Las mentiras tienen mala fama. Sin embargo, alguien que las conoce muy bien, Sonia El Hakim, analista de comunicación no verbal, las reivindica. “Nos meten en la cabeza que mentir es malo. Y te tengo que decir que no siempre es así. En ocasiones, no decir algo o falsear un poco, puede ayudar a otra persona”, advierte.
Para explicarlo, la presidenta Asociación Española de Comunicación No Verbal (ASENOVE) y autora del libro Código No Verbal (Alienta Editorial, 2021), recurre a su propia experiencia.
“Yo he sufrido bullying de pequeña: los niños me llamaban gorda, bomba, y otros insultos relacionados con mi sobrepeso. Esto, ya te puedes imaginar, afectó muchísimo a mi autoestima, y he tardado muchos años en superarlo. Si los padres de esos niños les hubieran enseñado a no decir todo lo que piensan, no se hubieran pasado cursos enteros insultándome”.
Por eso, considera que “la mentira es, en muchas ocasiones, un engrasante de la convivencia pacífica y, por tanto, absolutamente necesaria”. Algo parecido pensaba la filósofa y política francesa Simone Weil, que apuntaba que "cuando una contradicción es imposible de resolver salvo por una mentira, sabemos que se trata de una puerta".
Tras dedicarse durante dieciocho años a dirigir pequeñas empresas, algo para lo que se había preparado como licenciada en Administración y Dirección de Empresas, Sonia El Hakim cuenta que comenzó “a desarrollar una inquietud por el crecimiento personal, la psicología, la comunicación, la inteligencia emocional…”
Por eso, decidió estudiar comunicación no verbal. Tras dos másteres universitarios y mucha formación universitaria complementaria sobre psicología, reconoce que sigue estudiando “porque… ¡esto no se acaba nunca de aprender!”.
En estos momentos realiza el doctorado en la Universidad de Valencia sobre la influencia de la comunicación no verbal de los vendedores en la percepción de los clientes. “Doy mucha importancia a la formación, creo que un buen docente debe estar continuamente aprendiendo y me lo aplico al pie de la letra: más o menos, un 40% de mi tiempo de trabajo lo dedico a estudiar”, asegura.
Esto no le resta tiempo a seguir avanzando en su campo, sino todo lo contrario, es pura inspiración para ella. Por eso, en enero de 2020, decidió “cumplir un sueño” y fundó la Asociación Española de Comunicación No Verbal (ASENOVE), para defender el estudio científico de la comunicación no verbal. “Me parecía absolutamente necesario crearlo. Esto es ciencia y, como tal, debemos respetar este conocimiento y defenderlo”, señala.
“De hecho, me parecía llamativo que aún no se hubiera creado y, como soy muy lanzada con las ideas que se me ocurren, decidí no esperar a que lo hicieran otros y tomé yo misma las riendas de esta iniciativa”, explica y alerta: “Nuestro campo, la comunicación no verbal, está repleto de falsas creencias, de pseudociencias, de falsos gurús que te dan cuatro tips en un vídeo diciéndote cosas tan peregrinas como que cuando alguien cruza los brazos significa seguro que es porque está a la defensiva o tú no le gustas”.
La comunicación no verbal es muy útil para cualquier profesión. Mejorarla puede ayudarnos a conseguir mayores retos. Por ejemplo, Sonia El Hakim recientemente impartió un curso de formación en la Agrupación Balear de Serveis Immobiliaris (ABSI) que se llamaba Verdad o mentira.
“En concreto, el curso para ellos giraba en torno a un campo apasionante dentro de la comunicación no verbal, el de la detección de mentiras. Para los inmobiliarios, es muy importante poder saber cuándo una información es cierta y cuándo no, ya que de ello muchas veces depende el que se consiga una buena operación para sus clientes”, explica.
Este curso ha sido tan útil para los agentes inmobiliarios, que esta era la segunda vez que la llamaban. “En ABSI, se preocupan mucho por la formación de sus asociados. Por lo que conozco del sector inmobiliario, pasa un poco como en el mío: hay mucho falso profesional, sin conocimientos sólidos, que se cuela y, al final, lo que hace es desprestigiar a quienes sí son buenos profesionales. Por eso, los buenos profesionales inmobiliarios se agrupan, para tener soporte formativo y técnico en sus operaciones. Cuando les doy clases, noto las ganas que tienen de mejorar en su trabajo: están muy abiertos a nuevos conocimientos”, cuenta la analista, que les enseña a separar la paja del trigo… inmobiliario.
