Que la moda impacta es un hecho. Y los diseñadores y directores artísticos saben aprovecharlo. Con una idea clara en mente, fueron varios los que optaron por defender sus ideales sobre una pasarela.
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A lo largo de los años, homenajes y mensajes trascendentes cruzaron desfiles como si fueran un modelo más. Los diseños y la puesta en escena sirvieron para trasladar problemas sociales y políticos, dejando claro que la moda es más que solo moda.
La "vergüenza" del lujo
Un auténtico espectáculo es lo que trató de conseguir la directora artística de la firma sueca AVAVAV, Beate Karlsson, con su colección otoño-invierno. Y no es la primera vez que lo logra.
Fake it till you break it (“Finge hasta romperlo”) es el nombre que dio Karlsson a este desfile de la Semana de la Moda de Milán, en el que criticaba la superficialidad de la industria.
Durante el mismo, las prendas y accesorios que llevaban las modelos se iban rompiendo, desmontando, cayendo... a medida que caminaban por la pasarela. Tacones rotos, bolsos que se descolgaban o prendas que se descosían sorprendieron al público durante la presentación.
Según declaró la diseñadora, con ello quería explorar "qué es lo más vergonzoso que le puede pasar a una marca de lujo", invitando a quienes lo vieran a cuestionarse las percepciones que tienen sobre el mundo de la moda.
"Me he preguntado por qué el lujo es tan serio. ¿Es porque nos esforzamos por ser perfectos? ¿Puede la mala calidad seguir siendo lujosa?", reflexionó Karlsson en su cuenta de Instagram.
La pared del fondo del escenario también fue otra de las cosas que Beate Karlsson quiso derribar, revelando así al equipo de la marca, que estaba trabajando en el backstage y poniéndole la guinda final a esta espectacular presentación.
No es la primera vez que la diseñadora sueca hace algo parecido. En la colección primavera-verano 2023, la directora artística de Avavav parodió el mundo del lujo con botas exageradas en forma de pie de yeti, estampados de dólar y collares elaborados a partir de relojes Rolex.
En esta ocasión, lo que se cayó no fue la pared, sino las modelos, una clara declaración de intenciones por parte de la firma. Avavav utilizó este recurso como metáfora sobre la fina línea que separa el éxito fingido del fracaso.
Esta marca emergente sigue una línea de discurso constante, basada en la sostenibilidad, en la que se utilizan materiales que para otras marcas de lujo pueden parecer inservibles. La aparición de logos, colores brillantes y camisetas que gritan "filthy rich" (en español, "asquerosamente rico") lanzan un potente mensaje sobre el materialismo y el capitalismo.
Qué difícil es conciliar
Fueron varias las veces en las que las modelos aparecieron con sus bebés en la pasarela para lanzar un poderoso mensaje: antes que trabajadora, se es madre.
El caso más reciente es el de Yolanda Font, que modelaba para la colección otoño-invierno 2023 de María Lafuente en la Mercedes Benz Fashion Week. Font desfiló con su hija Micaela, de 5 meses, luciendo dos conjuntos a juego en los que destacaban colores cálidos como el rojo o el fucsia.
Tanto la diseñadora como la modelo lanzaba así un alegato sobre lo difícil que resulta para muchas mujeres compaginar lo mejor posible su carrera profesional con ser madres.
Neus Bermejo también rompió los estereotipos que rondan al modelaje en el desfile organizado por L’Oréal en la 77ª edición de la Madrid Fashion Week, que promovía el empoderamiento de la mujer. La modelo desfiló junto a su bebé y, aunque muchas ya lo habían hecho antes, recibió comentarios negativos por exponer a su hijo recién nacido públicamente.
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Maggie Maurer también incendió las redes con una imagen de ella durante el desfile de Schiaparelli, en la que aparecía amamantando a su bebé entre bastidores. Mensajes de apoyo y admiración fueron los recibidos por la modelo en el apartado de comentarios.
Ya en el 2022, Maurer desfiló con su barriga de embarazada para Nensi Dojaka, reivindicando el esfuerzo que hacen las modelos para compaginar trabajo y maternidad.
Otro de los muchos ejemplos de tributo a las madres fue el de Dolce&Gabanna en el que catorce madres se subieron a la pasarela con sus hijos, tres de ellos bebés, para el desfile de otoño-invierno 2015-2016.
Karl Lagerfeld aboga por el feminismo
Una de las imágenes imborrables de Chanel fue la colección otoño-invierno 2015, en la que la marca decoró la pasarela como si fuese una calle parisina y las modelos Gisele Bündchen, Cara Delevigne, Georgia May Jagger y Kendall Jenner cogieron pancartas y megáfonos como si se tratase de una manifestación.
En los carteles se podían leer frases como “Liberad la libertad”, “Sé diferente”, “Moda, no guerra”, o “Los derechos de las mujeres son más que buenos”. La voz cantante la llevaba Delevigne, que portaba un megáfono para transmitir un mensaje claro: el feminismo es necesario.
Este desfile obtuvo reacciones varias. Algunos apoyaron la estrategia del diseñador, que consideraron que reflejó uno de los movimientos sociales más importantes actualmente, mientras que otros creyeron que convirtió un movimiento tan trascendental en una simple estrategia de marketing.
Con críticas o sin ellas, está claro que la pasarela es uno de los mejores escenarios para generar un debate acerca de temas sociales de trascendencia. Cuando todo lo demás falla, hay que recordar que la moda siempre está de moda, y que es un recurso que da que hablar.
Los iniciadores de la moda protesta
Yves Saint Laurent, Coco Chanel o Paco Rabanne fueron algunos de los primeros en dar un giro a la repercusión que tenía la moda en la sociedad. Estos diseñadores trazaron un camino a base de prendas con las que persiguieron la idea de igualdad.
Saint Laurent democratizó el traje de chaqueta, alejando la percepción de él como prenda masculina y también subió a desfilar a Fidelia, una de las primeras modelos negras.
Por su lado, Chanel decidió llevar los pantalones del feminismo, nunca mejor dicho. En su empeño por acabar con la ropa incómoda de la época, sin olvidarse de la elegancia, creó los jerséis de punto y los pantalones para mujeres.
Paco Rabanne no se quedó atrás. En 1964, el diseñador invitó a una modelo negra a su show, que subió al escenario con un vestido de novia hecho a base de plástico. Y las críticas no tardaron tiempo en aparecer, al igual que las modelos de Vogue América y Harper’s Bazaar, que le echaron en cara su decisión y le escupieron.