Nadie puede poner en duda que la lucha por la igualdad de género ha vivido unos avances sin precedentes en el siglo XXI. Sin embargo, en la herramienta que más usamos para comunicarnos, el diccionario español, aún quedan palabras cuyo sexismo puede hacernos enrojecer.
Una de ellas, zorra, se ha convertido en protagonista involuntaria los últimos días debido a la canción que va a representar a España en el Festival de Eurovisión. La polémica ha saltado por el uso, indebido o no, del término.
La polémica por la canción Zorra, del grupo alicantino Nebulossa, ha generado quejas y discusiones en las redes entre las feministas. Incluso ha provocado la dimisión de Montserrat Boix, la delegada de Igualdad de RTVE.
También hay quienes han salido en su defensa, como el presidente Pedro Sánchez. Mientras, en la redacción de MAGAS nos hemos preguntado, ¿es zorra tan solo la punta de un iceberg sexista que se ampara en el diccionario?
Las palabras duales aparentes
Que el sexismo aún mantenga un buen espacio en el diccionario español no solo es un reflejo de las estructuras patriarcales que aún persisten en nuestra sociedad, sino que además contribuye a perpetuarlas y legitimarlas. Un buen ejemplo son las palabras duales aparentes. O sea, que aparentemente deberían ser iguales, pero que, al cambiar de masculino o femenino, adquieren una connotación negativa.
“Muchas de ellas se convierten en insultos como el típico zorro, como astuto y zorra, como prostituta”, apunta Susana Guerrero, catedrática de lengua española de la Universidad de Málaga, especialista en análisis con perspectiva de género del discurso, sobre todo de los medios de comunicación. Y no son pocas.
“Hay toda una colección. El fulano es alguien indeterminado, la fulana es una prostituta. El verdulero vende verdura y la verdulera es una ordinaria. Ocurre también algo curioso, cuando el término está relacionado con cargos, cuando aluden a las mujeres, indican una categoría inferior, como asistente y asistenta”.
Para la experta en género María Martín, autora del libro ‘Ni por favor ni por favora’, “es, por un lado, un reflejo de que la sociedad es sexista y esos usos existen y, por otro, la muestra de que la sociedad cambia más rápido que el diccionario”.
La directora de EVEFem, una escuela de formación feminista presencial y online ejemplo, subraya que “hoy casi nadie pensaría en una ‘mujer pública’ como una prostituta, pero eso sigue diciendo el diccionario. Y no añade sexista, o discriminatorio. Solo ‘poco usado’. Hay una marca de ‘en desuso’ que posiblemente sería aún más apropiada, pero no aparece tampoco”.
Los cambios en la RAE, ¿son suficientes?
Lo cierto es que la Real Academia Española (RAE) ha hecho muchos cambios, en gran parte empujada por la fuerza del movimiento feminista, que no ha parado de luchas por lograr una lengua más inclusiva. “La presión social ha sido lo que les ha movido a cambiar.
En el año 2018 se lio con el adjetivo fácil que ponía, dicho especialmente de una mujer que se aviene sin problema a mantener relaciones sexuales. Se empujó y se logró el cambio”, recuerda Guerrero.
“Hace cambios, es cierto, pero de forma completamente acrítica”, apunta Martín, “no tiene en cuenta la posición de mujeres y hombres en la sociedad, cree (o pretende hacernos creer) que sus definiciones son asépticas, neutras, científicas”.
Además la experta destaca que “no cuenta con especialistas en igualdad porque les parece que es en sus propias palabras ‘ideologizar el diccionario’. Pero lo que queremos es lo contrario, eliminar la ideología machista, racista, sexista, homófoba, clasista…”.
¿Es sexista la lengua?
Entre las personas expertas se conviene que el lenguaje no es sexista, pero con matices. “Las lenguas, en abstracto, pensadas como artefactos de comunicación, no lo son. Pero la materialización de las lenguas en ciertas normas, en una Gramática, sí lo son, absolutamente”, señala María Martín, que apunta que “los sesgos de los diccionarios y las gramáticas están estudiadísimos desde hace mucho, no es algo que haya inventado el feminismo”.
