Según un informe reciente de Fundamed, se cree que casi 3 millones de personas en España cuentan con un diagnóstico de depresión, convirtiendo a esta por lo tanto en la enfermedad mental más prevalente en nuestro país. Y esto unido a los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística, el cual destaca además la prevalencia de la depresión en las mujeres, la cual duplica a la de hombres (7,1% frente a 3,5%). Algo que también sucede en los casos con severidad grave en mujeres, los cuales llegan a más que triplicar al de los hombres (por cada caso grave en hombres hay 3,5 que son de mujeres).

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Pero la realidad, es que aún a pesar de estas cifras, es importante no confundir el estar triste con la depresión. Algo bastante habitual debido a la similitud que existe con sus respectivas emociones sobre todo durante la fase inicial de la depresión. Precisamente para evitar confundir ambos conceptos, hemos decidido explicarte las características básicas de cada uno de ellos.

Diferencia entre estar triste y tener depresión

Por un lado, la tristeza no deja de ser una emoción totalmente natural del ser humano. Un estado mental que a menudo se deriva de situaciones negativas, de momentos estresantes, de pérdida de seres queridos, separaciones, pérdida de trabajo, problemas de dinero, problemas familiares…

Situaciones al fin y al cabo complicadas que cada persona experimentará de una manera diferente. Normalmente, las personas que experimentan esta tristeza suelen encontrar alivio en desahogarse, en llorar o simplemente hablando sobre sus frustraciones. Pero la principal diferencia de la tristeza con la depresión, es que la primera suele desaparecer pasado un tiempo. De no ser así, sí que podríamos estar hablando de una señal de depresión.

Mientras, la depresión se trata de un trastorno psicológico, que entre otros muchos síntomas, suele caracterizarse por un sentimiento de profunda tristeza que se mantiene en el tiempo y que puede llegar a impedir que la persona tenga un desarrollo de su vida normal.

Este trastorno suele evitar que la persona experimente sensaciones de felicidad, ilusión o placer y suele afectar a las funciones cognitivas, entorpeciéndolas, sobre todo en lo que respecta a la capacidad de concentración y atención, junto con la memoria.

Síntomas de depresión:

  • Desánimo

  • Tristeza persistente o pesimismo

  • Falta de motivación

  • Desesperanza

  • Irritabilidad, frustración o intranquilidad

  • Sensación de inutilidad, culpabilidad o impotencia

  • Falta de energía o sensación de lentitud

  • Dificultad para dormir, despertarse temprano o dormir demasiado

  • Cambios en el apetito y peso sin planificación

  • Dolor de cabeza, calambres o problemas digestivos sin causa aparente

  • Pérdida de interés en actividades que antes te motivaban

¿Cómo se diagnostica la depresión?

Para diagnosticar a alguien con depresión, la persona debe al menos presentar cinco de los síntomas de este trastorno de forma persistente en el tiempo y por lo menos más allá de las dos semanas.

En cualquier caso, no se trata de un concepto matemático y cada persona podrá vivir la depresión de diferente manera, por lo que lo más recomendable es que ante cualquier posible sospecha de depresión no dudes en hablar con tu médico para que este pueda derivarte a un profesional de la salud mental si así lo precisa oportuno o directamente ponerte en manos de tu psicólogo o psicóloga habitual para que este pueda darte las herramientas necesarias y ayudarte a salir de ese estado depresivo.

Es importante destacar, que en función de la edad y de la persona la depresión puede llegar a manifestarse de maneras totalmente diferentes. Este es el caso por ejemplo de los adultos jóvenes, los cuales tienen una mayor probabilidad de estar irritables, quejarse del aumento de peso o sufrir hipersomnia; mientras que los adultos de mediana edad suelen experimentar una reducción de la libido, sufrir insomnio o síntomas gastrointestinales.

En el caso de los adultos mayores, la depresión suele desencadenar en carencia de emociones, dolores, problemas de memoria y razonamiento. Pero ¿Y en el caso de las mujeres? Por supuesto, no todas las mujeres que tienen depresión experimentan tampoco los mismos síntomas.

Algunas mujeres experimentan solo algunos de ellos como puede ser la irritabilidad, cambios en el apetito, agotamiento, infelicidad… La gravedad y la frecuencia de estos síntomas, así como su duración, varían en función de cada caso, de cada persona y de la gravedad de la depresión.

Por otro lado, es importante destacar que existen ciertos tipos de depresión exclusivos de las mujeres y asociados a momentos como el embarazo, posparto, menstruación, perimenopausia… Periodos, en definitiva, propios del organismo femenino que implican cambios físicos y hormonales drásticos y que puede acabar derivando en depresión.

Tratamiento

Incluso en los casos más graves, la depresión puede tratarse tanto a través de psicoterapia, como a través de medicamentos específicos o la combinación de ambos. Es importante destacar que, al igual que cada persona experimenta la depresión de una manera, no todas las personas responden igual a los mismos tratamientos.

Esta es la principal razón, de que es posible que los expertos en salud mental necesiten probar con diferentes tipos de terapia o antidepresivos, hasta dar con la mejor alternativa a cada caso.

En lo que respecta a la terapia, existen muchos tipos distintos de terapia entre los que se incluye: La terapia cognitiva conductual y la terapia interpersonal. El enfoque de cada una dependerá del tipo de afección y de la experiencia de cada terapeuta.