Los horóscopos dividen a la población en dos grupos: quienes creen firmemente en todo lo que dicen y quienes tan solo creen que es una pérdida de tiempo e, incluso, una tomadura de pelo. Lo cierto es que los primeros tienen su pensamiento mucho más consolidado, ya que cuando los segundos leen que su signo se refleja tal cual su personalidad, comienzan a pensar que quizás hay algo de cierto en todo lo que han odiado durante años.
Todos hemos leído en algún momento nuestro horóscopo. Bien sea por redes sociales, en las revistas o periódicos e, incluso, cuando algún amigo nos ha preguntado si queremos saber qué dice de nosotros. Hasta este punto está todo bien, hasta cuando lo odiamos, lo permitimos; sin embargo, las dudas aparecen cuando todo lo que dicen es extrañamente preciso.
Para muchas personas, leer el horóscopo o consultar su carta astral es simplemente habitual. Puede etiquetarse como entretenimiento, servir de inspiración, alentar cierta esperanza o incluso cortar unos minutos con el estrés. Por ese motivo, millones de personas se tranquilizan con la creencia de que funciona, y de que realmente todo lo que pone va a pasar, vamos a ser felices y a conseguir todo lo que nos propongamos.
La astrología, la creencia de que las posiciones y movimientos de los cuerpos celestes pueden influir en el comportamiento humano y los rasgos de personalidad, ha sido parte de la cultura humana durante milenios. Así como pasa con otras mentalidades científicas o universales, siempre surge la misma pregunta, ¿existe alguna base científica para la astrología o es simplemente una agrupación de creencias?
Para responder a la pregunta, fue Bertram Forer, un distinguido psicólogo estadounidense, investigó al respecto hasta dar con el 'efecto Forer'. Un fenómeno que se empezó a considerar popularmente el efecto Barnum gracias a PT Barnum, un showman de circo que hacía que la gente sintiera como si los conociera personalmente cuando hacía declaraciones amplias y declarativas.
Qué es el efecto Forer
El psicólogo Bertram Forer descubrió por primera vez que era bastante fácil para las personas estar de acuerdo con descripciones vagas sobre sí mismas, sin darse cuenta de que podían aplicarse a todos los demás. Por ese simple motivo, los escritores de horóscopos y los lectores de manos pueden hacer que las personas sientan que las descripciones de su personalidad se aplican específicamente a ellos; por mucho que los comentarios parecen comentarios individuales, están llenos de información que se aplica a muchas personas.
El efecto Forer no es más ni menos que la tendencia de las personas a aceptar descripciones generales como si fueran altamente específicas y personalizadas. Cuando leemos nuestro signo, estamos contemplando características que fácilmente podemos contemplar como propias y de hecho, nos identificamos con todos los rasgos; sin embargo, tienden a ser descripciones tan amplias que cualquiera puede sentirse identificado.
Según los expertos, la principal razón por la que somos susceptibles a la idea de que una afirmación generalizada tiene un significado específico para nosotros es porque buscamos ser parte de un todo mayor. Los humanos estamos biológicamente diseñados para buscar conexiones entre nosotros y con el mundo que nos rodea, por lo que además de querer conectarnos, también queremos que la vida tenga sentido.
Al creer que un horóscopo habla de tu vida individual, o que un mago realmente ha leído tu mente para saber qué carta elegiste, otorgamos un significado a eventos de nuestra vida que de otro modo no tendrían sentido. La vida tiene más sentido cuando es placentera y tendemos a preferir creer cosas positivas sobre nosotros mismos que negativas, por este motivo, tendemos a aceptar más lo alegre que lo negativo.
Pero no solo contemplamos este efecto en los horóscopos, ya que se contempla en muchas más circunstancias de nuestra vida como las galletas de la fortuna, los test de personalidad, pensar que el truco de un mago puede suceder porque está leyendo tu mente o ir a un médium y pensar que lleva toda la razón.