Además, Guerrero hace hincapié en lo que considera un gran error: perder mucho tiempo con hablar del masculino genérico, las formas desdobladas, etc. “Eso es quizá de lo menos relevante, hay cosas mucho más importantes como los términos sexistas de los que estamos hablando, que las palabras estén mal definidas o los usos discursivos que hacemos”, reflexiona.
Por ejemplo, “el hecho de que tratemos a las mujeres en el discurso de una manera más infantil que a los hombres, cuando utilizamos elementos valorativos para ellas que nunca pondríamos a los hombres, como determinados adjetivos con los que damos la sensación de que les quitamos profesionalidad, o el dar las noticias de mujeres si fuéramos algo excepcional”.
Además, recuerda que en lugar de poner una mujer hace X, se debería usar siempre su nombre y apellidos “porque así creamos referente y normalizamos el que las mujeres hacemos todo ya, afortunadamente, en el siglo XXI”.
Zorra, ¿reapropiación o machismo?
Con el título de la canción Zorra, hay parte del movimiento feminista que considera que está bien porque es una reapropiación del lenguaje por parte de la ciudadanía, para cambiarle el significado. Mientras que otra parte se manifiesta en contra. María Martín es de esta segunda opinión.
“Es el insulto más usado contra víctimas de violencia, el que más se nos dice en redes a las mujeres, hay miles de hombres jaleando que nos llamemos y nos puedan llamar ‘zorras’”, explica.
Además, la experta en género recalca que se trata del insulto más empleado por los agresores, según demuestran las sentencias judiciales de violencia machista.
“Cuando “‘puta' se les queda corto, pasan al ‘perra’ y el ‘zorra’. Esa animalización es una forma de deshumanización básica”, cuenta y enfatiza que “zorra es una de las palabras que más se usan en los títulos de películas porno”.
Por su parte, Susana Guerrero admite que el proceso de resignificar términos a priori insultantes es una realidad. “Ha pasado con el término gorda. Yo he trabajado bastante en el tema de la gordofobia, y ha habido una reapropiación del término gorda. Hay personas que deciden autodenominarse gorda como un adjetivo más. Así ya no me duele que alguien me insulte como tal. En el ámbito LGTBI lo han hecho con el término maricón. Esto es un mecanismo que funciona en la lengua. De hecho no me extrañaría que la canción Zorra acabara convirtiéndose en una especie como de himno”, considera la catedrática.
En lo que ambas están de acuerdo es en criticar la escenografía del tema ganador del BenidormFest. Para Guerrero “la puesta en escena contradice lo que pretende la canción, que parece que lo único que puede vender es la parte erótica o sexual”.
Mientras que Martín recuerda que “después nos escandalizamos porque menores ven porno, adolescentes varones lo imponen. Y a ver cómo paramos esta bola de nieve o cómo les decimos después que la cosificación del reguetón está mal y es sexista” y concluye que “que lleven a Eurovisión lo que quieran, pero que no digan ni que es feminista ni que es por nuestro bien. Es solo en aras de la venta del cuerpo de las mujeres como objeto de consumo”.
Otra cosa en la que coinciden ambas es que el diccionario debería de reflejar y promover valores de igualdad y respeto. Sin embargo, nos encontramos con palabras que perpetúan estereotipos de género y relegan a las mujeres a roles subordinados o estigmatizados.
Para mostrarlo, hemos buscado en él palabras con connotaciones sexistas que reflejan una realidad desigual y obsoleta. Estas son las 40 que hemos encontrado. Este reportaje tiene espíritu abierto y participativo. Quizá, si estás leyendo esto, puedes mostrarnos alguna más.
