Autoras de palabra con Rosa se cita con Ana Ibáñez, ingeniera superior química, exnadadora de alto rendimiento y piloto de helicóptero. Una de las únicas trainers de técnicas y tecnología de neurociencia en España, especializada en alto rendimiento cerebral. En sus centros MindStudio, realiza entrenamientos para el alto rendimiento y bienestar mental de niños y adultos, equipos directivos de empresas de todo el mundo y equipos deportivos. Por si fuera poco, acaba de publicar Sorprende a tu mente (2023) con la Editorial Planeta.
Sabemos que es nuestro cerebro quien controla todo cuanto hacemos, no solo las funciones vitales, sino también nuestras emociones. Es él quién define quiénes somos y qué potencial tenemos.
Cuando hablamos de entrenamiento, tendemos a enfocarnos siempre en el ejercicio físico, pero nunca en el centro de control de nuestro cuerpo, el cerebro. Ahora sabemos no solo que se puede, sino cómo hacerlo. Podemos controlarlo y transformarlo a través de la neurociencia.
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El cerebro funciona en equilibrios entre el deber y el placer, amor y miedo, trabajo y descanso. Nuestro sistema busca recuperar el equilibrio cuando se ha perdido. Para ello, necesitamos dos grandes temas de base. Dos grandes sentimientos frente a lo que evoluciona y reacciona en nuestro cerebro. Uno es el miedo y el otro el amor.
Nuestro cerebro siempre está haciendo un escáner sobre lo que viene de fuera y supone una amenaza. Percibe el miedo y, por tanto, analiza si me tengo que defender o si es algo que me ofrece buenas oportunidades y es hacia donde debo ir.
Lo mismo ocurre con el trabajo o con el descanso, el placer o el deber, es un error pensar que estamos haciendo bien las cosas cuando ello supone un esfuerzo. Tampoco podemos olvidarnos de que ese periodo necesitará después pausar para encontrar ese equilibrio. Es tan importante esforzarse y desarrollarse como encontrar los tiempos adecuados para el reposo.
El amor es la emoción que más campos electromagnéticos mueve en nuestro interior. El amor y el miedo son las dos emociones básicas que más influyen en nuestros pensamientos y en nuestros niveles energéticos.
El miedo bloquea nuestra capacidad de pensar. Nos paraliza. Enfrentarnos a lo desconocido genera miedo. Esa es la señal para nuestro cerebro, la respuesta de algo amenazante. Y esa respuesta es la manera que tiene el cerebro de salvarnos de que nos pasen cosas.
Nuestro cerebro quiere que sobrevivamos. Pero no tenemos que fiarnos siempre de lo que él identifica de inmediato como miedo, porque se equivoca muchas veces al ser más catastrofista de lo que necesitamos. Tenemos que estar alerta, pero nos puede paralizar.
Lamentablemente, nuestro cerebro vive con mucha tensión, con lo cual nosotros vamos acumulando mucho estrés no positivo.
Producimos una explosión extra de energía o concentración a través del estrés. Estar estresada no siempre es malo. Sino que incluso puede llegar a ser saludable. Lo que llamamos: eustrés.
El estrés es una situación que te saca de lo habitual para exigirte algo nuevo. En ese sentido, el estrés es positivo porque nos está permitiendo llegar un poco más allá. Pero tienes que tener claro cuál es tu beneficio después de superarlo. Es importante que esa carga sea durante un tiempo determinado. Así puedes tener un estrés muy bueno, pero si lo alargas demasiado en el tiempo, se puede convertir en algo poco saludable, es decir, el distrés. Hay que darle el tiempo de descanso.
El cerebro tiene que saber que después del esfuerzo tendrá una buena recuperación.
El descanso es fundamental. No solo dormir, sino dormir con un sueño de calidad y cuando estamos estresados se altera el sueño y tenemos que pensar que ese es el tiempo que el cerebro se permite a sí mismo para desenchufar todas las áreas racionales y de trabajo del día a día y se permite desconectar y descansar de ello, aunque en el sueño estén pasando muchas cosas a nivel cerebral.
Pero ocurre que si estás muy alerta y estresado, el cerebro cree que vives una amenaza, porque con todo lo que tienes que sacar adelante, dormir no te viene bien, entonces es una lucha del cerebro consigo mismo y nos cuesta descansar y dormir bien.
Necesitamos que el estrés nos estire un poco para poder tocar con la punta de los dedos la nueva situación. La energía es la responsable de que tú y yo seamos mujeres y no árboles, por ejemplo.
Para la autora la energía es muy importante. Fascinante. Algo de lo que somos muy poco conscientes. La energía no tiene un color, ni podemos verla, entonces lo obviamos. Es lo que llamamos la ciencia de lo invisible, pero que lo mueve todo.
Nosotros somos seres vibracionales. Estamos construidos de materia en vibración, de pequeñas bolitas, elementos que hacen que vibren de una forma u otra y eso hace que una mesa sea una mesa y nosotras seamos personas.
Tendemos a pensar que tener déficit de atención es sinónimo de ser mal estudiante es un error tremendo y por suerte hacemos una mirada más global y más científica.
Cuando alguien tiene dificultad en concentrarse, tiene muy desarrollado su hemisferio derecho cerebral. Recibe tanta información para procesar que al cerebro le cuesta decidir cuál le interesa más. Son tan sensibles al entorno que captan aquello que a ellos les interesa. Entonces, para una inteligencia con esa apertura, sensibilidad y capacidad de procesar, pídele que se concentre en algo que no le interese y de manera sostenida, lo cual es un trabajo dificilísimo, por tanto, no es déficit de atención y esa dificultad es la que hay que trabajar.
El cerebro define quiénes somos y qué potencial tenemos.
Controla todo lo que hacemos, pero somos nosotros los que tenemos que entrenar a ese cerebro para que haga lo que queremos hacer. Nosotros en última instancia somos los que tenemos que decidir por dónde queremos que nos lleve.
Algo impensable hasta hace poco. Ante una situación en la que no te sientes bien, ahora sabemos que podemos cambiarla. Y en esa convicción es necesario tener unas pautas concretas y desde la neurociencia sabemos que con determinadas cosas muy simples, podemos hacer algo que sorprenda al cerebro y llevarlo por otro camino, el que nos proporciona bienestar.
Sorprende a tu mente es el título del libro porque hasta ahora no sabíamos que somos capaces de sorprender a nuestro cerebro y por ende a nuestra mente. Sacándolo de sus lugares conocidos y desestabilizar el cerebro para que se sorprenda.