Para El Hakim, descubrir lo genuino y descifrar a quienes son auténticos es una parte más de su trabajo. Por sus habilidades, podría ser la fascinante protagonista de un thriller. Una analista de la credibilidad, función que realiza como perito judicial, además de consultoría y análisis para medios de comunicación–, que descubriría a los culpables. Ante ella, lo cierto es que quienes tengan malas intenciones, lo llevan crudo.
Sin embargo, ella confiesa que “lo que más me apasiona es enseñar, una vocación que tenía desde pequeña, cuando ponía a las muñecas en fila encima de la cama para darles la lección que había recibido en el cole. He recuperado esa vocación y, realmente, me considero una persona muy afortunada por poder hacer de mi vocación mi profesión”. No extrañan nada sus palabras. Desde luego, esta es una entrevista en la que se aprende mucho.
PREGUNTA: Leo que dices: "La mentira está instalada en nuestras vidas". ¿Es así? ¿Cuándo comenzamos a mentir y por qué?
RESPUESTA: Comenzamos a mentir desde pequeñitos, cuando constatamos que quebrar una norma puede conllevar un castigo. Por ejemplo, un niño de dos años puede tratar de mentir para evitar el castigo por haberse comido un trozo de tarta que su madre le había dicho que no comiera. Otra cosa diferente es cuándo comenzamos a mentir más o menos bien.
Esto se produce cuando adquirimos lo que llamamos teoría de la mente: la capacidad de adoptar la perspectiva de la otra persona, imaginando lo que puede estar pensando, lo que puede saber o lo que puede llegar a saber. Es decir, aprendemos a elaborar mentiras más complejas cuando adquirimos el componente cognitivo de la empatía. Esto se produce, dependiendo del niño, entre los tres y seis años de vida. A partir de ahí, comenzamos a mentir, ¡y ya no paramos!
“No existe ‘el gesto de mentira’, sino que hay muchos indicadores diferentes. Tampoco podemos analizar el comportamiento no verbal de alguien de forma aislada”
¿Nos delata el lenguaje corporal cuando mentimos?
No siempre. Depende de la mentira, del mentiroso y de la situación. No existe el gesto de mentir, sino que hay muchos indicadores diferentes que manejamos cuando hacemos un análisis de este tipo. De hecho, ni siquiera podemos analizar el comportamiento no verbal de alguien de forma aislada, sin tener en cuenta lo que dice.
Yo soy perito judicial en análisis de credibilidad y, en los informes periciales, más o menos la mitad del análisis corresponde al contenido, a lo que dice la persona. De hecho, transcribimos literalmente la declaración, porque las palabras que utilizamos también son significativas. Y la otra mitad del informe corresponde a la comunicación no verbal. Ahí, aparte de los indicadores no verbales que manejamos, una de las cosas más importantes que analizamos son las desviaciones en la conducta del sujeto respecto a su línea base de comportamiento; es decir, respecto a su forma habitual de comportarse.
Además de eso, ¿cuáles serían las claves para detectar a un mentiroso y, por el contrario, qué consejos nos darías para mentir bien?
(Risa) No sé si debería ir enseñando a mentir a la gente… Solo te diré que la mentira más fácil de ejecutar es la mentira por omisión. Cuando elaborar una historia alternativa a la que de verdad ha pasado, lo llamamos mentira por falseamiento.
En este caso, dependiendo de la complejidad de la historia, la persona que nos escucha podría darse cuenta de alguna incoherencia interna en el relato (entre todos los elementos de la historia) o externa (entre la historia que le hemos contado y otras pruebas que pueda recabar). Por eso, es mucho más compleja de ejecutar que una omisión de la verdad.
Cuando omitimos la verdad, simplemente nos callamos y retenemos lo que sabemos (eso, aunque mucha gente no lo piense así, también es mentir). El problema es que muchas veces pensamos que con omitir la verdad será suficiente, pero la otra persona comienza a hacer preguntas, y nos toca ir inventando sobre la marcha.
Por eso, una buena clave para detectar a un mentiroso consiste primero en dejarle hablar lo máximo posible (cuanto más hable, más fácil será que cometa algún error de ejecución), y, después, realizar preguntas que nos permitan detectar incoherencias. Hay diferentes técnicas de interrogatorio que podemos aplicar. Por ejemplo, una muy interesante es pedirle a la otra persona, una vez ha acabado su historia, que nos la vuelva a contar pero al revés: de lo más reciente a lo más antiguo.
“La mentira que no perdono es la que hiere a otra persona”
¿En qué no perdonarías una mentira?
