Si el lunes la Semana de la Moda de la Alta Costura en París arrancó con el rugido del león, cuando Schiaparelli hizo desfilar vestidos con grandes cabezas de animales de un sorprendente realismo, con la aparición estelar de Kylie Jenner y un considerable revuelo en las redes sociales, durante la jornada del martes Chanel no se quedó atrás.
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Pero lo hizo a la manera de Virginie Viard, la mano derecha de Karl Lagerfeld y su sucesora, que despertó una fría mañana de la capital gala con un un desfile lleno de magia y fantasía: Chanel convirtió la pasarela en un circo, liderado por unas minifalderas directoras de pista.
La elección del león como imagen del desfile de Alta Costura de Schiaparelli sorprendió a los expertos, que saben que este animal era uno de los favoritos de Mademoiselle Chanel y sigue siendo uno de los símbolos de su marca.
Daniel Roseberry, el director creativo de Schiaparelli (la firma de la gran rival de Coco Chanel), transformó la pasarela en un safari porque, como sabe muy bien el joven diseñador estadounidense, a Elsa Schiparelli se le atribuye, entre otros muchos, el mérito de haber puesto de moda el 'animal print'.
Virginie Viard también hace protagonistas a los animales pero, fiel a su perfil bajo, presentó un escenario discreto en el que unas figuras gigantes reproducían, al estilo de la papiroflexia, los animales del apartamento de Coco en París, en el que pueden verse leones de mármol, ciervos y hasta una rana dorada de la suerte...
Sobre la pasarela, las esculturas abstractas de madera contrachapada del artista Xavier Veilhan: el camello, el elefante, el caballo y los ciervos, entre otros, que tenían un lugar privilegiado en casa de Mademoisille, como los pájaros que decoraban el espectacular biombo chino que adoraba la creadora.
Las modelos salían de esas gigantescas figuras con los trajes de tweed que ya son emblema de la casa, adornados con sombreros de copa como los que llevan los magos (en este caso, las magas) y los directores de pista, y corbatas de pajarita como gargantillas.
Xavier Veilhan (nacido en Lyon, en 1963) ya ha colaborado con Virginie Viard en otras ocasiones y, cuando la diseñadora salió a saludar al final del desfile, como es protocolario, se acercó a él con un gesto de cariño.
Las obras de este artista contemporáneo, que vive y trabaja en la capital gala, decoran castillos y ciudades por todo el mundo y, para él, la participación del espectador es esencial. Los invitados al desfile disfrutaron de sus particular visión del caballo de Troya, el toro, el ratón y otras criaturas mitológicas.
Entre los privilegiados que fueron testigos del espectáculo, Baz Luhrmann, el director de Moulin Rouge (2001), la película en la que una escena recorre todos los tópicos típicos del circo y el canacán, a ritmo de Because We Can, de Fatboy Slim.
Se presentó también el vídeo A Flight of Fantasy (en español, Un vuelo de la fantasía), el fashion film creado para la ocasión, y en el que se pueden apreciar las formas de las esculturas de Veilhan para el desfile.
Aunque en los circos antiguos había leones, tigres, caballos y todo tipo de animales, el espectáculo circense de Chanel es más del siglo XXI: una forma diferente y sosegada de disfrutar del gran espectáculo de la moda que es la alta costura, en contraste con el circo que acompaña a las Kardashians y la falsa polémica de los animales disecados.
Con este desfile, Chanel da el pistoletazo de salida a un año en el que que, sin duda, la firma será absoluta protagonista: en mayo, la famosa gala del MET (el Museo Metropolitano de Nueva York) inaugurará la muestra en honor a la carrera de Karl Lagerfeld.
Y en septiembre el Museo Victoria & Albert de Londres le dedicará una gran retrospectiva a la propia Coco Chanel, una de las grandes creadoras del siglo XX, a la que, recientemente, también rindió homenaje el Museo Thyssen de Madrid.