Hace ya varios días que se estrenó la segunda temporada de And Just Like That, la secuela de la exitosa serie Sexo en Nueva York. Las expectativas eran altas tras la primera parte, donde vimos a las protagonistas afrontar otra etapa de sus vidas y nuevos personajes que llegaron con fuerza.
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Se dice que las segundas partes nunca fueron buenas, pero en el caso de And Just Like That las opiniones son muy dispares. Lo que está claro es que la serie ha funcionado y ha sido renovada por una tercera temporada, tras un final que ha suscitado múltiples incógnitas.
Desde magasIN, como buenas amantes de la serie, hemos analizado toda la segunda temporada y preguntado a diferentes mujeres qué les ha parecido. ¡ATENCIÓN SPOILER! Aquí va nuestro análisis sobre las nuevas aventuras de Carrie, Samantha y Charlotte.
El efecto nostalgia
Hay algo en lo que todas estamos de acuerdo: And Just Like That supone una mirada atrás a otra época de nuestras vidas. Sexo en Nueva York es la serie favorita de toda una generación, sentíamos a Carrie, Samantha, Charlotte y Miranda como nuestras propias amigas, y vivimos sus aventuras durante las seis temporadas de la serie.
Es por eso que en cuanto nos enteramos de que nuestras protagonistas favoritas volvían a la pequeña pantalla –aunque se dejasen a Samantha por el camino–, no dudamos ni un segundo en que seríamos las primeras en verla. La duda está en si en esta secuela se respira (o no) la esencia de Sexo en Nueva York.
“Para mí And Just Like That me sigue dejando la misma buena sensación que me dejaban los antiguos capítulos. Aunque parezca que todo son tópicos y que viven en un mundo de color de rosa, la esencia sigue ahí”, explica Lucía Lorente, actriz.
Marina Ortiz, periodista, nos cuenta que, a pesar de que considera que “no tiene nada que ver con la original, le parece una serie bastante chula, a la que hay que dar tiempo porque aún está posicionándose y buscando lo que quiere contar”.
En lo que coinciden ambas es en que les encanta la idea de que haya sido renovada por una tercera temporada.
La evolución de las protagonistas
La evolución de Carrie, Charlotte y Miranda es un tema que genera más polémica. Está claro que todas se encuentran en otra etapa diferente de la vida y que sus problemas y prioridades han cambiado. Y precisamente por eso es inevitable analizar si esa evolución ha sido positiva o negativa.
En el caso de Carrie y Charlotte, parece que la opinión es unánime: en general, el cambio ha sido positivo. Por ejemplo, en esta temporada hemos podido ver a una Charlotte más empoderada que nunca, que decide retomar su carrera profesional, que le apasiona, después de haber hecho un impás para ser madre a tiempo completo.
Por su parte, la Carrie de ahora sigue en la línea de la de los 90, con sus crecimientos y evoluciones lógicas de la edad, pero sin grandes cambios. Sin embargo, es Miranda la que ha experimentado el cambio más grande: su arco de evolución no pasa desapercibido.
En And Just Like That vemos a una Miranda completamente diferente. Todo en su vida da un giro de 360º. Cambia de trabajo, de pareja y decide explorar una nueva sexualidad que desconocíamos hasta el momento.
“La trama de Miranda con Che me parece muy forzada y desvía el argumento de quién es Miranda en Sexo en Nueva York”, cuenta Míriam Martínez, periodista de moda. Belinda Pardo, abogada, comparte esta opinión: “No me ha gustado como han definido a Miranda… la han cambiado demasiado hasta el punto de que parezca torpe, incluso un poco ridícula”.
Pero no todo son opiniones en contra, Marina Ortiz sí apuesta por este cambio: “Parece que para que un personaje envejezca bien tiene que seguir en la misma línea cuando las personas no somos lineales. Me parece bastante natural que una persona con 50 años, después de haberse pasado los primeros 30 obsesionada con su carrera, llegue a un momento en el que cambie de perspectiva y dé un giro a su vida. Más aún cuando, según nos cuenta la serie, lleva toda la vida sin vivir su sexualidad al 100%”.
No podemos acabar este apartado sin comentar la notable falta de Samantha, uno de los personajes principales de Sexo en Nueva York que, desgraciadamente, ha decidido no participar en la secuela. Aquí no hay desacuerdos: todas echamos de menos a Samantha y, a pesar de que ha tenido pequeños cameos y sigue presente en la vida de las otras tres amigas, hay algo que se ha perdido.
El regreso de Aidan
La primera temporada comenzaba con la muerte de Mr. Big, un evento que, aunque tenía sentido para que la trama de Carrie tuviera más peso, no gustó demasiado a los seguidores de la serie. Tras seis temporadas en las que vivimos numerosas idas y venidas de la pareja, la idea de que hubieran acabado juntos y felices nos reconfortaba.
