Cristina De Alzaga Redacción | Agencias

La empresaria estadounidense, diseñadora de interiores e icono de la moda Iris Apfel falleció este viernes a los 102 años, según un mensaje publicado a través de su perfil en redes sociales. El portavoz de su familia, Stu Loeser, también confirmó al diario The New York Times que falleció en su casa de Palm Beach, en Florida.

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Reconocida principalmente por sus gafas de gran tamaño, desarrolló una gama de lentes, una colección de joyería en cerámica en colaboración con la marca Bernardaud, así como una línea de copas, jarrones y vasos para NudeGlass.

De niña, cuando veía su imagen reflejada en uno de los espejos de la cristalería que regentaba su padre, en el barrio neoyorquino de Queens, donde vivía con su familia, la pequeña Iris Barrel solo veía un patito feo. Pero, años después, cuando le tocaba ayudar también en la tienda de ropa de su madre, la imagen que le devolvía el espejo era la de una adolescente que se atrevía a ser diferente



Y lo fue desde el principio: su biografía dice que estudió Historia del Arte en NYU (New York University) y que luego asistió a la escuela de Bellas Artes de la Universidad de Wisconsin. Al terminar sus estudios trabajó en una época en la que muy pocas mujeres lo hacían: primero como redactora en la revista Women Wear Daily, conocida como "la biblia de la moda", más tarde con un diseñador de interiores (que decoraba apartamentos para venderlos) y también como ayudante de un ilustrador.



Presumía de haber sido de las primeras mujeres en ponerse unos pantalones vaqueros ¡en los años 40! En 1948 (a los 27 años) se casó con Carl Apfel (1915-2015), y juntos fundaron la compañía internacional de fabricación de tejidos Old World Weavers. Viajaron por todo el mundo en busca de inspiración y se especializaron en reproducir estampados antiguos que encontraban en museos, monasterios, tiendas de antigüedades y en mercadillos de artesanía de los cinco continentes.

Al mismo tiempo, Iris iba "aprehendiendo" la estética, el estilo y la moda de cada país que visitaban. Iris nunca quiso tener hijos, porque su trabajo les obligaba a viajar gran parte del año y "no quería que los criara una niñera". Ambos participaron en la decoración de la Casa Blanca, trabajando para nueve presidentes distintos, de Truman a Clinton.

Carl murió a los 100 años pero, desde que ambos se jubilaron de la decoración de interiores y el negocio textil, bien cumplidos los 60 años, siguieron viajando y soñando juntos, mientras Iris perfeccionaba un estilo propio y original que la ha convertido en un auténtico icono de la moda.



Consideraba la moda un lenguaje para expresar cómo te sientes cada mañana. Le divertían mucho las redes sociales, y aseguraba haberse sentido siempre igual de cómoda tanto comprando en una joyería del barrio de Harlem como en la famosa tienda Tiffany de la Quinta Avenida.

Combinaba colores, texturas y estampados sin prestar atención a las tendencias ni a las convenciones estéticas o sociales. La más moderna de las modernas, a los 70, los 80, los 90 y los cien años. Mezclaba sin pudor Dior con Dolce & Gabbana, plumas y cuero, estampados de serpiente y un brocado; prendas compradas en sus viajes por África, México, Tailandia, India… o cualquier otro lugar del mundo.

En una de sus últimas visitas a París, para asistir a un desfile, declaró a la prensa francesa, entre risas: "Alguien me dijo una vez: ‘Tú no eres guapa y nunca lo serás. Pero no importa, porque tú tienes algo más: tienes estilo’". Pero nunca le hizo falta la belleza, porque sabía lo que quería. Era sin duda la centenaria más chic del mundo. Tenía desde 2019 contrato con la agencia de modelos IGM (la misma que lleva a Bella Hadid, Karlie Kloss y Alek Wek).

Estilo por encima de modas

Lo mismo organizan una exposición sobre ella en los exclusivos almacenes parisinos Le Bon Marché, que le dedican una edición especial de la muñeca Barbie. Entre su legión de fans están el rapero Kanye West y los diseñadores Alexander Wang y Dries Van Notten. 

