Lorena G. Maldonado soñaba con escribir, y para ello pensaba que había que estudiar Derecho y Periodismo. Procedente de una familia malagueña dedicada a la hostelería, la periodista se ha mantenido siempre muy cerca del espíritu de sacrificio. Sin duda, su protagonismo lo ocupan sus palabras, como ha dejado claro en su charla con Cruz Sánchez de Lara y Charo Izquiero en el podcast "Arréglate que nos vamos".
Pasión por la escritura
Fan declarada de Joaquín Sabina, Maldonado también se rinde ante las frases largas, algo que en sus palabras, "siempre han parecido patrimonio macho". Plasmando textos como si fuera una auténtica cantautora, la periodista desvela la clave de sus famosas columnas sobre feminismo, cultura, o política.
“Los años van pasando, pero tener la voz dulce así como dibujo animado ha ayudado a suavizar comentarios más punzantes. Parezco más inocente de lo que soy. Suelo apelar a la ternura, sobre todo con los hombres más ásperos a la hora de entrevistarlos", destaca. Del mismo modo, se muestra encantada con que sus textos tengan ese tono de denuncia urbana.
Como periodista, siempre se ha caracterizado por la búsqueda del titular, y sobre todo, por la búsqueda de lo intimo. "Hay que encontrar ideas personales, huir siempre de los lugares comunes. Me interesa la intimidad, procuro siempre decir algo que me lleve siempre a ir un poco más allá, me gusta que en mis entrevistas nos arriesguemos todos. No hago trampas, no quiero exponer a nadie sin exponerme a mí misma", destaca.
Asimismo, en sus textos se aprecia la búsqueda de los sentimientos más contradictorios. "Busco el cuerpo a cuerpo porque como lectora echaba de menos preguntas sobre el amor, sobre la intimidad y sobre las relaciones más personales. Es un tema que hay que tratar con mucha más naturalidad", recalca.
La inteligencia emocional
Lorena Maldonado se define como una persona intensa, que en sus días malos opta por el cine clásico como solución. Su intuición es su mejor herramienta de supervivencia. "La gente que no sabe escuchar hay que dejarla a un lado. Veo venir a las malas personas y muy pocas veces me equivoco".