Pero And Just Like That empezó con una valiosa lección: la vida no siempre sale como planeas y hay que lidiar con ello. Fue muy interesante ver como Carrie transitaba el duelo por el fallecimiento del amor de su vida, y nos acercó a una parte más humana que no siempre tenemos oportunidad de ver en este tipo de serie.
La segunda temporada, en cambio, nos acerca a una manera diferente de vivir el duelo, que sigue ahí, pero ya no es una constante absoluta en la vida de Carrie. Al menos hasta que aparece un viejo amor: Aidan, su otro gran amor en Sexo en Nueva York. En la serie original, Big representaba un amor complicado, con poco compromiso y que no llegaba a darle a Carrie la estabilidad que necesitaba.
En cambio, Aidan siempre fue el bueno. Estaba muy implicado en la relación, la respetaba y quería construir una familia con Carrie. Por desgracia, la periodista eligió a Mr. Big a pesar de que era mucho más tóxico. Y, también hay que decirlo, muchas de nosotras nos alegramos de la elección.
Aidan vuelve a aparecer ahora y pone la vida de Carrie patas arriba, y, como por arte de magia, la estela de Big parece desaparecer. Incluso hay un momento en el que, conversando con Miranda, la protagonista se pregunta si elegir a Mr. Big fue el mayor error de su vida. Un comentario bastante desafortunado, según las seguidoras.
“No me gusta como al final se ha idealizado el personaje de Aidan, un ex del pasado, que hace que la vida de Carrie vuelva a tener sentido. Me parece una situación poco probable y que crea falsas expectativas. Además, no me gusta como plantea su relación: al final ella tiene que vender su apartamento porque él no quiere subir, me parece inmaduro e incluso machista”, cuenta Nora, arquitecta.
Por el contrario, Claudia Martín, psicóloga, se muestra encantada con la vuelta de Aidan: “Por fin vemos triunfar un amor sano, la relación con Mr. Big no funcionaría nada a día de hoy. Estamos hartas de ver acabar a la protagonista con el chico malo. Está bien que muestren que el amor de verdad no es difícil, ni duele”.
Y así, sin más, llegó la diversidad
Si algo ha cambiado con And Just Like That… es que nuestras protagonistas ya no viven en un mundo eminentemente blanco, ni normativo. Pero, claro, el mundo –y Manhattan– ha cambiado mucho en 25 años. Y de ahí la necesidad de incluir otro tipo de personas –jóvenes y no tanto– que muestren la variedad de personas que con las que te puedes cruzar en la Gran Manzana.
Seema, Lisa, Nya y Che son los primeros personajes nuevos que vienen a nuestra mente cuando hablamos de diversidad racial y de género. Pero la diversidad también viene de la mano de otras maneras de entender, por ejemplo, la familia.
Lisa y su marido Herbert serían el contrapunto de Charlotte y Harry: como pareja racializada, ambos han tenido que abrirse camino entre la clase alta de Nueva York y compaginar sus vidas profesionales con la crianza. Ambos trabajan y cuidan de sus hijos. Además, sin ser demasiado obvios, introducen temas candentes en la actualidad estadounidense, como el racismo o la discriminación racial.
Nya nos habla de reencontrarse consigo misma tras un divorcio, la maternidad frustrada y el amor propio. Che, por su parte, nos introduce de lleno en la complejidad de las personas no binarias.
Rose, Rock y Brady acercan la diversidad de la serie a las nuevas generaciones. O, mejor dicho, son ellos los que introducen la diversidad en la pantalla, a veces de manera sutil, otras siendo más explícitos.
Rose, por ejemplo, rompe con los esquemas de hija y estudiante modelo, intentando revelarse con su música. Rock nos acerca la realidad de las infancias –o adolescencias– no binarias o, como dice en la propia serie, de género neutro. Y es que Rock decide no considerarse ni hombre ni mujer.
La diversidad que aporta Brady a la serie no es ni de género ni racial, simplemente demuestra algo impensable en la época en que se rodó Sexo en Nueva York en un país como Estados Unidos: que el hijo de una familia acomodada no quisiese ir a la universidad.
Para las espectadoras, la patente diversidad de la nueva serie es bienvenida aunque, coinciden muchas, a veces parece "metida con calzador". Nuria, arquitecta, reconoce que tiene "sentimientos encontrados". Y lo explica: "Me parece que han querido meter un poco con calzador todos los perfiles con temas actuales de manera muy correcta pero quizás un poco forzada".
Paula, por el contrario, asegura que le gusta "que hayan aprovechado la nueva temporada para meter temas que hace 25 años no se nombraban". Por su lado, Laura Vallejo, bióloga, añade que los nuevos personajes, en toda su diversidad, "le aportan frescura y actualidad a la serie". Y así, sin más, And Just Like That nos rompe los esquemas y nos enfrenta con otras realidades.