Esfuerzo, constancia y dedicación: conocemos a las ganadoras de la beca de la Fundación Amancio Ortega

Si detrás de cada logro hay una historia que contar, estas chicas podrían pasar el resto de su vida hablando de sí mismas. Y es que, con tan solo 15 años, han logrado hacerse con una de las becas más exclusivas para estudiar en el extranjero. 

Desde el primer momento en que oyeron la oportunidad de salir y conocer mundo, mientras seguían formándose, se encendió en ellas una chispa de emoción y curiosidad que se tradujo en esfuerzo, constancia y dedicación. Todo ello por un único objetivo: ser una de las elegidas entre los 10.000 aspirantes de toda España. 

En esta ocasión, Ana Millán (Colegio CajaGranada, Granada), Itziar Sáez (Colegio Santa Joaquina de Vedruna, Madrid), Alba Madrid (IES Serra Mariola, Alicante) y Blanca Mallenco (IES Auringis, Jaén), consiguen hacer un hueco entre sus estudios y su vida familiar, para sentarse a hablar con Magas. 

Qué son las becas FAO

El Programa de Becas de la Fundación Amancio Ortega es una iniciativa que vio la luz por primera vez en 2010 y cuyo propósito es ofrecer a los jóvenes españoles, la oportunidad de cursar un año en Canadá o Estados Unidos. 

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Desde su inicio, han sido más de 4.700 los estudiantes que han podido participar en este proyecto, sumergiéndose en la cultura y país de acogida y, por supuesto, perfeccionando al máximo su dominio del inglés. Con ese propósito, chicos y chicas se van al extranjero a convivir con familias anfitrionas y asisten a centros educativos locales.

Se trata de una beca que cubre el coste total de la estadía para cursar un año escolar: desde los viajes de avión, a las tasas de escolarización, el alojamiento y manutención o el seguro médico y de accidentes. 

El proceso de selección

Ya fuese gracias a la recomendación de sus padres, como en el caso de Alba y Blanca, o por sugerencia de los profesores, como ocurrió con Ana, si algo tienen en común estas chicas son las ganas por descubrir cómo sería su vida lejos de casa. Por eso, no lo dudaron ni un segundo y, tal y como dice Itziar, decidieron "lanzarse a ello". 

Tras aplicar, empezaba el proceso de selección. "La primera fase a completar fue un corte por la renta de los padres y la media de tercero de la ESO", cuenta Ana. Hecha la criba, tan solo fueron 2.400 estudiantes los que llegaron a la segunda prueba, donde tuvieron que hacer un examen de inglés durante cuatro horas: redacción, escucha, lectura y habla. 

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Para el 28 de noviembre ya solo quedaban 800 jóvenes y llegaba el momento de la entrevista personal. "Tenías que enviar un vídeo de 3 minutos hablando sobre ti y contestar a unas preguntas relacionadas con la personalidad. Además, teníamos que escribirte una carta de recomendación", relata Alba. Todo ello, sumado a una entrevista personal online. 

Reacciones y primeras impresiones

"Al instante de ver mi nombre en la lista, nos pusimos a saltar de alegría". "Mis amigas estaban llorando y yo no sabía qué hacer". "Solo pude quedarme callada, con la boca muy abierta, preguntando a mi madre y a mi hermana si era verdad". "No me lo creía, había conseguido una beca con la que cumpliría mi sueño". 

Es difícil no emocionarse con solo leer las palabras de alegría cuando Itziar, Blanca, Ana y Alba supieron que habían sido las seleccionadas entre más de 10.000 candidatos. Meses o, incluso, años de trabajo duro y constancia, finalmente, se ejemplificó en una recompensa de lo más gratificante. 

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Con el apoyo de sus padres y hermanos, más presente que nunca, las futuras estudiantes en el extranjero comienzan a imaginar cómo será su vida fuera de casa. "Espero llegar a conocer más el inglés, pero además quiero cursar asignaturas que aquí no se dan, como la repostería, pero también apuntarme a extraescolares, que dicen que ahí es donde realmente se hacen amigos", cuenta Itziar, que cursará el próximo año en Canadá. 

Por su parte, Blanca, destinada a estudiar en Estados Unidos, confiesa: "Creo que una de las cosas más importantes va a ser conocerme más a mí misma, porque al final estoy yendo a un sitio completamente nuevo en el que no conozco a nadie. Ver cómo soy capaz de relacionarme y reaccionar, va a ser algo que me va a ayudar mucho para el futuro". 

El día a día

Si algo saben estas chicas es conseguir compaginar sus horarios y, es que, ser números uno en sus clases y tener un expediente de envidia parece no ser suficiente para ellas. Como Ana, que está especializada en flauta traversa, aunque afirma ya "estar acostumbrada a trabajar a dos bandas". 

"Desde pequeña siempre he compaginado los estudios con el deporte y, realmente, me ha ayudado a saber organizarme y a cumplir mis objetivos propuestos. Creo que es muy importante tener una buena rutina y planificación para poder aprovechar el tiempo", apunta Alba, que cursará el próximo año en Gran Sudbury, Canadá. 

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Pero la joven jienense no se queda atrás. Estudia, pero también logra dedicar dos horas al día, al menos cuatro días a la semana, para realizar natación. Además, Blanca tiene competiciones los sábados y, martes y jueves, lo complementa con clases de guitarra clásica en el conservatorio. 

Y… ¿Qué será lo próximo?

Hay quienes tienen sus siguientes pasos más claros, como Ana o Blanca, que están ansiosas por empezar una carrera profesional dedicada a la medicina, en las especialidades de neurología y ginecología, respectivamente. Por su parte, Itziar sueña con el ámbito de la ingeniería, aunque, al igual que Alba, sigue pensando que estudiará. 

Sin embargo, a pesar de la exigencia que estas carreras puedan suponer, tenemos claro que estas chicas lograrán todo lo que se propongan, porque si de algo saben es de esfuerzo y perseverancia. 

"A quienes sueñan con alcanzar metas similares les diría que no sean demasiado exigentes con ellos mismos; todos tenemos límites. Intentar siempre superaros a vosotros mismos y no os comparéis con otras personas. Y, por último, no os rindáis, aunque la meta parezca muy difícil o casi imposible, tener la certeza de que se puede", concluye Ana.