Cristina Manzano (Madrid 1965) participa habitualmente como panelista y ponente en reuniones, seminarios y mesas redondas sobre diversas cuestiones internacionales. Es además columnista en varios medios, coordinadora editorial de la revista Pensamiento Iberoamericano, directora del IE Insights y directora de Esglobal.
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Es miembro del Consejo Español del Consejo Europeo de Relaciones Internacionales (ECFR), del Consejo Científico del Real Instituto Elcano y de la junta directiva del capítulo español del Club de Roma.
Cristina Manzano es una convencida de los valores occidentales. Con gran conocimiento y rigor explica cómo un nuevo modelo de gobernanza puja contra el nuestro basado en los derechos humanos.
Pregunta obligada: ¿Preveía la invasión de Ucrania?
Sabíamos del conflicto, las tensiones y del riesgo de guerra, pero no pensábamos que se fuera a materializar.
¿Cree que, como en Siria, el conflicto puede enquistarse?
La mayoría de los analistas creen que sí. Están alertando de una guerra larga. A mí me cuesta pensar en una guerra muy larga por el grado de destrucción que estamos viendo, por el impacto que está teniendo en la economía, por las muertes…
Nos va a sorprender el grado de letalidad cuando conozcamos las cifras reales, porque las oficiales no son creíbles. Y me empieza a preocupar que las sociedades occidentales acomodadas normalicen que esto vaya a durar mucho.
El grado de destrucción es tremendo.
Se trata de la estrategia de Putin: arrasar el país como hizo en Chechenia. En ello consiste su demostración de fuerza. Refleja la incapacidad de Putin para afinar y lograr sus objetivos.
Nos ha sorprendido el mal estado del ejército ruso, del armamento, de sus comunicaciones, de sus visiones estratégicas... El hecho de que sus comunicaciones militares fueran por líneas abiertas en la primera fase de la guerra permitió al ejército ucraniano anticiparse a sus movimientos.
"Resulta contradictorio que sigamos siendo uno de los países más europeístas y que menos sepamos de la UE"
Es usted la directora de Esglobal, ¿qué es?
Muchas cosas. Por una parte, una publicación digital de análisis sobre cuestiones globales en español. Tratamos de ofrecer explicaciones y argumentos sobre lo que ocurre en el mundo de una manera abierta, transversal y accesible.
Al haber nacido dentro de Fride (primer think tank en España sobre cuestiones globales creado por Diego Hidalgo), tenemos esa vocación de ser un centro de discusión, de reflexión y de debate. Junto a la publicación organizamos muchísimas actividades y en los últimos años hemos trabajado intensamente con universidades con el fin de involucrar a los estudiantes.
¿De dónde viene su interés por la política internacional?
De toda la vida. Soy periodista de formación. En la carrera ya elegí la especialización de internacional.
¿Por qué en España hay tan poco interés por la política internacional?
Me encanta que me hagas esta pregunta porque estoy escribiendo un libro sobre ello.
No tengo todavía la respuesta. Nos solemos escudar en el aislamiento de 40 años de dictadura, pero ya ha pasado mucho tiempo. De hecho, hubo después una época en que había más interés. España tenía más presencia internacional que ahora.
Hay muchas razones. Un cierto acomodo tras haber entrado en Europa. Una cierta complacencia por una calidad de vida muy buena que puede dar la impresión de que no necesitas al resto... Aunque la gran responsabilidad la tiene el liderazgo político y la degeneración de su clase.
Resulta contradictorio que sigamos siendo uno de los países más europeístas y que menos sepamos de la UE, cuando, además, vivimos del turismo. Se han creado burbujas gigantes en determinadas zonas del país, en las que el turismo va por un lado y la sociedad por otro. No debería ser así.
¿Ha perdido España influencia internacional?
El liderazgo político es peor. Otra son nuestros técnicos, nuestros diplomáticos, que están perfectamente capacitados. Para mí es una cuestión de voluntad política, de decidir cómo quieres influir y hacia dónde quieres llevar el país y el proyecto europeo. Es clave para luego poder defender un buen multilateralismo. España en la ONU no cuenta, pero con Europa sí.
Esta falta de visión y de voluntad política se mezcla con una realidad política en España muy mezquina. Estamos todos los días preocupados por un debate estéril que ocupa todo el espacio mediático y no da margen para poder avanzar realmente.
¿A qué cree que se debe el giro del gobierno con el Sáhara Occidental?
Yo creo que ha habido un mal planteamiento de intereses. Da la sensación de que Marruecos siempre lleva la delantera en este terreno. Es preocupante que no se haya trabajado bien la reacción de Argelia, que no se hayan buscado vías alternativas de apoyo para los propios saharauis. Tenemos un compromiso con ellos.
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Reconozco que a veces hay que dar un golpe sobre la mesa y romper con un statu quo que no lleva a ninguna parte. Pero no coincido ni con las formas ni con el momento ni con la falta de preparación.
"En la medida en que seamos capaces de apoyar a otros países a progresar, nos irá mejor a nosotros"
¿Está Occidente en decadencia?
