En España, existen casi un centenar de Paradores Nacionales, establecimientos hoteleros ubicados en edificios o enclaves que cuentan con un destacado valor histórico, artístico o cultural. Su objetivo es potenciar la imagen del turismo español, contribuyendo a su vez a la recuperación y mantenimiento del patrimonio histórico-artístico de nuestro país.
Los paradores son auténticos regalos para el turismo nacional. Dentro de la larga lista de establecimientos hoteleros, se encuentran castillos o palacios ubicados en parques naturales o zonas de costa que invitan a la desconexión. Una treintena de ellos están considerados, además, bienes de interés cultural.
Uno de los paradores más reconocidos en España es el situado en el municipio gallego de Muxía, en la provincia de A Coruña. Bajo el nombre de 'Parador Costa da Morte' se esconde un impresionante hotel de 128.000 metros cuadrados sobre la Playa de Lourido, a poca distancia del Cabo Fisterra. Este parador destaca por poner un foco especial en el cuidado del medioambiente y el respeto hacia el entorno.
El Parador Costa da Morte fue considerado el año pasado el mejor hotel en entorno natural de España por los lectores de la revista National Geographic. "Este premio es un reconocimiento a la apuesta de la cadena Paradores por el cuidado y respeto de los entornos naturales donde se ubican sus instalaciones", señaló Julio Castro, director del parador.
El hotel gallego abrió sus puertas hace casi cuatro años y tiene sus orígenes en uno de los desastres ecológicos más importantes de la historia de España: la catástrofe del Prestige (2002). Entonces, el Gobierno puso en marcha el llamado Plan Galicia, con el que pretendía compensar el daño ecológico producido por el vertido de crudo. Una de las iniciativas fue, precisamente, construir el Parador de Costa da Morte, situado en una de las zonas más afectadas.
Un "magnífico balcón al fin del mundo"
El Parador Costa da Morte es obra del arquitecto gallego Alfonso Penela y supone una auténtica obra maestra arquitectónica. El edificio está excavado en una colina y dispuesto de tal forma que, dependiendo del ángulo con el que se mire, deja de verse porque se mimetiza con el paisaje.
Paradores lo define como "un magnífico balcón al fin del mundo", puesto que se asoma, de forma privilegiada, sobre la Playa de Lourido. "Su diseño en terrazas pone el foco en el respeto al medioambiente", explica la institución pública, "adaptándose a la orografía natural con dos novedosos ascensores panorámicos de movimiento diagonal".
A su espectacular arquitectura exterior, se suma un interior con un diseño único. La decoración de cada estancia se inspira en las formas orgánicas de la naturaleza de la Costa da Morte, produciendo así una sensación de calma y bienestar, mientras permite disfrutar al cliente de preciosas vistas al mar.
Además, el parador acoge una colección artística propia en su biblioteca, una exclusiva muestra de esculturas y fotografías vinculadas a la vida, el paisaje, la historia y la cultura gallegas. La colección adentra a los clientes, de esta forma, en cuestiones como la historia de los Naufragios de la Costa da Morte, la destreza de las palilleiras de Camariñas y Muxía, o la arriesgada actividad de los percebeiros y las redeiras.
El hotel cuenta, además, con una espectacular piscina infinity de paredes de cristal que da la sensación de fundirse con el océano Atlántico y un spa con circuito y distintos tratamientos al que pueden acceder tanto clientes del parador como personas externas al hotel.
En cuanto a la oferta gastronómica, el Parador de Costa da Morte aúna los productos locales con las recetas tradicionales de la zona. Su restaurante Nosa Señora da Barca ofrece una carta en la que destacan los pescados y los mariscos de lonja, los quesos regionales y las carnes.