La salud mental es uno de los aspectos más comentados en los últimos meses. Desde la pandemia, cientos de profesionales han alzado la voz para pedir más atención para este tema, cuyo deterioro ha costado la vida de muchas personas a causa de los suicidios. La población, al igual que los expertos, pide incorporar la perspectiva de género a esta cuestión tan relevante para la sociedad.
Como ya apuntó la Organización Mundial de la Salud, el porcentaje de mujeres que sufren depresión o ansiedad es significativamente mayor al de los hombres. Mientras que el 70% de ellas tienen problemas de salud mental, en ellos la probabilidad se reduce hasta un 30%.
Tras la pandemia, las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística apuntan que la incidencia de presentar cuadros depresivos en las mujeres es el doble que entre los hombres. Los indicadores que los anticipan, y que el género femenino presenta en su mayoría, son: pérdida del interés, sensación de dejadez y problemas para dormir.
La desigualdad de género es la problemática que se constituye como la causa principal de esta realidad. Los estereotipos asociados a las mujeres, la sexualización de sus cuerpos, las brechas socioeconómicas y la violencia de género son algunas de las claves que intentan explicar esta diferencia.
Factores claves
Gina Rippon, especialista en neuroimagen, explica en un artículo que no hay una base científica que pueda explicar por qué las mujeres sufren determinados trastornos de forma más asidua o por qué son más propensas a tener problemas de salud mental. Sin embargo, sí indica que la construcción cultural y el rol de género pueden influir.
A lo largo de la historia, el género femenino ha estado asociado principalmente al papel de madre cuidadora que lo da todo por los demás. Esto ha terminado provocando una enorme presión sobre todas aquellas mujeres que no se sentían identificadas con ello. Una presión que muchas veces deriva en falta de autoestima, sentimiento de culpa y de incapacidad.
En otras ocasiones, son los mensajes de "perfección" que se transmiten a través de los medios de comunicación como la televisión o la publicidad, los responsables de estos problemas. Por todos estos continuos bombardeos de lo que se espera de una mujer surgen la frustración, la desorientación, el miedo, la ansiedad y los estados depresivos.
Los métodos con los que los hombres y las mujeres se enfrentan sus propias emociones también están influenciados por los roles de género. El clásico "los hombres no lloran" parece indicar que, en caso de que alguno sufra un problema mental, pueda no darle mayor importancia o identificará peor que tiene un problema. Sin embargo, la mayoría de mujeres sí prestarán más atención y estarán dispuestas a intentar encontrar una solución como la terapia.
Por supuesto, la violencia de género es uno de los aspectos que más incide en la salud mental de las mujeres. Por estadística, las mujeres sufren más violencia sexual que los hombres, y los estragos psicológicos que deja esta terrible experiencia son innumerables. Una continuada situación de maltrato y terror mina la salud psicológica hasta extremos de anular al individuo.
Precisamente por esta situación, las mujeres también tienen el doble de posibilidades de sufrir un trastorno de estrés postraumático (TEPT). La Federación vasca de Asociaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental apunta los siguientes datos: el 80% de las mujeres con enfermedad mental grave que han estado en pareja ha sufrido violencia y el 42% de las mujeres con enfermedad mental grave que están sufriendo una situación de violencia en pareja, no la identifican.
Estigma femenino
Cuando escuchamos el caso de alguna mujer que sufre un trastorno, seguramente siempre habremos oído esta historia acompañada de calificativos como "histérica", "incapaz" o "mala madre". El estigma que el género femenino sufre continuamente es incesante. Por ello, desde la Confederación de la Salud Mental en España lanzaron una campaña de visibilización en el año 2018.
La doble discriminación se refiere al rechazo que sufren las mujeres diagnosticadas con algún problema de salud mental por su condición de género. Los descalificativos no sólo se refieren a su problema mental, sino también al género, marginándolas completamente.
En España, el perfil de persona que cuida de un familiar con un problema de salud mental es una mujer mayor de 64 años que presta sus cuidados durante una media de 24 horas a la semana. Con este dato, resulta paradójico que precisamente sean ellas las discriminadas por sufrir un problema de salud mental. Sufridoras y cuidadoras a la misma vez, pagando un precio muy caro.