Las personas tenemos conversaciones internas constantemente. A lo largo del día hablamos mucho con nosotras mismas y podemos decirnos 'qué torpe soy' y 'lo voy a hacer perfecto' la misma cantidad de veces. Aunque ambos mensajes sean contradictorios, la repetición y la calidad de estos mensajes, va a influir en nuestra respuesta cerebral y en nuestra capacidad para conseguir nuestros objetivos.
[El 'Síndrome de la chica con suerte' o cómo llenar de éxito tu vida con 4 sencillos pasos]
Acerca de lo que nos decimos a nosotros mismos, Maïté Issa, coach de Manifestación, nos apunta que las conversaciones internas que tenemos cuando nos vemos al espejo son momentos importantes y, por lo tanto, qué tenemos que cuidar la calidad de esos mensajes.
“Por breve que sea, es la oportunidad que tenemos de hacer contacto visual con nosotros mismos y autoevaluarnos, es el momento en el que somos más honestos acerca de lo que creemos que somos o que somos capaces de hacer. Es un momento perfecto para manifestar, tanto lo negativo como lo positivo”, explica la coach.
La manifestación es hacer real y tangible todo lo que imaginamos, y la neurociencia describe que este proceso está activo de forma permanente a través de nuestro cerebro y nos lleva a vivir situaciones adversas, tanto como a ver cumplidos nuestros deseos.
“A primera hora del día, que es cuando normalmente nos tomamos unos segundos para vernos al espejo, nuestra mente subconsciente está más receptiva a los mensajes. Si estos son positivos, reforzarás creencias y patrones de pensamiento que te ayudarán a alcanzar tus objetivos”, según Issa.
[¿Tienes amor propio? Aprende a conocerte para mejorar tu autoestima]
Los mensajes o pensamientos, una vez que llegan a la mente subconsciente, se convierten en hábitos, palabras y decisiones. Si estos son negativos, sucederá lo mismo, pero hacia situaciones adversas.
En este sentido, la experta comparte varios consejos para hacer que tus mensajes frente al espejo contribuyan a una reprogramación cerebral hacia el éxito usando afirmaciones.
Esto supone controlar los pensamientos, moderar detalles del lenguaje y centrarlos en lo que quieres lograr.
Siempre en positivo
Los mensajes que te dices a ti mismo tienen que estar en primera persona (yo soy, yo hago, yo tengo), en presente y siempre en positivo, porque nuestro cerebro no procesa la palabra, no cuando la antepones a una idea. Por ejemplo, cuando dices 'no quiero estar sola', el cerebro solo procesa la idea 'quiero estar sola' y por eso ocurre que atraes justamente lo que más temes.
Las afirmaciones, por el contrario, deben expresarse como la realidad que damos por cumplida: por ejemplo, 'yo soy el jefe o 'yo vivo feliz con mi pareja, aun cuando esto no lo hayas alcanzado'.
Orden en firme
Debes evitar expresiones vagas como 'espero', 'quiero' o 'deseo' porque se refiere a algo que aún no eres o que aún no tienes, refleja carencia por lo que aún no tienes y te lleva mentalmente a repasar tus fracasos del pasado para alcanzarlo.
'Quiero dinero' es un mensaje de que no lo tienes, 'deseo descansar' significa que vives en estado de extenuación y 'espero que me elijan para el proyecto' te lleva a pensar en que podrían nombrar a otras personas.
El cerebro multiplica esta idea de escasez como si recibiera una orden confirmada, y se verá reflejada en las situaciones que vives. Este tipo de expresiones no te ayudan a creer que eres eso que quieres ser, o que mereces eso que deseas alcanzar, y el cerebro solo trabaja en favor de confirmar lo que ordenas.
[¿Qué es la autoestima contingente?]
Usa tu cuerpo
A muchas personas les pasa que cuando comienzan a hacer afirmaciones lo primero que aparecen son los peros, los obstáculos y las carencias que piensas que tienes.
Cuando hagas una afirmación, observa qué es lo que te impide vivir lo que deseas: tu apariencia física, falta de dinero, capacidades limitadas, cargas externas, inseguridades y tantas más.
No repitas la afirmación en un momento en el que te sientes mal, porque te va a crear la emoción contraria. Por el contrario, intenta crear una emoción positiva alrededor de esta creencia, como recordar una persona que ha logrado el éxito que deseas y que te inspira, o recuerda lo que sentiste cuando dijiste tus afirmaciones frente al espejo.
Por ejemplo, 'soy una mujer exitosa'. Quizás ahora mismo no lo sientes porque acabas de fracasar en una entrevista de trabajo, pero puedes regresar en tu mente a un momento de tu vida en el que te sentiste exitosa, siéntelo y visualízalo. Entonces repite la afirmación con la postura de poder.
La repetición es clave
Una vez que tienes la afirmación, o las afirmaciones en las que te quieres centrar, refleja esta idea de forma repetitiva en lo que te dices frente al espejo, en lo que hablas y en lo que haces a diario. Al cabo de unas semanas, esta idea positiva competirá contra tus creencias limitantes y, por fuerza de repetición, se convertirá en tu pensamiento dominante.
La frecuencia vibratoria que emites con este pensamiento dominante provocará una respuesta de confirmación, no solo en tu propio proceder, tus actitudes y decisiones, sino que atraerás las situaciones y oportunidades que deseas, y esto es precisamente el principio de manifestar.
Así, te has hecho consciente de que ninguna de tus creencias limitantes (como que no tienes atractivo, o que no existen personas con tus intereses) te impide tener una pareja que te valore. Cuando has comenzado a pensar, hablar y actuar como una persona apreciada, lo has convertido en pensamiento dominante, y entonces encuentras a esa persona que deseas.
Agradece, en cualquier situación
En el proceso para sustituir lo que te dices frente al espejo por afirmaciones, y de esta forma crear pensamientos dominantes positivos, también vivirás situaciones adversas que pueden colmar tu paciencia y poner a prueba el control sobre tus pensamientos.
Desde un semáforo que te retrasa, hasta el pago inesperado de una multa, son situaciones que tú puedes ver como un revés que te sitúa en la casilla de salida, o como una oportunidad para llegar a la misma meta.
En vez de estallar en pensamientos y mensajes negativos, porque piensas que tienes nuevos obstáculos, practica el agradecimiento para reconducir tu energía en positivo: agradece porque ese puesto de trabajo que querías se lo han dado a otro, y eso te deja disponible para una oportunidad aún mejor; agradece que ahora tienes más tiempo para prepararte y agradece que ese error te señaló una debilidad que ahora has fortalecido, y por eso tu éxito está más cerca.
Maïté Issa advierte, finalmente, que “los cambios no surgen como de una varita mágica. Es muy importante estar acompañado, y puede ser placentero y más rápido de lo que piensas cuando estás dispuesto a invertir en ti”.