Científicos de la Universidad de Newcastle, en el Reino Unido, han descubierto que las niñas tienden a optimizar las conexiones cerebrales antes que los niños. Un estudio que concluye que, además, eso puede explicar por qué las mujeres generalmente maduran más rápido en ciertas áreas cognitivas y emocionales que los hombres durante la infancia y la adolescencia.
A lo largo de nuestra vida, contemplamos la madurez como algo excepcional, sobre todo cuando todos los hombres de nuestro alrededor parece que siguen en otra época de su vida. De hecho, lo único que nos preocupa acerca de ello es que no consigan entender cosas que para nosotras, como mujeres, son imprescindibles.
Ellos, en cambio, presumen de esta "falta" de madurez, la cual también trae consigo —en muchas ocasiones— no darle tanta importancia a ciertas cosas y, por tanto, no sobrepensar en exceso. Para qué van a hacerlo, si otras personas puede encargarse por ellos.
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Este fenómeno sucede en el hogar, especialmente, entre hermanos. Un estudio llevado a cabo por la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), descubrió que las hijas mayores con uno o más hermanos tienden a soportar la peor parte de las obligaciones del hogar.
Todo ello da lugar a una situación: las hijas mayores se encuentran cuidando a sus hermanos, ayudando con las tareas del hogar e incluso cuidando a familiares enfermos desde una edad temprana. O a sus propios padres, en muchos casos. Y aunque parezca un comportamiento, en los últimos años se conoce como síndrome de la hija mayor.
Qué es el síndrome de la hija mayor
El síndrome de la hija mayor es un término utilizado para describir el peso emocional que las hijas mayores suelen llevar en sus familias. Es un fenómeno ampliamente reconocido y según plataformas como TikTok, más común de lo que nos podemos llegar a pensar.
Denota el conjunto de desafíos y expectativas que recae sobre los hombros de la hija mayor —que, en muchas ocasiones, también se da en la menor— y el cual combina los deberes familiares con las normas sociales.
En este caso, el síndrome de la hija mayor se ajusta a esta posición familiar, ya que ella crece como "pionera" y "modelo a seguir", quien no solo asume el peso de las tareas domésticas, sino que también asume un papel de madre sustituta, a la vez que tiene que dar ejemplo a los más pequeños.
Esta responsabilidad, que en muchas ocasiones se da antes de lo previsto, ejerce una inmensa presión sobre las hijas mayores, eclipsando a menudo su propio crecimiento y aspiraciones personales. De hecho, a pesar de sus grandes contribuciones, la carga que soportan suele pasar desapercibida, lo que también genera una tensión emocional que se puede extrapolar a otros ámbitos y momentos de la vida.
De cierta manera, el síndrome de la hija mayor 'roba' la infancia a muchas mujeres por adjudicarles responsabilidades que no les corresponden. Esto se interpone en la vida social y académica, ambas fundamentales para el desarrollo.
Señales de advertencia
El síndrome de la hija mayor puede estar presente durante toda la infancia y adolescencia de la mujer, pero se puede prolongar hasta la edad adulta, cuando se dan cuenta de que muchos de sus comportamientos tienen su procedencia en esa etapa de su vida.
- Un intenso sentimiento de responsabilidad.
- Te preocupas mucho.
- Buscas complacer a la gente.
- Acuden a ti para solucionar un conflicto.
- Perfeccionismo
- Te cuesta poner y mantener límites.
- En muchos casos, se desarrolla resentimiento hacia los hermanos y familia.
- Luchas con sentimientos de culpa.
- Tienes un momento difícil en tus relaciones adultas.
- No tienes tiempo personal debido a responsabilidades familiares
- Renuncias a expresar necesidades
- Sacrificas el desarrollo personal
- Ser muy independiente y tener dificultad para pedir ayuda.
Lo cierto es que el síndrome de la hija mayor no es una condición diagnosticable, pero sí puede incidir directamente sobre el comportamiento e incluso responsabilidades y sueños en el futuro de las mujeres, por lo que puede desembocar en un problema.
Luchar contra el perfeccionismo, creyendo que siempre deben ser un modelo a seguir, asumir grandes proporciones de trabajo o tener dificultades con parejas o amigos son algunas de las consecuencias quedar del síndrome de la hija mayor.
Una vez ha pasado, el síndrome de la hija mayor, lo único que podemos hacer es tratar todas esas consecuencias que hemos acarreado. Pero si estamos en la situación, para los expertos es fundamental tratar de romper con los patrones intergeneracionales que han llevado a las mujeres a asumir que ese es su puesto.