Isabel Gemio comparte el micrófono del pódcast Arréglate que nos vamos de Magas y EL ESPAÑOL conducido por Cruz Sánchez de Lara y Charo Izquierdo.
"De qué me sirve tenerlo todo, si no soy nadie" arranca el pódcast Charo Izquierdo.
"Te veo que vienes muy filosófica. No sé si es que te has equivocado de micrófono y te vas a hacer un Buenos días Las Vegas o que realmente sabes que estamos sentadas con alguien que es muy espiritual", apostilla Cruz Sánchez de Lara ante el micrófono.
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"Te puedes imaginar que la frase no es mía, pero aciertas cuando hablas de filosofía porque en efecto es de un filósofo. Es de Javier Gomá, que además es el director de La Fundación Juan March, y la leí hace un tiempo en una entrevista que le hicieron. La guardé como oro en paño como una idea que deberíamos tener todos en la cabeza permanentemente", añade Charo.
"Es que Javier Gomá tiene muchísimos títulos, pero además es el marido de una de las consejeras de Magas", dice Cruz.
"La verdad es que cuando leí esta frase pensé en nuestra invitada, que es una mujer que más allá de la profesión de periodista, lleva muchos años empeñada en ser cada vez más humana para devolver humanidad a la sociedad y para estar bien con ella misma. Querida Isabel Gemio, gracias por venir a este vídeo podcast. Yo te siento muy Maga", introduce Izquierdo a la invitada.
"La vida sin magia es mucho menos interesante", avanza Isabel Gemio.
"Magia del Oeste, por supuesto", dice Cruz.
"Magia extremeña, sí. Yo creo que todos podemos ser magos en algún momento de la vida y la magia la tenemos que crear en cada momento, cada uno", añade Gemio.
Isabel Garbí a los 21 años
"La verdad es que tú has hecho magia hasta con tus apellidos. Cuéntanos eso de Isabel Garbí", le pide Sánchez de Lara.
"Es el nombre de un viento en catalán. Cuando llegué a Cataluña con 20 años entré en Radio Barcelona y allí, el director de programas de entonces, Castelló Rovira, que era un dios, me dice: ¡Gemio, Gemio te lo van a catalanizar. Qué raro ese apellido, yo no lo he oído nunca. Tenemos que cambiar el apellido! Y yo ¡Ay, mi padre! De hecho no lo entendió pobrecito. Y luego me supo fatal. Y cuando ya llegué a la tarde de Televisión Española me dije que ya se irían acostumbrando y sino qué le vamos a hacer. Pero me puso Garbí, que era el nombre de un viento que necesitaban los pescadores para volver a puerto. Me convenció por ahí, por la cosa poética", explica Gemio.
"Pero es que no hay nada como lo que es tuyo", añade Cruz.
"Cuando fui la chica de la radio fui Isabel Garbí, con 21 añitos. Cuando eres una cría y un jefazo te da un horario maravilloso, te da un programa de una a 06:00. AM y aquello tuvo un éxito brutal, ¿qué le voy a decir?, ¿qué no?", aclara Isabel.
Éxito temprano
"¿Cómo se lleva ese éxito a los 21 años?", le pregunta Charo Izquierdo.
"Pues yo era muy inconsciente. Trabajaba, me pagaba el alquiler de mi piso. Me acuerdo que ganaba 33.000 pesetas y el piso me costaba 21.000. Claro, comía mucho bocadillo y tuve una gastritis tremenda, me acuerdo.Trabajaba por la noche y dormía por la mañana, y para mí fue una oportunidad", explica la comunicadora.
Y añade: "El medio realmente me eligió a mí. A los 16 años empecé en Radio Extremadura, era una niña. Pero es que ahora lo recuerdo y veo a mis hijos cuando tenían 16 años y me digo que cómo es posible. Me dieron oportunidades y me fascinó la comunicación".
"¿Qué haces para estar así de bien? Porque Isabel está estupenda, radiante, brillante, con una piel fabulosa, un tipazo. Y aquí queremos todos los trucos", pregunta Cruz.
"Creo que hay algo que no tiene ningún mérito, que es la genética. Muy importante, como sabemos, ya que decide la salud y el aspecto de todos, la genética de nuestros padres. Mi madre no tenía arrugas cuando murió con 72 años. Y luego, por supuesto, cuidarse. No vamos a andar con tonterías. El ejercicio para mí es fundamental. Me aburría como una ostra en el gimnasio, pero me da igual. Me voy todos los días que puedo al gimnasio. Camino mucho. Me gusta la naturaleza. Y luego quizás también tener paz mentalmente", comenta la invitada.
Meditación cada día
"¿Qué haces para tener paz?", pregunta Izquierdo.
