Phyllis 'Pippa' Latour falleció el pasado 7 de octubre en Nueva Zelanda, a los 102 años. Era la última de las 39 agentes secretas que sirvieron en el 'ejército de las sombras' de Sir Winston Churchill en Francia, durante la Segunda Guerra Mundial.
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Tras su muerte, por primera vez se puede contar su historia completa durante la guerra. Es ahora cuando los archivos oficiales, previamente clasificados, permiten pintar un fiel retrato de la vida como espía de esta mujer nacida un 8 de abril de 1921 en Sudáfrica, hija de un médico francés casado con una ciudadana británica que quedó huérfana a los 4 años.
Nombre en clave: Genevieve
En mayo de 1939, y tras pasar por un internado, Phyllis Latour partió con sus tutores hacia Europa. Fue en noviembre de 1941 cuando, tras dos años residiendo en Inglaterra, se unió a la Women's Auxiliary Air Force (WAAF) como operadora mecánica de globos.
La joven era entonces una mujer delgada, de cabello oscuro y ojos verde grisáceo que, según refleja el archivo SOE que se ha hecho público, hablaba inglés y francés de manera fluida y algo de árabe, suajili y kikuyu.
Debido a su fluidez en francés, en 1942, Phyllis Latour llamó la atención de los altos mandos el Special Operations Executive (SOE), una organización secreta cuyo propósito era realizar espionaje, sabotaje y reconocimiento en la Europa ocupada contra las potencias del Eje y ayudar a los movimientos de resistencia locales.
Phyllis Latour no lo dudó, se unió al SOE el 1 de noviembre de 1943 como venganza por la muerte de su padrino y su madrina, ambos fueron arrestados por los nazis y se suicidaron mientras estaban bajo custodia en la cárcel.
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Los documentos recogen que, en ese momento, se trataba de una "niña ingenua e infantil" que "no comprendía las realidades de la vida", pero también "inteligente, entusiasta y valiente", a la que no le gustaban las tareas "sedentarias".
Los informes de los entrenadores de Latour a menudo eran poco favorecedores.
Una ex agente convertida en entrenadora, Odette Wilen, despidió a Phyllis Latour el día de Año Nuevo de 1944, calificándola como "una pequeña tonta alegre" que era "descontrolada y terca y demasiado poco fiable emocionalmente para este tipo de trabajo". Poco a poco, los informes fueron mejorando. En enero de 1944, Latour fue enviada a la Escuela de Formación Especial del SOE y el 1 de mayo de 1944 llegó a Francia.
Mujer de acción
Latour se lanzó en paracaídas sobre Orne, Normandía, el primero de mayo, para operar utilizando el nombre en clave Genevieve. Gracias a su baja estatura, se hacía pasar por una adolescente cuya familia se había mudado a la región para escapar de los bombardeos aliados.
Montaba en bicicleta por la zona, vendía jabón y charlaba con los soldados alemanes. Cuando obtenía información militar, la codificaba para su transmisión empleando códigos de un solo uso impresos en un trozo de seda que ocultaba envolviéndolo alrededor de una aguja de tejer.
Después, se insertaba el mensaje en un cordón plano de zapato, que usaba para recogerse el cabello, tal y como ella misma contó en una de las raras entrevistas que concedió.
Era el verano de 1944, en un pueblo del oeste de Francia ocupado por los alemanes, Genevieve se encontraba sentada en un edificio con un aparato inalámbrico, tecleando mensajes en código Morse. Mientras la joven escribía su transmisión, dos soldados alemanes abrieron la puerta en busca de comida. Con calma, cuenta la leyenda, Genevieve cerró el aparato inalámbrico, fingiendo que era un maletín que estaba empacando, y les dijo que tenía escarlatina, que había estado arrasando la zona y que tenía que salir del pueblo. Los soldados se marcharon rápidamente.
Una cita en su expediente señala cómo en otras ocasiones Genevieve tenía que moverse constantemente, sin cambiarse de zapatos ni de ropa. "Esto no le preocupaba", recalca el expediente, "era mayor su afán de servir".
En aquel momento, la resistencia francesa en la zona estaba saboteando enlaces de transporte clave, perturbando a las fuerzas alemanas mientras luchaban contra el avance aliado. Los mensajes enviados por Genevieve eran información vital desde el interior del territorio enemigo, que incluían ubicaciones precisas para que la RAF bombardeara, así como arrojara equipo y suministros, lanzados por vía aérea desde Reino Unido.
A medida que los estadounidenses comenzaron a avanzar, la vida se volvió aún más difícil detrás de las líneas alemanas. A principios de agosto de 1944, cuando las fuerzas estadounidenses habían tomado el control, Latour llegó a ser hecha prisionera hasta que pudieron confirmar su identidad.
En busca de una segunda aventura
De regreso a Reino Unido, Phyllis Latour buscó otro trabajo como agente de campo, tratando de evitar ser enviada de regreso a WAAF y a una existencia que, según recoge su expediente, ella consideraba demasiado "disciplinada", algo que la "horrorizaba".
El 7 de diciembre de 1944, un oficial superior escribió que: "Latour parecía pensar que el SOE estaba mostrando una gran ingratitud hacia ella y hacia otros como ella. Me dijo que no se había hecho ningún intento de encontrarle otro empleo".
Latour estaba deseando volver a la acción, pidió ir al Lejano Oriente, pero le dijeron que allí no había empleo para agentes femeninos. Después la recomendaron al MI5, pero tampoco tenían un "empleo adecuado". Ante esta situación, la espía británica se ofreció como voluntaria para ir a Alemania.
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A esta misión la siguió otra ronda de entrenamiento intensivo, ahora con informes entusiastas, especialmente del entrenamiento de paracaidismo: "Está muy interesada en su trabajo y pondrá todo su corazón y alma en él", escribía en esa ocasión su instructor.
Sin embargo, el rápido avance de los ejércitos aliados impidió que llegase a ser enviada a esta segunda misión y Latour se quedó en Inglaterra, un cambio de suerte que no pareció favorecerle. En junio de 1945, una nota de su informe decía: "Desde el colapso de Alemania, la señorita Latour ha sufrido una grave tensión nerviosa".
Había visto al psiquiatra residente en el Ministerio del Aire, quien recomendó que la liberaran "inmediatamente" de su departamento militar de origen, la WAAF. Querían que Phyllis regresara a "casa" en Sudáfrica lo antes posible.
La mujer después de la espía
Después de la Segunda Guerra Mundial, Phyllis Latour se casó con un ingeniero y pasó a ser conocida como Pippa Doyle. Juntos vivieron en Kenia, Fiji, Australia y, finalmente, se instalaron Nueva Zelanda. Los que la conocieron aseguraban que rara vez hablaba de su pasado en "tiempos de guerra".
De hecho, Latour no les contó nunca a sus hijos nada sobre sus actividades durante la Segunda Guerra Mundial hasta que, en el año 2000, el mayor descubrió en Internet una noticia sobre su progenitora. En unas declaraciones al New Zealand Army News aseguró que "no tenía buenos recuerdos de la guerra, así que no me molesté en contarle a nadie lo que hice".
Condecorada y reconocida en 2014, Phyllis Latour recibió la medalla de la Legión de Honor de manos del embajador de Francia en Nueva Zelanda. Francia ya le había concedido la Cruz de Guerra, pero en 2014 fue nombrada Caballero de la Legión de Honor, la más alta condecoración del país, en una ceremonia especial en Nueva Zelanda.