40 términos sexistas que puedes encontrar en el diccionario español
- Alcaldesa (alcalde, desa). En su quinta acepción, la RAE señala que alcaldesa es la esposa del alcalde, algo que no ocurre al contrario (¿las alcaldesas no tienen marido?), y que es una reminiscencia de cuando las mujeres no podían acceder a ese tipo de cargos, sino que eran ‘mujer de’. Pero, además, en la primera acepción del término, y quizá obnubilados por incluir el masculino como género que representa a todos los seres humanos, se dice que la autoridad municipal es delegado (masculino) del Gobierno. Un femenino ahí habría quedado de diez en cuanto a romper estereotipos: 1. m. y f. Autoridad municipal que preside un ayuntamiento y que ejecuta los acuerdos de esta corporación, sin perjuicio de sus potestades propias, y es además delegado del Gobierno en el orden administrativo.
- Asistente, ta. Además de señalar que, entre otras cosas, es una perona, o personal, que asiste, otras cuatro acepciones de la palabra señalan que, cuando se refiere a las mujeres, o sea, asistenta, son trabajadoras de la limpieza, mujer de o criadas varias: 10. f. Esp. Mujer que trabaja haciendo tareas domésticas en una casa sin residir en ella y que cobra generalmente por horas. 11. f. Criada seglar que sirve en convento de religiosas de las órdenes militares. 12. f. En algunas órdenes religiosas de mujeres, monja que asiste, ayuda y suple a la superiora. 13. f. Mujer del antiguo asistente (‖ funcionario público). 14. f. Criada que servía en el palacio real a damas, señoras de honor y camaristas que habitaban en él.
- Arpía. Aparte de ser un ave mitólogica, con rostro de mujer, se señala que, coloquialmente, es una mujer muy malvada. Y no, no existe el término ‘arpío’…
- Brujo, ja. Hasta en cuatro acepciones se señala a las brujas exclusivamente como mujeres, y por supuesto chungas casi siempre, algo que ya sabemos las feministas, por lo mucho que nos lo recuerdan en según que foros. En resumen: mujer fea y malvada –e incluso de aspecto repulsivo, añaden en otra entrada–, con poderes mágicos, o no.
- Caballeroso, sa. Los términos sexistas no siempre están referidos a las mujeres. En una de sus obras, el profesor e investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Álvaro García Meseguer, señalaba que en ocasiones, se refieren a virtudes de los hombres cuya equivalencia no existe para las mujeres. Como ocurre con este término, que solo sirve para ellos porque resalta su distinción, nobleza y generosidad. Esa cualidades naturales de los chicos…
- Cachondo, da. Aunque ya se refiere a las personas dominadas por el apetito sexual, su primera acepción deja claros el origen de esta palabra, referida durante tanto tiempo a las mujeres: dicho de una perra, salida (en celo).Y nos preguntamos, ¿de verdad alguien no se ha referido alguna vez a un perro macho como salido, por ejemplo cuando se restriegan contra tu pierna como locos y por mucho que no tengan celo como las hembras
- Calientapollas. Su primera acepción es la de ‘persona que excita sexualmente a un hombre sin intención de satisfacerlo’. Pero lo cierto es que persona parece funcionar como un eufemismo de… ¿Completáis la frase? Igual habría que poner un aviso de palabra super sexista bien a la vista.
- Cancillera: Igual esperábamos que fuera el femenino de canciller, pero no, la definición de cancillera como cargo brilla por su ausencia y se limita a: 1. f. Sal. Cuneta o canal de desagüe en las lindes de las tierras labrantías.
- Capitana. Coloquialmente, la RAE señala que puede ser la ‘mujer del capitán’. Por supuesto, el capitán no tiene por qué aparecer como marido de nadie.
- Cocinillas. Francamente, esta acepción no supone mucha lucha por la igualdad, la conciliación etc: 1. m. coloq. Esp. Hombre que se entromete en las tareas domésticas, especialmente en las de cocina. ¿Igual se podría actualizar un poquito? En la calle ya nadie la usa así, más bien nos solemos referir a las personas a las que les gusta cocinar y te hacen platos ricos, ¿o no?
