora del Premio Maga de Magas al mejor ensayo del año, publicaba en 2005 Las olvidadas (Planeta), desvelando la vida de mujeres creadoras en el amplio periodo entre la Edad Media y finales del siglo XVII. Para la historiadora Michelle Perrot, pionera en el estudio de la historia de las mujeres, están siendo las propias mujeres quienes afrontan “la investigación sobre sus antepasadas, a fin de comprender las raíces del dominio que padecieron y el significado de las relaciones entre los sexos a lo largo del tiempo y a través del espacio”.
Con ese espíritu de corregir el relato histórico, poniendo la atención en el olvido de grandes mujeres, Ángeles Caso, se propuso abordar con Las desheredadas un ambicioso proyecto: la reconstrucción de una genealogía cultural femenina formada por mujeres que rompieron con lo que la sociedad pretendía imponerles y se atrevieron a crear y pensar un mundo más justo. La autora, en los retratos de las extraordinarias mujeres reseñadas, ausculta con una mirada amplia las mutaciones de la situación del género femenino. No lo hace solo como historiadora, sino también como socióloga, investigadora, divulgadora cultural, y, algo muy importante para el público lector, sus dotes de narradora convierten este original ensayo en una crónica amena, tan afinada y rigurosa como alejada de los clichés.
Nueve capítulos, una historia
Cada uno de los nueve capítulos remite a un momento histórico y a pasos adelante en un campo vedado hasta entonces, con protagonistas valientes y en lucha por los avances de todas las mujeres. Los subtítulos de los nueve, son iluminadores: “Pintoras del siglo XVIII”; “La ambición de las ilustradas”; “Las ilustradas españolas”; “Las revolucionarias traicionadas”; “Las grandes autoras del XIX”; “Las escritoras españolas del XIX”; “Las artistas del XIX”; “Los orígenes del feminismo”; “El primer feminismo español”. La ensayista, traductora y novelista Ángeles Caso, ganadora del Premio de novela Fernando Lara, del Premio Planeta y de otros reconocimientos internacionales, sin perder el pulso de los datos históricos, inicia cada capítulo con un episodio en forma narrativa.
El primer capítulo nos lleva al 31 de mayo de 1783, en París. Dos pintoras iban a ingresar en la Academia Real de Pintura y Escultura por decisión de Su Majestad Luis XVI. Adélaïde Labille-Guiard, de treinta y tres años, y Élisabeth Vigée Le Brun, de veintisiete. Para la autora el gusto por la estética femenina de la época era algo más que apariencia. Dos mujeres reinaban a la vez en Europa: “Dos auténticas emperatrices, María Teresa de Austria, que gobernó los inmensos dominios de los Habsburgo desde 1740 hasta 1780, y Catalina la Grande, que controló los no menos inmensos territorios de Rusia desde 1762 hasta 1796”, escribe Caso. Grandes pintoras triunfaban en Europa, la berlinesa Anna Dorothea Therbusch, la sueca Ulrika Pasch o la suiza Angelika Kauffmann. En España no faltaban creadoras, pero en 1752, cuando se fundó la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, no se aceptaban académicas de pleno derecho.
Entendemos la fuerza de las mujeres ilustradas con el relato sobre Lady Mary Wortley Montagu, esposa del embajador británico en Constantinopla. Ángeles Caso sabe graduar la emoción e imaginamos, en el año 1717, a Lady Mary Montagu investigando cómo era posible que en esa zona del mundo no se produjesen epidemias de viruela como las de Europa occidental. Mucho antes del invento de la vacuna de la viruela en 1796 por el médico británico Edward Jenner, el Imperio otomano frenaba los contagios gracias a una vieja técnica, procedente de China: la inoculación de la enfermedad. Ángeles Caso relata cómo Lady Mary escribió numerosos artículos y recomendó la utilización de la inoculación entre sus círculos. Pero, como afirma la autora, “la historia de la medicina ha borrado el nombre de lady Mary Montagu”. En este capítulo se recrea la evolución de las universidades y también el mundo de los salones franceses donde el activismo intelectual de las mujeres de la alta sociedad era notorio.
La matemática y filósofa Émilie du Châtelet, la cultísima Madame Du Deffand, amiga de los enciclopedistas, la científica boloñesa Laura Bassi, la matemática Ada Lovelace, hija biológica de lord Byron, o su tutora, la matemática y astrónoma Mary Somerville, son algunas de las audaces ilustradas que cobran aquí vida.
Imposible en este espacio acercarnos a todas las mujeres a las que vemos, cuerpo y espíritu, retratadas con la claridad y la transparencia del lenguaje de Ángeles Caso. Entre nuestras ilustradas, Josefa Amar y Borbón, oradora insigne; la condesa de Montijo y la duquesa de Osuna que fueron artífices del proyecto reformador que iluminó España durante un breve momento en la segunda mitad del siglo XVIII. Muy intenso el capítulo de las “revolucionarias traicionadas”, con Mary Wollstonecraft, la pionera que había publicado, en 1792, Vindicación de los derechos de la mujer, en su viaje a la Revolución Francesa. Activas revolucionarias como Olympe de Gouges, Anne Théroigne de Méricourt o Claire Lacombe, se sintieron marginadas por los hombres; De Gouges publicó “su Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana, un texto revolucionario de la Revolución”, dirá la ensayista.
Más conocidas las grandes escritoras inglesas del XIX, con las hermanas Brontë de protagonistas y el miedo a la autoría y los seudónimos de las escritoras. En la España del XIX, la enorme figura de Pardo Bazán crece evocada por Caso y enfrentada a los hombres implacables de una Academia machista. Entre retrocesos y pasos de gigante, las mujeres afianzaban su identidad. La figura de Flora Tristán, autora en 1838 de Peregrinaciones de una paria, impactó en los círculos radicales. Como comenta Caso “la autodenominación de «paria» fue inmediatamente compartida por todas las mujeres que, como ella, no tenían sitio en la sociedad burguesa porque se negaban a ocupar el lugar asignado”.
La historia de las arrinconadas por el tiempo está amasada con la tierra más auténtica que pisaron sus pies marcando fuerte sus huellas para no ser olvidadas. Ángeles Caso recorre con verdad y talento esos caminos para resucitar la herencia que dejaron aquellas mujeres.
Los premios
Estos galardones, de gran relevancia para la literatura y el periodismo, cuentan con varios patrocinadores, comprometidos con la visibilidad de las mujeres y el reconocimiento de un sector en constante cambio.
Desde este año, los Maga de Magas se eligen y entregan con la colaboración decisiva de la Fundación Ramón Areces, que desde sus orígenes crea y desarrolla los instrumentos necesarios para dinamizar la investigación científica, estimular la producción cultural y fomentar el liderazgo femenino.
Además, los premios cuentan con el patrocinio de Musa, que ofrece soluciones científicas y revolucionarias para cada fase vital de la mujer, Shiseido, firma cosmética que une belleza y bienestar desde 1872, Evolus, empresa farmacéutica que busca construir mercados laborales más flexibles, inclusivos y sostenibles para las personas, y Codorníu, empresa líder de cavas más antigua de España, símbolo de pasión, innovación y fidelidad.