Dotada de una personalidad que, desde el primer momento, la llevó a destacar en el mundo de la moda, con ingenio y atrevimiento, ella y el fotógrafo de The New York Times Bill Cunnigham inventaron el street style, mucho antes de que existieran las redes sociales. Y desde que cumplió los 80 años, fue un no parar.

En 2005, el Costume Institute (Instituto del Vestido) del Museo Metropolitano de Nueva York (el famoso MET) le dedicó una exposición titulada Rara Avis. Selections from the Iris Apfel Collection, en la que se exhibieron casi un centenar de prendas y objetos de su impresionante vestidor, entre los que había zapatos, sombreros, collares, pulseras, pendientes (de plata y de plástico). La propia Apfel ayudó al comisario de la exposición a hacer los estilismos con los que fueron expuestos.



La muestra, según el MET, pretendía explorar "la afinidad entre el diseño de moda y accesorios y el poder de ambos para afirmar el estilo por encima de la moda, lo individual por encima de lo colectivo". Según el diccionario de la RAE, la expresión "rara avis" significa: Persona o cosa conceptuada como singular excepción de una regla cualquiera. 

Desde luego, la propia exposición fue ya una excepción a la regla del Met pues fue la primera vez que el museo realizaba una muestra de vestidos y accesorios de una persona viva y que no fuera diseñadora de moda (porque en este último caso sí lo han hecho, por ejemplo, cuando le dedicaron una a Miuccia Prada, en Conversaciones Imposibles con la diseñadora Elsa Schiaparelli, fallecida en 1973, o a la diseñadora japonesa Rei Kawakubo).



La exposición, tan exótica como la persona que la inspiraba, dio pie en 2007 a un libro, Rara Avis (Rare Bird): The Irreverent Iris Apfel, de Eric Boman y Harold Koda, comisario de la exposición del MET.

El mito ya estaba en marcha y, en 2012, a los 92 años, la firma de cosméticos MAC (siempre a la búsqueda de inspiración vanguardista) la convirtió en imagen de una línea con su nombre y su personalísimo estilo, que incluía labiales, lacas de uñas, sombras de ojos, colorete y lápices para cejas, ojos y labios. La marca australiana Blue Illusion le dedicó la colección Ageless (sin edad).



En 2014 se estrenó Iris, un documental sobre su vida, dirigido por Albert Maysles, que la convirtió, según sus propias palabras, en una "geriatric starlet" o “estrella del geriátrico”. Y, en otra ocasión, se describió como "una adolescente mayor" (an old teenager).

"La policía del estilo no va a arrestarte"

Siempre dijo que a la moda le falta sentido del humor y era capaz de mezclar un vestido que compró en París, tras uno de los desfiles de Alta Costura (a los que asiste en primera fila), con otro que encontró en una tienda de antigüedades o en un mercadillo de ropa vintage: "Sé qué elegir", aseguraba.



En 2017 apareció en el documental If you're Not in the Obit, Eat Breakfast (Si no pareces en la sección de Obituarios, desayuna), dirigido por Danny Gold, en el que el actor y presentador Carl Reiner planteaba la pregunta: ¿Cuál es el secreto para vivir hasta los 90 y amar cada minuto?

La respuesta la daban varios nonagenarios y centenarios famosos, entre otros, Tony Benett, Dick Van Dyke, Betty White o Kirk Douglas. Y, por supuesto, Iris Apfel.



Ella era la prueba de que el estilazo y la ilusión no tienen edad. En 2018 se publicó su biografía, Iris Apfel: Icono Accidental. Así fue como llegó hasta la fama, casi por accidente. Trabajando sin parar porque, para Apfel, la clave para disfrutar de la vida es "no parar de trabajar", mirar el lado positivo de la vida, y hacer cosas que te ayuden a ti y al mundo”.

Y, por muchos años que cumplas, seguir intentando "probar nuevas cosas. No dejes que la edad y los números te asusten. Tienes que encontrar tu propia felicidad y ser tan individual como puedas, no vayas con la manada". Y, como influencer de moda, su mejor consejo: "Si llevas algo puesto y no funciona, no te preocupes, la policía del estilo no va a venir a arrestarte".