La inspiración es caprichosa, no importa el talento que se tenga. Así, Truman Capote, después del éxito que había tenido con “A sangre fría”, se encontraba buscando un nuevo tema, y después de una comida con sus amigas más famosas y elegantes, a las que llamaba ‘cisnes’, lo vio claro: contaría todos sus secretos en una obra llamada “Plegarias atendidas”.
Entre aquellas mujeres de alto voltaje, estaba Lee Radziwill, la hermana de Jackie Kennedy, una de las mujeres más famosas de América. Esta es la premisa de la que parte la segunda temporada de Feud, titulada Capote contra sus cisnes [Capote vs. The Swans], la serie que se estrena estos días, pero ¿quién fue Lee Radziwill en realidad?
Su nombre real era Caroline Lee Bouvier, nació en 1933 en Southhampton y falleció en 2019 en Nueva York. Era la hermana tres años menor de dos, hija de John Vernou Bouvier III y una mujer con deseo de mejorar la posición social, Janet Lee Bouvier. Radziwill sería desde muy joven ayudante de Diana Vreeland en Harper’s Bazaar, algo inusual en los códigos de la época. Las fotografías de Horst P. Horst y Cecil Beaton mostraban ya la rivalidad entre ambas hermanas, puesto que Lee era mucho más atrevida. Tras su primer enlace con el editor Michael T. Canfield, sería llamada princesa por su matrimonio Stanisław Albrecht Radziwill, un príncipe polaco-lituano.
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Sería amante con libertad, al menos pudo haberlo sido, del armador griego Onassis, del fotógrafo Peter Beard, del arquitecto Richard Meier, del hotelero Newton Cope… y se uniría una vez más a Herbert Ross, el director de escena.
La relación con su hermana, Jacqueline Lee Bouvier Kennedy Onassis (f. 1994) sería complicada: en calidad de cuñada de John F. Kennedy, la acompañaría en muchos viajes, y ayudaría a crear su estilo. Y aquella terminaría robándole la intimidad con Onassis.
Truman Capote
Sería imposible escribir sobre Lee mencionar a Truman. “En presencia de los muy bellos, como en presencia de los inmensamente inteligentes, el miedo forma parte de nuestra reacción”, afirmaría él, que se inspiraría en ella para una parte principal del personaje de Desayuno con diamantes. “Nos quedamos anonadados cuando un ‘cisne’ aparece nadando delante de nosotros” escribiría también Capote. En su libro Happy Times, diría de Radziwill que no exstía una mujer más femenina que ella.
En su vida profesional, Radziwill sería redactora, estilista, interiorista, estilista, actriz, productora, empresaria, relaciones públicas, presentadora de televisión… En sus vacaciones, prefería viajar a una zona más alternativa, Montauk, en lugar de ir a veranear a Palm Beach. Allí disfrutaba de la compañía de artistas e intelectuales, más que de la alta sociedad. Warhol, Mappelthorpe, Beard, Nureyev, Bacon, Jagger... musa y amiga de todos ellos.
Calista Flockhart, que decidió recientemente regresar a la televisión para interpretar a la hermana de Jackie Kennedy, junto a Naomi Watts, Diana Lane, Chloë Sevigny o Demi Moore, ella era una fuente de inspiración. La actriz ha declarado a People que se inspiró en su abuela para dar vida a la mujer más elegante de América.
“Recuerdo tener todo el tiempo la sensación de que era mi abuela”, afirma, “Una mujer que cada día ten un peinado perfecto, un maquillaje perfecto. Vestía guantes, vestía sombreros, vestía trajes, y era muy cercana. No había tenido ninguna ayuda. Se hizo a sí misma y no le costó mucho. Por eso pensaba mucho en ella, en mi abuela, a la que quise tanto, mucho durante el rodaje de la serie”.
La traición final
La traición final entre Lee y Capote sucedió más adelante en la vida de ambos: Gore Vidal demandó a Truman Capote por contar un episodio presunto en La Casa Blanca. Este intentó que Lee lo reconociera, pero ella negó todo. Esto molestó al escritor y en 1978 fue directo al programa del periodista Stanley Siegel en la cadena local WCBS de Nueva York y contó todos los secretos de Lee que no había contado nunca. Ella se enfadó mucho con él.
El mayor drama de su vida, sin duda, sería la muerte de su hijo Anthony por un cáncer en 1999, que coincidió casi, con un mes de diferencia, con la de John. Chain smoker, como se autodenominaba, sobre ella se decía, al final de su vida, que era “la americana más estilosa de París”, y que caminaba cada día del brazo de Marc Jacobs o Sofia Coppola, entre otras celebridades. Primero residió en una gran casa en el dieciséis y después en un apartamento frente Dior en el ocho, donde siempre había dos ramos de flores idénticos por estancia: se decía que había asumido su edad, pero que con los años solo sumaba elegancia.
Orson Welles le dijo una vez a Gore Vidal en una entrevista “si quieres un final feliz, solo depende de dónde termines la historia”. Lee estuvo acompañada hasta el final por su familia, porque se llevaba especialmente bien con su hija Anna Christina, productora.
Con su nuera, que aún conservaba el apellido Radziwill, tuvo un desencuentro por publicar las memorias familiares, pero al final acabó perdonando, al igual que hizo con Capote, a todos aquellos que hablaron de ella y su familia. Entendió que eran personajes para la Historia.