Se lleva diciendo desde hace décadas. Lo que estamos viviendo es el surgimiento de un nuevo modelo que, por primera vez en muchos años, puede presentarse como una alternativa. Es un modelo que rompe con lo que creíamos que debería ser universal. El hecho de que China no priorice los derechos humanos es un desafío a nuestras convicciones y, sobre todo, a cómo el resto de los países pueden valorarlo.
Esta guerra podría ser un revulsivo si Europa siguiera manteniendo cierta unidad, si lográramos que esos principios de libertad y derechos humanos pudieran prevalecer. Otra cosa es la gestión de la gobernanza global. Hay que revisarla por completo. Estamos en un momento delicado. Se están rompiendo reglas, pero no sabemos hacer otras.
¿Reglas de la ONU, de la Organización Mundial del Comercio…?
Exacto. Se están tambaleando los principios de las Naciones Unidas, por los que los problemas se resuelven mediante el diálogo y no mediante las armas.
¿Supone la inmigración una amenaza para Europa?
No en sí misma. Sí el no saber responder bien a ella. Seguimos siendo junto a EEUU la región más próspera del mundo. Tenemos mucho que perder. Por eso la actitud es defensiva cuando debiera ser constructiva. Es muy difícil buscar otros modelos.
En la medida en que seamos capaces de apoyar a otros países a progresar, nos irá mejor a nosotros. Un escollo grande es la dificultad de trabajar en determinados lugares corruptos, donde encontramos liderazgos muy extractivos y las ayudas sólo llegan a un grupo de personas.
¿Vamos a tener que convivir con el terrorismo yihadista?
Creo que sí. Afortunadamente, parece que ahora está más controlado porque le hemos visto la cara. Como siempre, esto tiene una doble dimensión. Atajar cualquier amenaza contra la seguridad real y actuar sobre las raíces que en Europa son muy distintas de las del mundo musulmán. Aquí tiene que ver con cuestiones de desarraigo, de identidad… Y se pueden trabajar.
"En América Latina, aunque haya educación, se abren enormes brechas. Las primeras que tienen que dejar de estudiar son las niñas"
¿Hay un repliegue de la globalización?
Sí. Hubo un momento crítico con la crisis financiera de 2008, pero venía de antes. Hasta la pandemia, el comercio global de mercancías venía decayendo mientras subía el comercio global de servicios. Esto tiene mucho que ver con la estructura de las economías. Sin embargo, lo que más rápido crecía era el intercambio de personas, ya fuera por migraciones, por turismo que ha aumentado exponencialmente o por otro tipo de movimientos.
Con la pandemia se para todo y se empieza a trabajar más en la relocalización de determinados productos. No es un proceso de un día para otro, pero se acelera. A esto se une la mala situación de la Organización Mundial del Comercio que no es capaz de poner normas claras.
¿Quién es Diego Hidalgo Schnur?
Es el mayor filántropo de España. Él ha puesto su fortuna personal -que no va ligada a dividendos de una gran compañía-, su cabeza y su persona al servicio de una serie de causas y de organizaciones de la manera más altruista que se puede concebir.
Tuvo la visión de traer a España unas capacidades de pensamiento y de acción en el terreno internacional que no existían. No es muy conocido porque ha trabajado por los demás, no para darse a conocer.
Preside el patronato de Alianza por la Solidaridad, ¿a qué se dedica esta ONG?
Es una ONG de cooperación al desarrollo que forma parte de una federación internacional que es ActionAid. Tiene mucha presencia en algunos países de América Latina, Palestina… y está tratando de entrar cada vez más en el Sahel.
¿Por qué el cambio climático afecta más a niñas y a mujeres?
Por lo general, porque son más vulnerables. Por ejemplo, tanto en África como en América Latina, si no se tiene fácil acceso al agua, quienes van tradicionalmente a por ella son las mujeres, con los riesgos que ello supone.
Tienen menos educación, más vulnerabilidad a la violencia física y sexual, menos acceso a puestos de trabajo, y más participación en la economía irregular, que en algunos países es el 90%.
Vuestra web destaca que dos tercios de la población adulta analfabeta son mujeres.
Sí. Por ejemplo, en América Latina, aunque haya educación, se abren enormes brechas en determinadas franjas de edad. Las primeras que tienen que dejar de estudiar en el caso de que la familia no tenga recursos son las niñas. Además, hay un índice muy alto de embarazos juveniles que las apartan de los estudios.
En un futuro a medio plazo, ¿es pesimista u optimista? ¿Por qué?
Yo soy optimista por naturaleza. Siempre quiero creer que vamos a ser capaces de llegar a soluciones negociadas, que la tecnología nos va a ayudar a mejorar las cosas y que se puede trabajar en buscar un futuro mejor. Pero el panorama actual es para echarse a llorar.
Rusia ha roto todas las normas y está fuera de control. El impacto que puede tener haber cortado el comercio de trigo de Ucrania con otros países y la inestabilidad que genere es muy preocupante. Nosotros, como estamos mirándonos el ombligo, no somos conscientes. Estamos impresionados por la política de cero Covid en China y los efectos del confinamiento de Shanghái. Sigue sin haber una reacción contundente ante el cambio climático… Uno no elige ser optimista. O lo eres o no lo eres.