Además de una de las cuatro mujeres catedráticas de Psiquiatría en España María Inés López-Ibor (Madrid, 1968) es también presidenta de la Fundación Juan José López-Ibor, vicepresidenta de la Fundación Ortega-Marañón y académica correspondiente de las Reales Academias de Medicina y de Doctores de España. Tiene un hablar sereno y pausado. Escucha, sonríe y contesta de manera concisa. Ni una palabra de más.
No encuentra grandes diferencias entre el cerebro masculino y el femenino... Cuatro de las diez principales causas de enfermedad en el mundo están relacionadas con la enfermedad mental. Insiste en la prevención con las drogas en adolescentes “pues la gran mayoría de trastornos psicóticos aparecen entre los 15 y los 30 años”. La buena noticia es que “se logran curar muchas enfermedades que antes no se curaban”.
Reputada psiquiatra, experta en ansiedad, depresión, adicciones y trastornos psicóticos, nos habla de todo ello y del contrapunto que supone su próximo libro En busca de la alegría (Espasa, 2022). “Los pequeños detalles de la vida cotidiana son muy importantes.”
¿Qué asignatura imparte?
En el grado de Medicina, doy clase de Psicología Médica. En otros grados como Nutrición, Psicopatología de la Alimentación. Y en másteres, sobre la ansiedad y el estrés.
Pertenece a la tercera generación de psiquiatras, ¿siempre quiso dedicarse a la psiquiatría?
Siempre quise dedicarme a la medicina, pero sin saber si era porque me gustaba o porque en mi casa casi todos los libros eran de medicina y se hablaba mucho de ella. Cuando empecé a estudiar la carrera me gustaban otras asignaturas -cirugía, ginecología y neurología-, pero al final decidí que la especialidad más completa era la psiquiatría.
¿Le han pesado la admiración a su padre y a su abuelo?
Yo creo que he sido muy afortunada de tener a mi padre como padre y a mi abuelo como abuelo. He aprendido mucho de ellos y siempre me he sentido muy orgullosa. En el fondo, no me ha pesado. Mi padre, además de ser un gran padre, fue un gran maestro, exigente, y los maestros hacen el camino más corto.
¿Cuáles son las patologías más comunes de nuestra época?
Yo empezaba las clases citando un trabajo de 1995. Decía que para 2020, de las diez principales causas de muerte o de enfermedad en el mundo, cuatro estarían relacionadas con la enfermedad mental y que la depresión iba a afectar a 300 millones de personas. Ese año empezó la pandemia y parece que sólo haya habido Covid.
Las patologías más frecuentes son las relacionadas con el ánimo, sobre todo los trastornos depresivos y de ansiedad. Han aumentado el trastorno del comportamiento alimentario y el obsesivo compulsivo. También un poco las psicosis, quizá porque las detectamos más y antes. Luego existen otros trastornos que están a caballo entre la psiquiatría y la neurología, como las demencias.
"El cannabis parece que lo cura todo. Es un grave problema en nuestros adolescentes"
España es el primer país europeo en consumo de ansiolíticos, ¿no era España un país alegre?
Yo creo que España es alegre o, por lo menos, tenemos más posibilidades de ser alegres, simplemente porque el sol mejora el ánimo. Pero es verdad que consumimos muchos ansiolíticos. Por una parte, no se pensaba que fueran tan peligrosos. Enseguida te daban uno. Ingresabas en un hospital y, aunque durmieses bien, siempre te daban un ansiolítico y un protector gástrico. También tendemos mucho a la automedicación.
¿No se necesita receta?
Ahora está empezando a disminuir el consumo porque se necesita receta. Antes no la pedían. Quizá se deba a que queremos todo y lo queremos ya. Si yo tengo un poco de ansiedad, quiero algo que me la quite rápido.
Cada vez hay más chicas jóvenes que recurren a la cirugía estética, a veces, de manera exagerada.
¿Dónde está el límite entre un retoque para mejorarte u otro para cambiarte? En muchos casos hay detrás un trastorno de identidad. No están conformes consigo mismas y quieren esos patrones de belleza, pero es que nunca se van a quedar satisfechas.
La sociedad nos proyecta un modelo al que todos nosotros querríamos aspirar. Eso en personas más vulnerables, sobre todo en adultos jóvenes o en adolescentes que no tienen seguridad en ellos mismos, es un peligro si no se controla.
Ha publicado el libro Drogas fuera (Temas de Hoy, 2007) con el fin de alertar sobre el perjuicio que ocasiona el consumo de drogas en adolescentes.
Hay una percepción disminuida del riesgo en algunas sustancias. Por ejemplo, el cannabis. Hoy en día los jóvenes piensan que no es nada peligroso. Es incluso más barato que el tabaco y en el paquete tabaco se advierte de que mata y provoca enfermedades. En cambio, el cannabis parece que lo cura todo. Es un grave problema en nuestros adolescentes, sobre todo porque es el único factor de riesgo evitable para padecer una de las peores enfermedades que es la esquizofrenia.
¿La esquizofrenia tiene también un componente genético?
Puede ser que tenga algún factor genético o que durante la infancia se hayan vivido situaciones adversas. Si, además, los adolescentes toman una sustancia que afecta al modo como se conectan sus neuronas, pueden tener un episodio psicótico y algunos de ellos -más chicos que chicas- esquizofrenia. También hay menos percepción de riesgo de la cocaína en adultos de nuestra edad. Quizá porque ahora confían en que está menos adulterada.
Uno de sus estudios es sobre el trastorno de adicción, ¿a qué se debe?
