Sentirte integrado en una comunidad que no es la tuya puede llegar a ser complicado en muchos casos. Pero, si eres un refugiado que ha tenido que huir de su país por culpa de la guerra, el proceso de adaptación a la nueva cultura podría dificultarse muchísimo más.
Esta es la situación que viven millones y millones de ucranianos desde que, en el año 2022, Rusia comenzase a invadir su país. De hecho, según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el número total de refugiados de este país asciende a 6,4 millones en todo el mundo.
Desde entonces, han brotado cientos de iniciativas desde todos los rincones del mundo para conseguir que todos ellos tengan una mejor calidad de vida. Entre estos proyectos, se encuentra el realizado por Accem con la financiación de Fundación Mutua Madrileña, llamado 'Mentoría social con personas refugiadas ucranianas'.
Objetivo: la integración social
Esta iniciativa surge hace un año en el contexto de la XI Convocatoria de ayudas a proyectos de acción social de la Fundación Mutua Madrileña. Su objetivo es conseguir la integración social de los refugiados mediante la realización de actividades de ocio y tiempo libre.
"Presentamos nuestro proyecto a la convocatoria en la categoría de 'Ayudas a Ucrania' y nos lo aceptaron", comenta Isabel Castellano, responsable en Accem del proyecto. "Creemos que además de tener las necesidades cubiertas, pasar tiempo libre de calidad es fundamental para conseguir la plena integración social".
La propuesta de Accem en este proyecto está enfocada a la mentoría social a través de personas voluntarias que acompañan y facilitan la participación social y cultural de las personas refugiadas ucranianas en la comunidad de acogida, que en este caso ha sido la Comunidad de Madrid.
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Cada detalle cuenta
"Este proyecto ha requerido una preparación previa muy importante", comenta Isabel Castellano. Entre las muchas funciones de sus organizadores, la más complicada ha sido la de elegir y asignar a cada voluntario con uno de los refugiados.
"Queríamos que se forjase una buena amistad entre ellos, por lo que unimos a personas que consideramos que tenían gustos y aficiones comunes, y que fueran compatibles entre ellos", explica Isabel Castellano.
Además, se organizaron gran cantidad de sesiones de formación e información para saber los horarios e intereses de cada uno de los participantes, y así poder crear un espacio de confianza y comodidad para cada uno de ellos.
Ocio por y para todos
Los usuarios de este programa han podido disfrutar de un amplio abanico de actividades. Desde la visita a museos y exposiciones de diferentes temáticas, hasta espectáculos musicales como actuaciones de flamenco o conciertos de música clásica.
Además, los refugiados ucranianos han tenido la oportunidad de conocer y disfrutar de otros lugares de la geografía española, como pueden ser Toledo, Segovia, Alcalá de Henares o Aranjuez.
Para los más pequeños de la casa también ha habido diversión, como no podía ser de otra manera. En su caso, los voluntarios han organizado visitas al zoo y a Faunia, al cine y a la bolera…
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Plena entrega y compromiso
Este proyecto no hubiera sido posible sin los voluntarios que han acogido a los propios refugiados ucranianos, ¡ellos también han sido los grandes protagonistas!
En cuanto al perfil de los mentores, principalmente han sido mujeres jóvenes, estudiantes o trabajadoras, con formación universitaria. Estos se han dedicado al acompañamiento y, para atenciones especializadas, se ha contado con perfiles profesionales.
"Es curioso, una gran parte de las voluntarias han sido mujeres migrantes que residen en España y están muy sensibilizadas con los procesos de duelos migratorios y adaptación a nuevas culturas", comenta Isabel Castellano.
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Más allá del proyecto
Uno de los grandes éxitos del proyecto 'Mentoría social con personas refugiadas ucranianas' ha sido, según Isabel Castellano, "conseguir entablar una relación tan estrecha entre todos los participantes".
"Se pedía un compromiso a largo plazo por parte de los mentores porque creemos que una de las claves de este proyecto ha sido crear ese vínculo personal entre los voluntarios mentores y las personas ucranianas", explica la responsable de esta iniciativa.
Tanto es así, que muchos de ellos han seguido y seguirán en contacto al finalizar este bonito proyecto. Pues, a falta de un hogar al que acudir, siempre podrán volver a aquellas personas que fueron, por unos meses, compañeros de aventuras y de vida.