- Coñazo. La pregunta surge inevitable, ¿por qué todo lo relacionado con los genitales masculinos mola –cojonudo, acojonante, es la polla–, y los femeninos en cambio son sinónimo de algo latoso e insoportable?
- Coronela. Ella es la mujer del coronel. Porque si una mujer ostenta el cargo, se la tendrá que denominar con el masculino. Así están las cosas. Por cierto, coronel (hombre) no supone en ningún caso esposo de la coronel (mujer).
- Cualquiera. 9. f. despect. Mujer de conducta moral o sexual reprochable. U. precedido de una, unas. Se comportan como unas cualquieras. No hay más preguntas, su señoría.
- Fregon/a. Mucho poner en masculino y femenino, pero puestos a definir, prima la parte que nos toca a nosotras y que por supuesto se convirtió en un modo chungo de definirnos: 4. f. despect. Criada que sirve en la cocina y friega. 5. f. despect. Esp. p. us. Mujer tosca e inculta.
- Fulano/a. Fulano no tiene mayor cuita que se alguien indeterminado, pero ay, fulana: 5 despect. prostituta. Si miras el diccionario, la verdad parece como si no hubiera prostitutos…
- Gallina. 1. m. y f. coloq. Persona cobarde, pusilánime y tímida. Pues sí, muchos animales femeninos sirven como excusa sexista en su definición. Esos gallos tan valientes, esas gallinas –las que ponen el huevo– tan asusticas. Poco gallinero ha pisado quien esta acepción escribió.
- Gobernanta. Aquí tenemos una de esas palabras duales. Mientras en femenino, gobernanta es un cargo en el personal de limpieza, en masculino gobernante es el mandamás. Que levante la mano la primera persona que vea algo de sexismo en ello…
- Hombría. Según esto los hombres tienen cualidades como la entereza, el valor, la probidad y la honradez. No hay equivalente en femenino.
- Lagarta. Una de sus acepciones la señala como prostituta. Es una de tantas formas de insultar a la mujer siempre con el mismo objetivo, llamarla puta. 12. f. despect. coloq. prostituta. U. t. c. adj.
- Lindo. Como decíamos el sexismo no solo es perjudicial para las mujeres, sino para toda la sociedad. Si te llaman lindo, según el diccionario te tachan de “hombre afeminado, que presume de guapo”, de forma coloquial y en desuso, eso sí.
- Loco/a. En masculino puede ser sinónimo de ‘hombre homosexual afeminado’, en femenino ‘mujer que mantiene relaciones sentimentales con varios hombres, pero ninguna estable’, y, como no hay dos sin tres, también significa el omnipresente ‘prostituta’.
- Macho. Una de sus acepciones, la número seis, señala que se trata de un hombre en el que se hacen patentes las características consideradas propias de su sexo, especialmente la fuerza y la valentía. En el caso de la hembra, esto no ocurre. Y si lo piensas, ¿os parecen muy valientes los machos en el paritorio, por poner un ejemplo? ¿No habría que empezar ya a destacar las características femeninas, entre ellas el valor?
- Madre. Aquí el sexismo está en que, en sus respectivas acepciones, al padre se le considera cabeza de familia, descendencia y hasta pueblo. No así a la madre. Si tenemos en cuenta, por ejemplo, que en España, de 1,9 millones de hogares monoparentales, más de 8 de cada 10 están encabezados por mujeres, mucho sentido, la verdad, no tiene esta definición.
- Marujo, ja. Término despectivo, se refiere a una mujer que se dedica solo a las tareas domésticas y a la que suele asociarse a ciertos tópicos como el chismorreo, la dependencia excesiva de la televisión, etc. Eso sí, también añaden que puede ser un hombre que actúa como una maruja. Todo por la igualdad.
- Mujer de la calle. Para la mujer, el significado es prostituta (¿qué raro, no?). Para el hombre, persona normal y corriente. Super equilibrado todo.