Ha cambiado mucho lo que pensamos de ello. Lo que pasa en las personas que desarrollan adicciones es que se activa un circuito llamado “circuito de recompensa”. Cuando tú encuentras mucho placer son varias áreas del cerebro las que se activan, unas emocionales y otras más racionales. Y si activas el circuito no lo puedes controlar.
También hay una parte esencial que viene determinada por un área del cerebro, la corteza prefrontal, que es la que nos hace más humanos y nos permite tomar decisiones, planificar nuestro comportamiento, cambiar o valorar opciones. Muchas de estas personas lo que pierden es ese control inhibitorio. Saben que no lo deben hacer, pero al final lo hacen.
El 18 de mayo presenta En busca de la alegría. ¿Diferencia a propósito la alegría de la felicidad?
Sí. El libro comienza distinguiendo la felicidad de la alegría. La felicidad es puntual, es un estado por alguna cosa que te sucede en un momento, pero por definición es efímera. En cambio, creo, la alegría se puede convertir en una manera de percibir la vida.
Escribir sobre la alegría no era fácil, pues me suelo dedicar a sentimientos más patológicos como la tristeza. No es un libro de autoayuda clásico, pero sí tiene algunas partes.
"Nuestros jóvenes tienen una auténtica dependencia del móvil"
¿Qué consejos daría sobre la alegría?
Nosotros dedicamos mucho más tiempo a los sentimientos negativos, quizá porque nos defienden. Cuando uno está triste analiza y eso lleva mucho tiempo. Pero podemos potenciar todas aquellas experiencias que nos han producido alegría, tratar de recordarlas y volver a vivirlas. Los pequeños detalles de la vida cotidiana son muy importantes.
Si en la tristeza uno es más analítico, ¿cree que la creación artística puede estar relacionada con sentimientos menos alegres, no necesariamente negativos?
Es verdad que la creatividad va en las personas, pero muchas personas creativas son melancólicas. Tienen a lo mejor más capacidad de introspección, de análisis. Cuando uno está muy alegre va muy deprisa, no reflexiona. Creo que en esos momentos uno tiene que reflexionar para aprender.
¿Qué opinión tiene del psicoanálisis?
Pertenezco a un linaje que en un principio fue bastante crítico con el psicoanálisis. Pero creo que tiene una parte importante, que es la capacidad de introspección. El irse analizando uno mismo y las cosas que te han ido pasando. Ha sido un gran avance para el ser humano a partir de finales del siglo XIX. En mi opinión, hay una parte que se ha quedado un poco limitada. El buscar siempre que tu manera de responder sea consecuencia de algo que te ha sucedido en la infancia.
¿Las nuevas tecnologías pueden alterar el desarrollo cerebral?
Hay cosas que empezamos a ver y que vamos a ver más de aquí a unos años. La era digital ha cambiado el modo en que aprendemos o leemos. Las personas que ya estamos formadas sabemos discernir, pero los jóvenes no. Incluso ya empieza a haber algún trabajo que expone que nuestro cerebro no está preparado para recibir toda esa información ni procesarla. Estamos empezando a ver ciertos trastornos. Nuestros jóvenes tienen una auténtica dependencia del móvil. Y también los adultos.
Eso es adicción.
Eso es una adicción porque tiene los síntomas de dependencia, tolerancia y abstinencia. Cada vez necesitan más (tiempo) para conseguir el mismo efecto. Si se lo retiras, tienen síntomas de abstinencia. Se vuelven irritables, tensos. De hecho, en Silicon Valley todos los gurús que nos han metido en esto, los fines de semana no utilizan el móvil, no contestan un mail. Sus hijos no utilizan el móvil y van a colegios donde estudian con libros y no con tablets.
Ha presentado más de 120 ponencias en Congresos Nacionales e Internacionales, ¿qué nuevas corrientes hay en psiquiatría?
En los últimos diez o quince años está cambiando mucho. Ya entendemos muchas de nuestras enfermedades mentales como enfermedades de la conectividad cerebral. Son neuronas que no se conectan bien y por eso no liberan una serie de neurotransmisores de manera adecuada. Pero también estamos aprendiendo que el cerebro es muy plástico y se recupera con fármacos, con técnicas de terapia, dietas adecuadas, ejercicio, técnicas de relajación... Y estamos logrando curar muchas enfermedades que antes no se curaban.
¿Cómo cuáles?
Muchísimas. Los trastornos depresivos ya se curan. Incluso estamos consiguiendo que muchos trastornos psicóticos no se conviertan en una enfermedad crónica como la esquizofrenia. Si se tratan adecuadamente, algunos pacientes no vuelven a tener más síntomas.
Hay que hacer un gran esfuerzo de prevención porque la gran mayoría de estas enfermedades mentales aparecen entre los 15 y los 30 años. Es la época en que nuestro cerebro se va conectando, pero también es cuando uno es todavía más inmaduro.
Ha trabajado en los cuatro ámbitos: docencia, investigación, gestión y consulta con el paciente. ¿Cuál le atrae más?
En distintos momentos de mi vida me gustaba más la gestión o la investigación. Ahora me gusta mucho más el trato con el paciente y la docencia.
¿Siente que lleva una consulta a cuestas? ¿Los amigos le piden consejo?
No. Eso puede pasar en muchas especialidades, pero reconocer que uno tiene ansiedad o depresión… es más difícil. Como a mí me gusta mucho lo que hago, no me importa nada y si con una pequeña cosa puedo ayudar, pues encantada.