Del 29 de enero al 2 de febrero, la capital danesa acoge uno de los eventos más esperados del año: su Semana de la Moda. En tan solo unos años, Copenhague se ha convertido en una referencia, no solo por adelantarse a algunas tendencias clave (dio lugar a una estética propia, el copencore) sino también por apostar por tejidos y tecnológicas sostenibles, abriendo el diálogo sobre la evolución de un sector en constante cambio.
En esta edición, más de 30 diseñadores presentan sus propuestas para el otoño-invierno 2024-2025, en diferentes puntos de la ciudad. Al margen de este calendario de desfiles oficial, la capital es el escenario de talleres, pop ups y charlas sobre el futuro de la moda.
En su cuarta jornada, penúltima de la semana, la firma TG Botanical fue la primera en desfilar. Creada en 2020 por Tetyana Chumak, a raíz del confinamiento, une tecnología y naturaleza (como su propio nombre lo indica). Para Tetyana Chumak, la creación de esta marca no se presentó solo como una oportunidad para mantenerse en contacto con la empresa agrícola familiar, fue también el reflejo de su deseo de mostrar al mundo que la ropa producida localmente puede y debe ser respetuosa con el medioambiente.
Apuesta por materiales ecológicos y técnicas especiales de teñido a base de hierbas, con pigmentos vegetales obtenidos de flores de tanaceto, bellotas, cáscaras de cebolla y granos de café. La diseñadora investiga, asimismo, la producción de tejidos a partir de elementos botánicos como la ortiga, el lino o el cáñamo.
Para el otoño-invierno, imaginó siluetas livianas, con faldas XL y pantalones de cintura baja, combinados con tops de punto y diseños de encaje. El corpiño ocupa el primer plano, tanto en su versión minimalista como romántica. Todos en colores como el gris o el verde, en consonancia con la Tierra y la materia, a la que da una importancia especial la diseñadora.
Le sucedió el desfile de Munthe, una firma fundada en 1994 por Naja Munthe que apuesta por telas de alta calidad cuidadosamente seleccionadas y diseños concebidos bajo el concepto de sostenibilidad. Suele firmar siluetas versátiles, que funcionan para múltiples ocasiones y que incluyen buenos básicos.
Este desfile se presentó como un homenaje a una de las grandes pasiones de la diseñadora: la equitación. A nivel estético, encontramos acolchados, detalles de encaje y vestidos delicados con mangas abullonadas. La inspiración animal quedó plasmada en el estampado de vaca blanco y negro ampliado.
Las prendas exteriores de piel de oveja y de punto se suman a prendas de corte más relajado como sudaderas y camisetas. No podía faltar el denim, convertido en clave del ADN estético de la marca, con parches, costuras y flecos, creando una estética con reminiscencias del Lejano Oeste.
Esta jornada fue también la de la presentación de Gestuz, la firma fundada en 2008 por Sanne Sehested, que juega con los códigos de una moda rockera, con aires vintage.
En esta ocasión, nos volvió a deleitar con una línea rebelde, caracterizada por cortes mini, tejidos potentes como el cuerpo y estampados que impregnan la retina. Destaca por su carácter sensual y alegre, que invitan a la fiesta. Descubrimos, en este sentido, shorts ultra cortos, blusas en tonos metalizados, body totalmente transparentes y tops de lentejuelas.
La diseñadora jugó asimismo con los contrastes, asociando telas más 'pesadas' como la lana con otras más delicadas, como el encaje, y combinando joyas menos vistosas con diseños sumamente llamativos.
Su colección, inspirada en la aviadora Amelia Earhart, destaca por su juego de volúmenes, con plumíferos XL, combinados con pantalones anchos, vestidos con escotes asimétricos, trajes masculinos y femeninos que no responden a la temporalidad, declinados en una limitada pero eficaz paleta cromática, donde predomina el gris.
Los uniformes, con chaquetas de aviador forradas en piel de oveja y bolsillos utilitario, se presentaron como una evidencia, al igual que la gabardina, prenda estética y funcional por excelencia. Siempre con la calidad y la sostenibilidad como premisa: la lana y el cuero son dos de los principales tejidos.
Otro desfile especialmente esperado era el de Marimekko. La marca finlandesa, fundada en 1951 y conocida por sus estampados y colores originales, no solo cuenta con artículos de moda, también con un catálogo de objetos de decoración.
Esta colección, presentada en la Galería Nacional de Dinamarca, es una oda a los estampados: estos aparecieron en tamaño XL, tanto en los diseños como en el escenario.
Pero la gran novedad de esta línea fue la apuesta por el denim. Vislumbramos tres cortes: recto, ancho y de pierna cilíndrica. No fueron los únicos protagonistas: vestidos estructurados, plumíferos y capas de cachemir marcan el rumbo de la propuesta otoñal.
Detrás de Helmstedt se encuentra Emilie Helmstedt. La casa, fundada en 2018, apuesta por un uso muy especial de los colores, la calidad y la artesanía, no solo en sus diseños, también en sus escenografías.
Firmó una de sus colecciones más atrevidas. Las prendas de punto adoptan colores más inesperados (aunque el negro también haya irrumpido con fuerza en la colección) y encuentran su contrapunto en diseños más sutiles como blusas de tirantes o de gasa.
Los estampados, tan preciados para la diseñadora, se lucen por mil: el de fresas, sin duda el más llamativo, destaca en un buen número de prendas, firmando una colección a contracorriente del minimalismo que reinó en los desfiles anteriores.
Fundada en Copenhague en 2008, Han Kjøbenhavn es conocida por sus diseños distintivos basados en la creatividad, la narración y la artesanía.
Su desfile otoño-invierno, oscuro, sensual y llamativo, fue uno de los más comentados de la semana. Silence incluye prendas tan potentes como culottes, body con apertura, pelo y flecos que se sumaron a otras de estética más deportista, de corte relajado. La colección, dominada por el blanco y negro, encuentra en el burgundy su poder definitivo.
Rotate, la marca de Birger Christensen, creada por las influencers y estilistas Jeanette Madsen y Thora Valdimarsdottir, cerró la jornada de desfiles. Con sede en Copenhague, Dinamarca, ha conquistado el mundo por su impecable estética.
Su propuesta otoñal no defraudó: lujosa, romántica y sexy a la vez, permanece fiel al estilo de la firma. Bajo un neón rojo poderoso, descubrimos siluetas delicadas, de encaje y transparencias (incluso un vestido de novia), pero también vestidos de alto impacto visual, con flores XXL, pedrería y lentejuelas. Eso sí, sin perder de vista prendas más abrigas como jerséis de punto.
Las mangas abullonadas, los escotes en V profundos y los cortes extracortos confirman que la firma es definitivamente la reina del equilibrio de estilos.