La muerte perinatal es la que se produce entre la semana 22 de gestación hasta los 28 días después del parto. Solo en España, mueren más de dos mil bebés, lo que se traduce en una tasa de 6,58 muertes por cada mil nacidos, según la Asociación Umamanita.
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Este duelo tiene unas características especiales dado que los padres no han podido interactuar con el bebé o donde la interacción ha sido escasa. Además, tampoco se dispone de tiempo para realizar rituales de despedida, a causa de su corta edad.
Se trata de una pérdida que, en apariencia, puede ser similar a otras en cuanto a las reacciones emocionales. Sin embargo, la invalidación social hace que se convierta en un duelo 'prohibido', ya que muchos consideran injustificado el dolor de los padres dado que sufren por alguien que 'no ha existido'.
En ocasiones, se utilizan frases como "Eres joven, ya tendrás otro bebé" o "Tienes que volver a intentarlo" que, lejos de servir de apoyo, aumenta del dolor de los progenitores. Esta reacción de la sociedad dificulta el proceso e incrementa el rechazo emocional de los padres.
Montserrat Lacalle, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, explica cómo negar la realidad puede crear un falso sentimiento de bienestar al que, tarde o temprano, hay que hacer frente. Señala que no aceptar los hechos los convertirá en una "lesión mal curada".
Es importante mostrar el dolor, sin miedo. Tratar de seguir adelante y no dejar que ese sufrimiento se transforme en un 'quiste' con efectos negativos en el futuro. Evitar hablar de ello no es una solución.
Cómo afrontar el duelo perinatal
Hay personas son capaces de afrontar el dolor por sí mismas, sin embargo, otras muchas necesitan acudir a profesionales para aceptar el duelo al que se enfrentan. Se considera recomendable acudir al psicólogo cuando la persona que sufre no puede desarrollar su vida con normalidad.
Según Lacalle, perder la capacidad para concentrarse y dormir, o tener un comportamiento ausente en el día a día, indican que "el duelo se está convirtiendo en patológico o que esa persona necesita ayuda".
Los grupos de apoyo pueden ser una gran ayuda para encontrar comprensión en personas que hayan sufrido situaciones similares, especialmente en duelos tan silenciados como el perinatal y gestacional.
A diferencia de otras pérdidas, en este caso, no es posible prepararse para la muerte. Por ello, los expertos recomiendan despedirse del hijo que se esperaba. Elegir un nombre y decidir qué hacer con sus recuerdos también puede ayudar a afrontar la pérdida.
Sin embargo, aunque realizar ciertas acciones puedan colaborar el paso del duelo, es importante respetar los tiempos de cada persona para que pueda librar sus batallas interiores hasta que tenga la capacidad para hacer frente a estas decisiones.
El papel de la pareja
Los progenitores sufren la pérdida por igual, no obstante, hay ciertos aspectos que cambian la forma de sentirla en hombres y mujeres.
Las mujeres no solo viven secuelas psicológicas, sino que también padecen reacciones hormonales como la subida de la leche o, incluso, tienen que pasar por el parto de un hijo fallecido. La situación es completamente ineludible por las madres.
Los hombres, en cambio, añaden al sentimiento de pérdida cierta invalidación del dolor, por parte de la sociedad, ya que no padecen secuelas físicas. Lacalle señala que “hay todo un trabajo por hacer para que puedan hablar, entenderse y dar su lugar a ese sufrimiento compartido”.
Una buena unión en la pareja es imprescindible para afrontar el duelo. La escucha activa y el apoyo mutuo generan un amparo inigualable.