"Hago meditación todos los días. He tenido mis profesores. He conocido todo un mundo que a mí me alimenta y me nutre muchísimo. Creo que todo está en el interior, fuera no puedes esperar nada. Fuera hay vanidad, máscaras sociales, mucha hipocresía. Cuando pasas grandes adversidades en la vida, yo creo que solamente encuentras las respuestas dentro de ti. No hay más", asegura.
Y continúa: "Y ese es un camino espiritual que lleva muchísimo tiempo. La meditación no es fácil. Hay gente que dice que no sabe meditar porque cuesta muchísimo, cómo paro la mente y en realidad, no la paras. Lo que haces es aquietarla. Nuestra mente siempre está muy convulsa, con muchos pensamientos. Y ahora, en esta época que vivimos tan de prisa. Tan aceleradamente. No hay tiempo para reflexionar.Todos deberíamos parar unos minutos al día y pensar qué nos gusta, qué no nos gusta. Y yo estoy ahí desde hace ya años. Si no, creo que me hubiera vuelto loca en algunos momentos de mi vida".
"Es que el mundo en el que tú te has desarrollado es un mundo muy loco, de mucho trabajo. Hablabas de los 16, pero es que has seguido así y seguiste con tus programas de televisión hasta los últimos años en Onda Cero", añade Charo.
"Los últimos 14 fueron más tranquilos. La radio es distinta a la televisión. No tiene nada que ver. La radio es como estamos aquí, más íntimamente. No hay una gran parafernalia, un gran plató. Cientos de personas por ahí pululando alrededor. La radio es más personal, más íntima, más directa, más cercana... Por eso yo creo que la radio precisamente no ha entrado en crisis, a pesar de las nuevas tecnologías, la radio sigue con una salud tremenda. En cambio, la televisión no. La televisión no deja de perder espectadores", explica Gemio.
Y añade: "Y la radio la viví muy tranquilamente, muy feliz porque hacía un programa que me pedía mi cuerpo y mi alma. Más la cosa social, con esas inmensas minorías que digo yo que no tienen mucha voz y mucho espacio en los grandes medios, la cultura, la filosofía, la poesía. Y tuve la suerte de tener a un público maravilloso que seguía todo eso que yo le ofrecía, y lo disfruté muchísimo. Pero la televisión es estresante. Yo he estado en prime time casi siempre. Y ese éxito lleva mucha tensión. Y tienes muy poco tiempo para pensar".
Sorpresa, ¡Sorpresa!
"La época de Sorpresa, ¡Sorpresa! tuvo que ser..." dice Cruz.
"Fue tremendo pero bueno, maravilloso. Todos estamos aquí para tener éxito, para llegar a la gente. Y yo he tenido esa suerte de formar parte de equipos maravillosos Aquel era un programa muy grande y muy difícil, sin pinganillo, a capela. Lánzate cuatro horas y media en directo todas las noches. Después de aquello ya me sentí capaz de todo", explica Isabel Gemio.
"Esta frase que has dicho ahora: 'A todos nos gusta tener éxito, para llegar a la gente' quizás sea una buena definición de éxito. Conectar con la gente", afirma Cruz.
"El éxito para mí, es que lo que piensas y cómo eres tenga que ver con lo que dices y con lo que haces. No dejar de ser tú. En un mundo en el que todo el mundo te quiere cambiar o todo el mundo te dice lo que tienes que hacer y cómo tienes que hacerlo. El éxito efectivamente es llegar a la gente y emocionar a la gente. El éxito es que una persona me diga, como me lo dicen ahora todavía a través de mis redes: 'Tú me cambiaste la vida o tú me has emocionado'. El éxito es estar bien contigo misma en la vida, hagas lo que hagas", confirma la invitada.
"Si eso nos enseñaran cuando somos pequeños, que lección más grande llevaríamos aprendida", añade Cruz.
Ansiedad heredada
"Tú qué le dirías a aquella chica de Alburquerque, que se estrenaba en Radio Barcelona" pregunta Charo.
"Que se relajara un poco más y disfrutara un poquito de todo. Uno de mis rasgos es la ansiedad. Mi madre lo era. Eso también lo heredé de ella. Y por eso he tenido que llegar a la meditación y a trabajar mi mente y mi mundo interior, porque la he sufrido de verdad, con ataques de pánico incluidos" explica Gemio.
Y añade: "Hay un 20% de personas o más, que sufren ansiedad, personas que se ven muy limitadas en su vida por ello, yo lo he sufrido y lo he vivido. Por esa tensión, por esa presión, por esa forma de ser convulsa por dentro. Entonces le diría a esa chica relájate, disfruta, da lo mejor de ti, pero ya está".