- Mujer pública. Otra forma de decir prostituta. Como señala la catedrática Susana Guerrero, en realidad este término está tan obsoleto que si se lo dices a alguien de la Generación Z te mirará sin entender nada. Mujer pública debería de pasar ya a ser, como lo es hombre público, alguien ‘que tiene presencia e influjo en la vida social’. Y punto.
- Mujerzuela. Otra palabra que solo sirve para significar de forma desdeñosa a la mujer, sin equivalente en masculino. Además de ‘mujer perdida, de mala vida’, es una de ‘poca estimación’.
- Nenaza. Afeminado y cobarde, nada menos. Esta palabra supone una de las grandes barreras para impedir que un hombre, desde muy niño, conecte con sus emociones. Empleada como insulto, un nenaza a tiempo puede cortar cualquier indicio de sensibilidad..
- Palmito. Esta significa, en una de sus acepciones, el talle esbelto de la mujer. No hay equivalente en masculino. Porque los hombres no tienen de eso. Claro, lucir guapas es cosa de ¿chicas?
- Perro/a. Si es macho, el perro es un ‘hombre tenaz, firme y constante en alguna opinión o empresa’. Si es hembra, ‘prostituta’.
- Presidenta. Además de persona que preside, en el caso femenino también es ‘mujer del presidente’. El marido de la presidenta no existe, igual se quedó en el cajón olvidado.
- Público. En su versión femenina conlleva siempre ese sinónimo de mujer prostituida. En la masculina, lo es de poderoso. Má claro, el agua.
- Puta. Poco que contar más que un dato que da María Martín en el libro Mujer tenías que ser: hay más de 200 sinónimos de puta. Igual estaría bien añadir que son términos ‘sexistas’ en todos ellos.
- Regenta. Otra mujer de… Cansino, sí.
- Sargenta. Además de mujer de (una vez más), también indica ‘corpulenta, hombruna y de dura condición’, o ‘autoritaria’. Todo sin acritud: si mandas, es lo que tiene. En el caso masculino, eso sí, también denota persona autoritaria. Algo es algo.
- Señorita, to. Si eres mujer, indica que estás soltera. Si eres hombre, que eres acomodado y ocioso. Esto por supuesto, luego se traduce en la idea de la pobre solterona versus el soltero de oro. Y, así, se corona en el top de términos anticuados que aún podemos encontrar en el diccionario para perpetuar una visión del mundo que ya no existe.
- Sexo débil: Pues sí, aunque se específica que es su uso tiene intención despectiva o discriminatoria, en el diccionario aparece como el’conjunto de las mujeres’. Mientras que el sexo fuerte es ‘conjunto de hombres’. Más sexista, imposible. De tanto que lo es, parece hasta infantil, en plan cancioncilla de Fernando Esteso, los niños con los niños, las niñas con las niñas… Podría encabezar un top de términos rancios, sin duda.
- Teniente, ta. Además de la fruta cuando no está madura, de duro de oído o de miserable, teniente es un cargo, politico o militar. Y en el caso femenino, a tenienta se le añade un ‘mujer de’.
- Verdulero, ra. Si piensas en verdulero, imaginas a un hombre vendiendo frutas y tal. Pero si piensas en verdulera, ya aparecen unas connotaciones despectivas de descaro y ordinariez. Pues eso, sexistas.
- Zorro/a. Gracias a la presión feminista, zorra dejó de considerarse una mujer taimada en el diccionario, para pasar a ser una persona. Sin embargo, continúa la acepción de prostituta –que no prostituto–, de forma despectiva y malsonante y, añadiríamos, sexista. Se trata de una palabra muy usada por los maltratadores y agresores sexuales para despreciar e insultar a las mujeres. Este es, también, el grito de guerra de Nebulossa, el grupo que va a representar a España en Eurovisión y que, dicen, quieren que la palabra deje de tener esa connotación despreciativa, que coarta la libertad de las mujeres. ¿Reapropiación del término o machismo zafio y banalización de la violencia? La polémica está servida.