Conciliar vida privada con vida laboral, en ocasiones, no es fácil. Un ejemplo de ello ha sido la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, que ha anunciado este jueves que abandonará su cargo por "tener el depósito vacío" ante su falta de energía.
Una mujer que, hoy, destaca por su dimisión, al no poder compaginarla con su salud mental, pero que ha sido reconocida en numerosas ocasiones por ser una mujer con una trayectoria sin precedentes.
Visiblemente emocionada, la dirigente de 42 años ha repasado los principales retos a los que ha tenido que hacer frente durante sus cinco años y medio de mandato, entre los que ha destacado la lucha contra la pobreza, el cambio climático, la pandemia del coronavirus y la crisis económica.
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Sin duda, desde que tenía 37 años al inicio de su mandato, ha llevado a cabo una dura carrera que ha acabado con su salud física y mental, y de ahí su decisión de parar. Un acto que Ardern lleva a cabo pensando en el pueblo neozelandés que "merece a alguien que pueda dar el 100% que ella ya no da".
Considerada como la mejor política que ha gestionado la pandemia, dejó de lado su vida privada (aplazó su boda) para centrarse en el confinamiento y las restricciones del país.
Desde que comenzó la pandemia hasta febrero de 2021 tan solo se registraron 2.330 infecciones, de las que fallecieron 25 personas. Esto se debe a la decisión de llevar a cabo uno de los cierres de fronteras más estrictas del planeta.
La 1.ª ministra más joven de Nueva Zelanda
La neozelandesa ha sido la política más joven en ser elegida como primera ministra. Su mandato comenzó en 2017 y se revalidó en 2020, dándole al Partido Laborista la posibilidad de gobernar en solitario.
Episodio que no se había logrado desde la reforma electoral de 1996. También destaca su liderazgo y entereza política ante los ataques terroristas que, en marzo de 2019, azotaron dos mezquitas en Christchurch y acabaron con la vida de 51 personas.
Su gestión fue aplaudida al prohibir las armas semiautomáticas, las cuales fueron utilizadas en el atentado, y reformar las leyes de posesión de armas. Ese mismo año, el Gobierno hizo frente a la erupción del volcán White Island, que dejó 22 fallecidos.
Alcanzar la igualdad de género siempre fue una de las prioridades de la presidenta. “Todo lo que quede por conseguir en materia de igualdad de género lo tengo en lo alto de la lista”, dijo en 2018.
Ella misma ha roto varios techos de cristal en su carrera, convirtiéndose en la tercera mujer en alcanzar la presidencia de Nueva Zelanda, y la más joven en hacerlo.
Como el resto de líderes mundiales, Ardern tuvo que hacer frente a una pandemia global causada por la covid-19. En 2021, se vio obligada a confinar Auckland, una de las mayores ciudades del país, al detectar tres positivos.
Durante este año tuvo que enfrentarse al gigante estadounidense. Trump acusó a su país de una mala gestión y ella supo defenderse con valentía: “Nueve casos en un día en Nueva Zelanda no se comparan a las decenas de miles de contagios registrados en Estados Unidos”, le respondió al estadounidense.
También destaca su gestión ante el cambio climático: tras casi seis años de mandato, la ministra puso en funcionamiento numerosas medidas contra la crisis climática.
Y su decisión de recortar su salario en un 20 por ciento, en solidaridad con todas aquellas personas que han perdido el trabajo o no han tenido otro remedio que aceptar una reducción de sueldo ante el descalabro que ha causado el confinamiento.
Sin duda, es una mujer que destaca por su empatía, y así lo suscriben sus palabras este jueves. Ardern ha apelado a la responsabilidad del cargo, que le exige abandonarlo cuando no se considera la persona apropiada para su ejercicio.