"La perfección no existe. La excelencia sí. Creo que la perfección se puede buscar. Como decía Galeano, la utopía siempre está ahí, para que caminemos, la busquemos y vayamos hacia ella, pues la perfección es lo mismo, dicen que no existe, pero La Capilla Sixtina existe. La belleza en el mundo existe. Hay cosas que son perfectas. Quizás en los medios de comunicación es muy difícil encontrar la perfección porque trabajamos a contrarreloj, porque hay que salir cada semana, tengas lo que tengas, se haya encontrado, lo que se haya encontrado de invitados, temas, etcétera", explica Isabel.
Y continúa: "Pero cuando consigues algo especial. Por un minuto grande de comunicación, cuando se rompía el guión, cuando surgía la magia, ¡Wow! He tenido la suerte de haberlo vivido muchos momentos así".
"Cuando de repente, tienes a alguien y le llevas por un caminito en una entrevista... porque un guión es un guión, y el papel es algo muy frío. Eso lo noto muchísimo en televisión, la deformación que tenemos de mirarlo todo y de escucharlo todo. A veces, donde menos te lo esperas, ahí está la magia".
"Es que eso es ser una gran periodista", apostilla Charo Izquierdo.
"Yo no tengo el título y no me siento menos periodista que otros que tienen el título. Yo he dicho siempre que soy comunicadora", contesta Isabel.
"También creo que por eso va tan bien este pódcast, y cada vez nos escucha más gente, porque nosotras hablamos con la persona. A mí me interesa lo que me estás contando tú y me interesa que se sepa de ti. No aquello que podría dejarnos un titular mejor, sino que la gente diga. 'Isabel Gemio, esto no lo sabía de ella o que estupenda", dice Cruz.
Tres palabras
Y añade: "Yo quería decir que igual que has contado lo de la ansiedad, has contado lo de tu hijo y has hecho un esfuerzo brutal para ayudar a otros niños con el mismo problema, y a otras madres que han vivido lo que tú vives. Yo creo que esa empatía es una fuerza poderosa".
"Todos tenemos nuestras mochilas, todos tenemos nuestros problemas, por eso es mejor escuchar. Creo que todavía nos falta mucha empatía. En este mundo de redes, de prisas, de aceleración. Escuchar, parar, empatizar de verdad, no juzgar. Juzgamos demasiado, es muy fácil criticar, es muy fácil destruir, hacer daño gratuitamente", explica Gemio.
Y continúa: "Cuando en redes veo un comentario negativo a alguien, me pregunto: ¿y para qué sigue a esta persona si no le gusta? La vida pasa tan deprisa. Hay tantas cosas por hacer y por descubrir y por aprender. Ahora que tenemos todo al alcance, que está todo en las redes, pues en las redes hay de todo y en las redes hay cosas maravillosas. Puedes seguir todo el arte del mundo, puede seguir gente que te aporta cosas, que te hace reflexionar. ¿Por qué seguir a los que no te gustan, para insultarle?"
"¿La enfermedad de tu hijo Gustavo te ha hecho aprender?", pregunta Izquierdo.
"Cuando llega algo así a tu vida, cuando estás con las hormonas alteradas y llena de felicidad, la euforia de la maternidad que yo elegí tardíamente, muy conscientemente, porque las intensas somos así en todo, tenemos que hacerlo todo muy bien...".
"Esta mesa tan pequeñita es 100% intensa", añade Cruz.
"Yo decía, yo seré madre cuando yo pueda dedicarle de verdad mi tiempo, y calidad de vida, etcétera. Y lo elegí muy tarde, en aquellos momentos estaba en Sorpresa, ¡Sorpresa! Imaginaos, estaba en la ola, con un novio guapísimo, maravilloso. Estaba en la euforia total y de repente, un diagnóstico que fueron 15 segundos en el otro lado de la mesa. Aquel médico que te lo dice, después de muchas pruebas en un año y medio, viendo por aquí y por allá, estamos hablando de hace 23 años, había menos información sobre estas enfermedades, más desconocimiento. Todavía hoy tardan hasta cinco y ocho años en tener muchas el diagnóstico. Imagínate", explica Gemio.
"Entonces tuvimos suerte porque mi hijo era adoptado y el pediatra quiso ver que todo estuviera bien porque venía de un orfanato. Y después de las pruebas todo se va complicando... Y un día un médico te dice: Distrofia muscular de duchenne. Ya la palabra distrofia me sonó fatal. Pero encima te dice lo que te dice, con poca sensibilidad por cierto, por parte del médico. Eso lo conté en el libro Me dijo mi maestro y ahí cambió mi vida. Tres palabras cambiaron mi vida para siempre. Y no quiero hablar de ello, porque me pongo como una tonta y no quiero ir llorando por ahí.