Escribo desde que soy niña. Tenía tantas imágenes e historias en mi cabeza que necesitaba plasmarlas en este mundo de alguna manera.
Recuerdo que el primer libro que escribí por supuesto, no publicado, quizá fue con 8 o 9 añitos.
Por la noche, todas esas historias que imaginaba se las contaba a mi hermana, como una cuentacuentos y, mientras ella me escuchaba, yo me recreaba más y más: casi podíamos hacer reales esos mundos.
Una vez, creé una historia tan larga que incluso le enviaba hotmails con la continuación de lo que hoy en día llamaríamos un audiolibro -música incluida. ¡Lástima que ya no sabemos cómo recuperar esos archivos!
Dentro de mi siempre he sentido un mundo rico y una capacidad bonita para imaginar. Sin embargo, hubo una etapa en la que toda esa magia quedó apartada en un segundo plano: el día a día hizo que estuviera más pendiente de otro tipo de asuntos.
Contenido psicológico en redes
Cuando empecé a divulgar contenido psicológico a través de las redes sociales (@psicoand), volví a conectar con esa niña y con el cariño por la escritura: ¿cómo podía transmitir de una forma original el contenido que divulgaba? ¡Los cuentos!
Los cuentos eran la vía perfecta para hacer reflexionar a la parte adulta, a la vez que conectaba con la niña que hay bajo la piel de cada lectora. ¿Qué mejor manera de conectar presente y pasado que un cuento? Desde esa manera de transmitir, caminé hacia el libro.
En psicología, el concepto al que llamamos ‘niña’ es una parte vulnerable que muchas veces sigue herida por cosas que le pasaron o que no pasaron.
A través de mi libro Cómo dejar de ser una niña buena (Ed. Molino, 2024) quise conectar con esas niñas que crecieron antes de tiempo.
Con esas niñas que muchas veces se refugiaron entre libros para desconectar del caos que sentían por fuera. Niñas que se sintieron solas, que entendieron que su rol era cuidar de sus cuidadores. A esas niñas a las que llamaron ‘buenas’ porque aprendieron a suprimir y silenciar sus enfados, deseos y necesidades. A no poner límites. A bajar la cabeza.
Esas niñas tan maduras que sólo merecían ser un poco más imperfectas, un poquito más niñas.
Acercarse a la infancia
El libro que he escrito es una invitación para que la parte adulta pueda acercarse a su infancia y, por lo tanto, coger de la mano de esa niña que habita dentro.
A través de un lenguaje cercano y tierno, a través de cuentos y ejercicios que permiten conexión entre la mano de la lectora y la manita de su niña interior, las lectoras podrán tomar consciencia del origen de todos esos patrones en los que siguen encerradas, así como hacerse cargo de ese cambio.
Si siempre has callado por miedo a alzar la voz, permitido que sobrepasaran tus límites, puesto a los demás por delante de ti, recorrido el camino que se esperaba que recorrieras, cuidado de las personas con la esperanza de mantenerte vinculada a ellas, vivido una vida que sientes que no es del todo tuya… Este libro está hecho para ti.
Como en aquel entonces con mi hermana, estaré encantada de ser esa voz que te acompaña antes de irte a dormir: a ti y a la niña que llevas dentro.