La cosmética en ampollas, cápsulas y sobres es el boom eco-cosmético del verano. Permite viajar sin tener que facturar la maleta, mientras que la piel se beneficia de su alta concentración de activos sin conservantes, y permite la reducción de residuos.
Al ser un formato totalmente estéril, no necesitan llevar conservantes que irriten la piel, pues los ingredientes no están en contacto con el aire y así evitan su oxidación. Además, son productos para un solo uso, con la cantidad necesaria para una sola aplicación que podemos llevar siempre con nosotros sin necesidad de facturar en el avión.
Es importante elegir las monodosis que no contaminan con huella plástica. Es decir, las que son biodegradables. Como explican desde Clarins, pioneros en lanzar al mercado el primer maquillaje con diseño eco-responsable en cápsulas, “han de estar fabricadas con vegetales entre ellos, algas y féculas de maíz, fácilmente biodegradables, desechables sin riesgo de contaminación”.
Como parte de la eco-responsabilidad desde la que Clarins desarrolla todos sus productos, las nuevas Milky Boost Capsules cuentan con un ciclo de vida circular:
- Fórmula con un 94% de ingredientes de origen natural y formato anti desperdicio e higiénico: cada cápsula preserva la fórmula con total seguridad y contiene la dosis perfecta para maquillar rostro y cuello.
- Cápsula fabricada con vegetales, entre ellos algas y féculas de maíz, fácilmente biodegradable, desechable sin riesgo de contaminación.
- Tarro rellenable por medio de eco-recarga.
- Tarro reutilizable fabricado con un 40% de vidrio reciclado y estuche de cartón proveniente de bosques gestionados con criterio sostenible.
Con ejemplos como el anterior, el sector de la cosmética nos ayuda a los consumidores a evitar 'compras fallidas', que dan lugar a estanterías en el baño repletas de productos a medio gastar, pues los grandes botes, con grandes logos no son sostenibles. Ahora, el planeta y el bienestar de la piel necesitan productos concentrados y fórmulas personalizadas que simplifican las rutinas de cuidado.
Según los datos de Stanpa (la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética), cada español compra unos 28 cosméticos al año. Eso traducido en botes plásticos es mucha huella (producirlo, transportarlo e incluso reciclarlo, en el caso de hacerlo de forma correcta).
La clave para evitar estos residuos está en eco-diseñarlos, y muchas firmas modifican los suyos. De hecho, según Stampa "dos de cada tres empresas de belleza ya han reducido los residuos de sus productos a través del ecodiseño y la reducción del packaging".
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Elizabeth Arden lo ha hecho y, desde 2017, todas sus mono cápsulas son biodegradables. La marca es pionera en el monodosis, pues fue ella quien lo inventó en 1990 con las primeras 'perlas doradas' que revolucionaron la industria cosmética. Y actualmente también es pionera en que esas perlas individuales sean biodegradables, sin fragancias, ni conservantes.
En los últimos años, los productos mono-dosis han despegado de forma significativa y algunos han nacido nativos monodosis. Antes, era una modalidad muy relacionada con las ampollas efecto flash en cristal. Hoy es una nueva generación con tratamientos, probióticos, antioxidantes, hidratación, maquillaje, fotoprotección…que abarca todas las necesidades de la piel.
Noble Panacea es claro ejemplo de firma cosmética que nace monodosis para asegurar la adecuada liberación de sus ingredientes, así como reducir conservantes y preservar el medio ambiente.
Su tecnología galardonada con premio Nobel de Química (2016) libera de forma programada y con precisión científica los ingredientes. Y su innovador packaging de cajas octogonales está realizado a base de almidón (biodegradable), y mono-dosis diarias reciclables con la colaboración con Terracycle.
Además, el papel y cartón que usan está certificado FSC procedente de bosques gestionados éticamente. También acaban de lanzar las recargas para rellenar la caja que permite evitar la creación de envases adicionales, aunque sean parcialmente biodegradable.