Existen escapadas que terminan siendo una experiencia inolvidable y viajes que incluso antes de llegar al destino, ya sabes que van a ser unos días únicos e imborrables. En España suele darse el segundo caso, tenemos la fortuna de contar con rincones únicos en el mundo entero en cada una de nuestras comunidades autónomas.
Salamanca es una de esas maravillas. Una provincia repleta de historias y leyendas que perduran a día de hoy, siendo punto de encuentro de visitantes de todas partes. Pero, más allá de su capital homónima, existe una pequeña ciudad que quien la conoce, repite para disfrutar de ella desde otra perspectiva.
Escenario de numerosos eventos históricos como la Guerra de la Independencia Española o la Guerra de Sucesión Portuguesa, la ciudad medieval de Ciudad Rodrigo sigue albergando un halo único gracias a su increíble casco histórico y sus edificios antiguos.
Cercada por dos líneas de murallas de más de dos kilómetros levantadas en la Edad Media, manteniéndose estas prácticamente intactas y con una original forma de estrella, hacen de esta ciudad un lugar único para dejar volar la imaginación de cualquiera que decide visitarla.
No tardarás demasiado en llegar a Ciudad Rodrigo y desconectar de la mejor manera. Apenas a una hora de la ciudad de Salamanca y algo más de tres de Madrid, este viaje se presenta como la mejor escapada para cualquier día libre que tengas próximamente.
La ciudad que continua amurallada
Continuar caminando por la ciudad, a través de sus calles empedradas y edificios de gran valor histórico es la mejor forma de conocer Ciudad Rodrigo. Se sabe que ya en la Edad del Bronce sirvió de asentamiento humano, pero en sus alrededores se han hallado indicios de vida en el Paleolítico Inferior. Datos que arrojan luz sobre la antigüedad de esta preciosa ciudad de la provincia de Salamanca.
Uno de los grandes valores históricos y arquitectónicos de la ciudad salmantina es el magnífico estado de conservación en el que se encuentra su muralla con forma de estrella. Levantado el primer sistema por órdenes de Fernando II de León en el siglo XII con el fin de proteger la ciudad, hoy en día aún se pueden apreciar parte de la muralla original, aunque lo que hoy se aprecia en su totalidad es la que se construyó a lo largo del siglo XVIII.
El Alcázar de Enrique II de Trastámara es otra de las grandes joyas de Ciudad Rodrigo. De origen defensivo, esta fortaleza del siglo XIV es desde 1931 Parador Nacional de Turismo, convirtiéndose en uno de los más antiguos de la red hotelera.
Pero ni mucho menos termina aquí el valor y belleza de este pequeño pueblo. En 1944 fue declarado Conjunto histórico-artístico gracias, además de lo anteriormente comentado, a sus palacios, iglesias y catedral.
El Palacio de la Marquesa de Cartago, la Casa del Primer marqués de Cerralbo, la Casa Consistorial, la Casa de la Cadena, la Casa de los Vázquez o el convento de las Franciscanas Descalzas son solo algunas muestras del poder nobiliario del que gozó la ciudad en la Edad Media.
La Catedral de Santa María, del siglo XII, la iglesia de San Cristóbal, la iglesia de San Andrés o la iglesia de San Pedro y San Isidoro conforman la parte más representativa de la arquitectura cristiana de Ciudad Rodrigo.
Carnaval del Toro en Ciudad Rodrigo
Queda claro que visitar Ciudad Rodrigo es una apuesta segura para cualquier fin de semana. Además, su situación geográfica la hace perfecta también para una escapada en los meses más cálidos ya que aquí, algo de abrigo por las noches nunca estorba.
La ciudad cuenta con múltiples festivos de cierto reconocimiento, pero si hay uno que resulta ser uno de los más aclamados a nivel nacional es el Carnaval del Toro. Considerado uno de los festejos más antiguos de toda España.
Sus fechas coinciden con las de los carnavales, entre febrero y marzo, inmediatamente antes de la cuaresma cristiana y finalizando el martes anterior al miércoles de Ceniza. La fiesta se alarga durante cinco días donde el toro y el disfraz están estrechamente ligados.