El sencillo truco del corrector para eliminar las ojeras y conseguir un rostro rejuvenecido en segundos
- El corrector es uno de los productos más valorados de maquillaje; sin embargo, aplicarlo correctamente se hace complicado.
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El maquillaje es tan versátil que puede ajustarse a todo lo que nos propongamos. Mientras que si tenemos más tiempo y buscamos enfocarnos en los detalles nos aplicamos iluminador, gel de cejas, bronceador y eyeliner, cuando tenemos prisa o queremos algo simple vamos a por los imprescindibles: la máscara de pestañas, el colorete y el corrector.
Por mucho que el poder del iluminador y bronceador sea innegable, hay productos que no pueden faltar en un neceser. La máscara de pestañas cambia nuestra cara por completo, el colorete nos devuelve la vivacidad y el corrector es capaz de tapar hasta las imperfecciones que no tenemos. Siempre y cuando lo usemos bien.
Lo cierto es que, el corrector, a pesar de su importancia, aprender a usarlo y conseguir todas sus ventajas, es todo un proceso. Especialmente en las ojeras, cuando no acertamos con el tono, el color se difumina y aparecen los tediosos pliegues. Aunque parezca imposible, hay trucos que nunca fallan, como fijar antes de sellar.
Cómo elegir el mejor corrector
Antes de pasar al proceso, lo cierto es que no hay mejor truco que conseguir el corrector perfecto. Para ello, es fundamental tener en cuenta muchas cosas, como nuestro tono de piel o qué es lo que queremos conseguir con él: o corregir, como su propio nombre indica o iluminar.
Si lo que queremos es corregir, lo ideal es coger un tono semejante al de nuestra piel. El tono de la piel se refiere a la cantidad de melanina (el pigmento que le da color a la piel) en la capa superior de la piel. Si bien nuestro tono natural de piel es genético, la exposición al sol puede cambiarlo.
Al elegir un tono de corrector, primero debemos determinar si nuestro tono de piel es claro, medio u oscuro. Mientras que el corrector para las áreas generales de nuestro rostro debe coincidir con el tono de piel, el corrector debajo de los ojos debe ser uno o dos tonos más claros que nuestro color natural. Usar un corrector más claro para el área de los ojos ayuda a cubrir las ojeras y crea un efecto iluminador.
Aunque el tono parezca complicado, lo difícil realmente es encontrar el subtono de nuestro corrector: frío, cálido o neutro. El subtono es el tono de color que tenemos debajo de la superficie de la piel. A diferencia del tono, que cambia con la exposición al sol o con problemáticas como la rosácea o el acné, el subtono siempre es el mismo.
Uno de los mejores trucos para saber nuestro subtono es observar la apariencia de sus venas debajo de la piel. Las venas verdes o azul verdosas sugieren un matiz cálido, mientras que las venas azules o violetas sugieren un matiz frío. Si no podemos distinguir si tus venas son verdes o azules, es probable que tengas un matiz neutro.
En cualquiera de los casos, si hay algo que tenemos que priorizar en nuestro corrector es que sea hidratante. Si elegimos cualquier otra opción, es posible que reseque la zona y, por tanto, aparezcan los pliegues. En el caso de que nuestro corrector favorito no lo sea, tenemos que pasar directamente a hidratar la zona.
Lo primero, hidratar
La hidratación es fundamental no solo en la zona del corrector, sino en todo el rostro. Cuando añadimos a nuestra rutina una piel hidratante, suavizamos la superficie de la piel para una aplicación más uniforme de la base o del corrector e incluso puede ayudar a que el maquillaje dure más tiempo.
En segundo lugar, hidratar la piel debajo del maquillaje nos ayuda a que la piel luzca menos apagada: Aplicar corrector sobre la piel seca puede hacer que luzca pastosa. De hecho, hay quienes deciden darle una segunda hidratación a la zona de la ojera y optar por los contornos de ojos o los sticks hidratantes que ahora se han hecho tan famosos.
Por otra parte, tratar el contorno de los ojos con cremas específicas ayuda a minimizar de forma efectiva los signos de la edad. No solo estamos beneficiando la aplicación de diferentes cosméticos, en este caso el corrector, sino que también funciona a modo de tratamiento para prevenir y hacer desaparecer arrugas y líneas de expresión.
En el caso de pieles sensibles, el uso de productos específicos supone un extra de hidratación, algo que nunca le viene mal. En el caso de pieles grasas, también necesitan esa parte hidratante, ya que cuando la piel está correctamente hidratada se forma una capa que protege a nuestra piel de los agentes externos.
El segundo paso, aplicar el corrector
Una vez conocemos qué tipo de tono y subtono tenemos, simplemente tenemos que aplicar el corrector en el rostro. El mejor truco en este punto consiste en no aplicar una gran cantidad de producto. Cuando abusamos de este cosmético, puede conseguir que el producto se acumule y se marquen mucho las líneas de expresión y las arrugas.
La zona de aplicación es muy sencilla, pero si queremos ese efecto lifting en la mirada, podemos optar por hacer una línea partiendo del rabillo del ojo y extendiéndolo hacia arriba. De esta forma, iluminamos la zona y conseguimos ese efecto visual de mirada rejuvenecida.
El tercer paso, difuminar
En este tercer paso es donde se da uno de los mayores errores a la hora de aplicar maquillaje. Cuando pensamos en difuminar, creemos que la mejor opción es simplemente arrastrar el producto: es lo más rápido y, seguramente, sea lo más efectivo. Pero es un gran error.
Lo más importante es ponerlo a toquecitos y fundirlo con una brocha, esponja o yema de los dedos para conseguir un resultado más duradero y un acabado perfecto. En el caso de la brocha, la mejor opción es una pequeña para llegar a todas las áreas y si empleamos la esponja, debemos humedecerla antes de tiempo.
El cuarto paso, fijar el maquillaje
Fijar el maquillaje es, posiblemente, uno de los pasos más nuevos del maquillaje. Mientras que antiguamente llegaban a sumergir el rostro en agua con hielo para conseguirlo, la llegada de este producto supuso un antes y un después no solo como evolución de la cosmética, sino para triplicar los valores de otro tipo de productos.
Cuando fijamos el maquillaje con spray, conseguimos que aguante durante mucho más tiempo y, además, si escogemos uno hidratante, podemos devolverle a nuestro rostro la hidratación que posiblemente ha perdido con la cantidad de productos ya aplicados.
Por último, sellar
Lo cierto es que lo habitual es intercalar estos pasos: sellar primero y después, fijar. Sin embargo, cuando lo hacemos al revés, lo que conseguimos es matificar el exceso de spray fijador para un acabado impecable y duradero. De esta forma, neutralizamos esa parte 'mojada', sellando todo el producto para que no se mueva y eliminando los posibles pliegues que hayan podido aparecer.
Hay quienes directamente aplican el fijador de maquillaje a su esponja o brocha de maquillaje; sin embargo, cuando lo hacemos de esta manera, evitamos que el utensilio se quede demasiado mojado y, por tanto, deje de hacer su función.
En este punto, existen dos opciones: polvos compactos o polvos sueltos. Podemos elegir cualquiera de ellos siempre que no lo apliquemos en exceso y sea apto para nuestro tipo de piel.