Alisado o laminado de cejas: ¿en qué se diferencian?

Las cejas constituyen el marco de la cara y, dependiendo de su forma y su dirección, nuestra expresión facial puede cambiar sobremanera. Debemos tener en cuenta de que el tipo de cejas con el que hemos nacido no tiene por qué ser permanente y que existen varios tratamientos destinados a avivar la expresión del rostro.

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El diseño de cejas llevado a cabo por profesionales consiste en la valoración de tus facciones, expresiones y el estado y forma de tus cejas naturales, para determinar qué tipo de ceja te sentaría mejor y cuál se adecuaría a tu cara.

Una vez conocido que ambas técnicas son 100% personalizadas, pasamos a explicar la diferencia entre las dos.

Laminado de cejas

El objetivo de este procedimiento es conseguir volumen y definición en las cejas. El brow lamination o laminación de cejas es una técnica que se parece a la extensión de pestañas. Consiste en moldear y rediseñar los pelos de la ceja para que den un aspecto natural y limpio.

La laminación de cejas consiste en cepillar los pelos hacia arriba para que se fijen en un lugar concreto y suele durar entre 30 y 45 minutos. Además, este procedimiento es totalmente indoloro. 

El primer paso de la laminación es decidir qué diseño quieres dar a tus cejas y qué efecto quieres conseguir con ellas. Después, se limpiara la zona de las cejas para eliminar cualquier resto acumulado en la piel o de maquillaje.

Luego, se preparará la zona para el tratamiento y se aplicará sobre las cejas un productor fijador que ayudará a que estas no se muevan del modelo diseñado en casi dos meses. 

Más tarde, se pondrá sobre la ceja un gel que suavizará la rigidez del fijador pero sin interceder en la forma y, por último, se peinarán. Tras todo esto, ¡tendrás tus cejas soñadas! El acabado de estas cejas es más desenfadado y natural y la sensación de volumen también es mayor.

Alisado de cejas

Esta técnica también se conoce como planchado de cejas y consiste en alisar el pelo para luego establecerlo en la forma deseada. Su efecto durará entres mes y mes y medio e irá desapareciendo a medida que pase el tiempo.

Al igual que el laminado, el procedimiento suele durar entre 30-45 minutos y se basa en limpiar la zona y peinar el pelo siguiendo su dirección natural, para desenredarlo y prepararlas para el tratamiento. 

También se depilan las cejas para darles forma y deshacerse de pelos que interfieran en la técnica y, tras ello, se aplica un producto alisador, cubriendo las cejas con un plástico film durante 15 minutos. Después, se retira el exceso y se aplica un neutralizante, también durante un cuarto de hora. Tras retirarlo, ya tendrás tus cejas listas para lucirlas. Este proceso es similar al lifting de pestañas, en cuanto a la aplicación de productos se refiere.

Se recomienda que, tras el alisado, las cejas no entren en contacto con el agua al menos durante 24 horas, para que el resultado dure lo máximo posible.