Creo que debemos buscar la diferencia entre las mentiras que se pueden perdonar y las que no en las consecuencias de esas mentiras. Si trae como consecuencia el herir a una persona, ésa es la que no perdono.
Hay veces que demasiada sinceridad, duele. En algunas ocasiones, ¿te parece necesario, e incluso recomendable, mentir?
Socialmente hablando, desde pequeños, nos meten en la cabeza que mentir es malo. Y te tengo que decir que no siempre es así. En ocasiones, no decir algo o falsear un poco, puede ayudar a otra persona. Yo he sufrido bullying de pequeña: los niños me llamaban gorda, bomba, y otros insultos relacionados con mi sobrepeso.
Esto, ya te puedes imaginar, afectó muchísimo a mi autoestima, y he tardado muchos años en superarlo. Si los padres de esos niños les hubieran enseñado a no decir todo lo que piensan (lo ideal hubiera sido que les enseñaran valores, claro; por ejemplo, a no juzgar a las personas, y menos en base a su físico; pero bueno, no vamos a pedirle peras al olmo), no se hubieran pasado cursos enteros insultándome. Así que la mentira es, en muchas ocasiones, un engrasante de la convivencia pacífica y, por tanto, absolutamente necesaria.
¿Es posible mentir y, al mismo tiempo, ser honesto y leal?
Si la mentira es piadosa, si busca hacer sentir bien a la otra persona, si las consecuencias de esa mentira son poco relevantes, creo que sí es posible. Por ejemplo, imagina que yo, que, como te he dicho, he tenido muchos problemas de autoestima, vengo muy ilusionada con un nuevo pantalón que me he comprado y le pregunto a mi marido: "¿Cómo me queda?"
Él puede ser cruelmente sincero y decirme que me queda fatal, aún peor que el que compré el mes pasado, que ya es decir. O puede decirme que el color que he elegido es muy bonito. Personalmente, prefiero la segunda opción.
“No quiero personas a mi alrededor que no tengan ningún problema en herir los sentimientos de los demás con tal de dar su opinión ‘sincera’”
¿Está sobrevalorada la verdad?
Creo que está sobrevalorada la verdad sin ningún tipo de filtro. Yo, personalmente, no quiero personas a mi alrededor que no tengan ningún problema en herir los sentimientos de los demás con tal de dar su opinión ‘sincera’, cruel en muchas ocasiones, incluso aunque no se la hayan pedido. Creo que debemos buscar el equilibrio entre ser sinceros y no engañar a los demás, y cuidarles, es decir, no herir sus sentimientos con ‘nuestras verdades’.
Eres directora del máster en 'Comunicación No Verbal y Habilidades Directivas'. ¿Cómo puede ser útil la comunicación no verbal en los puestos de alta dirección?
Cualquier persona que trabaje con personas puede ver mejoradas sus capacidades relacionales con los demás a través de una mayor comprensión y un mejor manejo de su comunicación no verbal. Las personas que ocupan puestos directivos y que deben relacionarse con su equipo necesitan poder dar feedback positivamente, comprender a las personas que trabajan con ellos, sus necesidades, motivaciones, su personalidad, lo que les inquieta o lo que les activa.
Y estas cuestiones no siempre se verbalizan. De hecho, nadie suele ir por ahí diciendo qué perfil de personalidad tiene, qué le molesta o qué le gusta. Pero, si sabemos un poco más de comunicación no verbal de lo que, de forma natural, ya intuimos, podemos llegar a conocer bien a nuestro equipo, y, por tanto, congeniar mucho más con ellos, liderarles mejor y, en definitiva, conseguir una mayor productividad.
Y, por último, ¿qué consejos nos darías para mejorar nuestra comunicación no verbal, el lenguaje corporal?
Permíteme que recomiende la lectura de mi libro Código No Verbal, uno de los pocos publicados en castellano que aúna rigor científico con una lectura accesible. También suelo recomendar que las personas se graben haciendo alguna presentación o reunión, y, después, se visualicen. Esto puede permitirles tomar conciencia de cómo comunican realmente y comenzar a trabajar en lo que creen que deben mejorar.
También pueden mostrarle la grabación a una persona de su confianza que, con cariño, les dé un feedback. Debemos siempre tener en cuenta que una cosa es lo que nosotros creemos que comunicamos, otra diferente es lo que objetivamente comunicamos y otra es lo que los demás interpretan. Lo ideal en comunicación es conseguir que esas tres comunicaciones sean lo más parecidas posibles.