Pareciera que en la última noche de la Convención Nacional Demócrata en Chicago se hubiese establecido un código de vestimenta único, aplicado a las mujeres. Muchas de ellas acudieron al acto luciendo estilismos blancos, vestidos, trajes sastre o alguna prenda en específico de tal deslumbrante color. ¿Casualidad? No. Lo que esconde esta 'fortuita' coincidencia es un poderoso mensaje político cargado de historia feminista.
El coordinado esfuerzo estilístico entre las delegadas y las mujeres miembros del Partidos Demócrata acontecido en el United Center durante nuestra madrugada del viernes 23 de agosto, creó un mar de color 'sufragio femenino' dispuesto a contemplar un hecho sin precedentes.
Ante él, la vicepresidenta de los Estados Unidos Kamala Harris subía a la tribuna ataviada con un traje oscuro de pantalón sastre y americana estructurada, bajo la cual lucía una blusa con lazada elegante, para aceptar la nominación presidencial demócrata, convirtiéndose así en la primera mujer negra de la historia en hacerlo.
Pese a su sobria elección, la sonrisa la ha acompañado durante todo el acto, y su elegante dos piezas ha contrastado y destacado con el 'blanco feminista' de las asistentes.
Blanco feminista
El color blanco es sinónimo de pureza, de transparencia y honestidad, pero en política y en la historia de la mujer representa mucho más. El movimiento sufragista feminista que culminó con las mujeres obteniendo el derecho al voto en el año 1920 lo lució como uniforme. La moda es, así, el medio por el cual se ha recordado este gran hito político conseguido hace más de 100 años.
De este color veíamos ataviada a la actriz Kerry Washington, que conducía el inicio de la velada acompañada de las sobrinas nietas de la protagonista Harris. También a Ella Emhoff, hijastra de Kamala, o la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, entre otras asistentes.
Mujeres de blanco
Esta poderosa tonalidad ha acompañado a las damas políticas por años, pero en especial durante la actual campaña. Así, Hillary Clinton lució un traje blanco en la noche de inauguración de la Convención Democrática Nacional el pasado 20 de agosto, iniciando este homenaje sufragista.
Con un conjunto de pantalón sastre fluido y chaqueta de corte Chanel en tweed combinado con zapatos de tacón prudentes a tono, sentaba precedentes de campaña.
Este tipo de homenaje a las sufragistas feministas de los años 20 se remonta en la historia del Partido Demócrata mucho más allá. Fue Geraldine Ferraro, primera candidata mujer a la vicepresidencia, quien también escogió el significativo color la noche que aceptó la nominación en 1984.
El blanco parece ser, por tanto, una tradición y un símbolo de fuerza histórica para las mujeres que forman parte del Partido Demócrata de los Estados Unidos. Un amuleto que trae avances en igualdad de inconmensurable valor.