La semana de la Alta Costura de París sigue imbatible. Si el martes la armada francesa daba una lección de costura y lujo con los desfiles de Chanel y los diseñadores Alexis Mabille, Stéphane Rolland, Julien Fournié y Alexandre Vauthier, era un italiano, quien cerraba el día con sus maravillosas pierrots para Giorgio Armani Privé.
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Stéphane Rolland, como ya es habitual, hizo desfilar a Nieves Álvarez, su musa y amiga, que no falla nunca a su cita con el diseñador en la pasarela gala. La modelo española es, cada temporada, la encargada de abrir y cerrar el desfile.
A sus 48 años ha dejado boquiabiertos una vez más a los invitados al desfile, mostrando con su elegancia natural una colección inspirada en Brasil, país en el que el diseñador francés vivió y conoce bien.
Sobre la pasarela, en el Palais de Chaillot desfilaron los vestidos esculturales a los que Rolland nos tiene acostumbrados, esperando las alfombras rojas que pisar, pero también otros más minimalistas y contenidos, al estilo del arquitecto brasileño Oscar Niemayer.
El gran Giorgio Armani volvió a mostrar el oficio que tiene con unas modelos vestidas como arlequines del siglo XXi con grandes cuellos estilo gola y rombos que salpicaban pantalones, chaquetas y demás prendas.
Románticos vestidos para la alfombra roja se combinan con pantalones de tiro alto y chaquetas toreras, sobre una pasarela en damero de colores en malva, verde lima y rosa. Este tono es sin duda, solo o combinado con negro, por el que más apostó el creador italiano.
Las lentejuelas y los cristales decoran vestidos y boleros en distintas versiones. También vimos lazos y flores, presentes en casi todas las colecciones que están desfilando por la Semana de la Alta Costura de la capital gala.
Y el miércoles llegó el turno de los diseñadores libaneses, con Elie Saab y Zuhair Murad, junto a los franceses Franck Sorbier y Julie De Libran y los holandeses
Viktor & Rolf. Estos suelen presentar algunos de los desfiles más sorprendentes y divertidos y, fieles a su costumbre, pusieron literalmente los modelos de la pasarela boca abajo.
Elie Saab tituló su colección El Cisne Dorado. El diseñador libanés nos embarcó en un personalísimo viaje a las estrellas en uno de los desfiles en los que más hemos visto brillar a las modelos: todas las telas iban bordadas con infinitos cristales y lentejuelas, entre dorados y plateados.
Una paleta que se ha movido entre los tonos más habituales del llamado color nude o maquillaje: el rosa palo, el beis, el crema... solo interrumpida por un toque de verde. Grandes mangas, grandes lazadas y grandes capas acompañaban a modelos pensados para atraer inmediatamente la atención a la llegada a cualquier evento.
Redecillas, gasas y transparencias se alternaban con troquelados espectaculares para dejar entrever el cuerpo de las modelos. Por cierto que desfilaron hombres y mujeres y, como grand finally, una espectacular novia de reminiscencias indias.
Pero el plato fuerte llegó al final del día, con los desfiles de la firma Jean-Paul Gaultier y Valentino. Sin duda, uno de los desfiles más esperados por la prensa especializada era el Haider Ackermann para Jean-Paul Gaultier. Y no defraudó.
Desde que este último se retirara, cada temporada un diseñador es invitado a la firma para presentar una colección única de Alta Costura en la histórica sede de Gaultier en París. Los tres anteriores fueron Chitose Abe, Glenn Martens y Olivier Rousteing, cuyos diferentes estilos versionaron el universo Gaultier con desfiles espectaculares.
Ackermann no ha sido una excepción. Ante la atenta mirada del propio Jean Paul Gaultier (JPG), y de un nutrido grupo de vips como Catherine Deneuve, Tilda Swinton o Timothée Chalamet, el "diseñador invitado" demostró que se puede reinterpretar a JPG hasta el infinito, y hacerlo, además, en clave genderless o de género fluido.