El pasado mes de abril, la organización Endeavor publicó una investigación sobre la situación del sector tecnológico en Riad (Arabia Saudí) y mostraba que la participación de la mujer en esa industria era mayor que la media europea. Concretamente, afirmaba que las mujeres representaban el 28% de los trabajadores del sector en el tercer trimestre de 2021, mientras que la media europea era del 17,5% en el mismo período.
Endeavor, que es una organización sin ánimo de lucro fundada en Nueva York y, según su página web, "apoya a emprendedores con potencial de impacto económico y social en sus regiones", sacó estos datos de informes publicados por el Ministerio de Comunicaciones y Tecnologías de la Información del Reino.
Así, la investigación expone: "Hay un número creciente de empresas de tecnología dirigidas por mujeres en Arabia Saudí. El espíritu empresarial femenino en general ha crecido, y el GEM -Global Entrepreneurship Monitor- señaló que Arabia Saudí es 'ahora la única nación de 23 economías GEM de altos ingresos con tasas de creación de startups más altas en mujeres que en hombres".
El Ministerio de Comunicaciones saudí comunicó además que en 2021 emitió 139.754 nuevas licencias comerciales para mujeres y que, en comparación con las 65.912 otorgadas en 2015, la cifra del 2021 representa un aumento del 112% en los registros comerciales concedidos a mujeres empresarias en el país.
A primera vista, estos datos sobre el papel de la mujer dentro del sector tecnológico saudí pueden parecer de dudosa veracidad, ya que, si bien el país de Oriente Próximo ha tomado un rumbo aperturista en los últimos años, la realidad es que las mujeres todavía están lejos de ser ciudadanas de pleno derecho en su día a día.
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¿Datos reales?
Entonces, ¿es posible que porcentualmente hayan superado a las europeas en el emprendimiento del sector tecnológico? Carlos de las Heras, responsable de Tecnología y Derechos humanos de Amnistía Internacional España, considera que sí es factible que esté aumentando la presencia de mujeres en la industria tecnológica saudí, aunque hay que analizar estos datos con cuidado.
De las Heras explica que desde que el príncipe heredero Mohammed bin Salman puso en marcha el llamado plan Saudi Vision 2030, el gobierno está trabajando para diversificar su economía y no depender exclusivamente del petróleo. Dentro de esta estrategia se incluyen medidas deportivas y culturales. Por ejemplo, la final de la Supercopa de fútbol o el Gran Premio de Fórmula 1 se han celebrado allí, generando una gran polémica.
Como muestra de apertura social, estos cambios también han afectado a las mujeres, por lo que poco a poco se les han concedido más derechos: desde poder conducir a acceder a mercados laborales antes imposibles para ellas.
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Por ello, las cifras sobre el emprendimiento femenino emitidas por el Ministerio saudí pueden ser verídicas, pero "¿cuál es la realidad?", se pregunta De las Heras.
"Si bien esto es una buena noticia, evidentemente, la realidad de los derechos de las mujeres en Arabia Saudí sigue siendo muy, muy complicada y muy restrictiva. Siguen estando bajo lo que se llama el sistema de tutela masculina, que les impone múltiples restricciones en el día a día", afirma en conversación con MagasIN.
Al estar bajo la tutela masculina, las mujeres necesitan el permiso de un hombre -generalmente el padre o el marido- para ejercer derechos tan básicos como el de trabajar o abrir un negocio. Además, según el último informe sobre ese país elaborado por AI, todavía están "gravemente discriminadas en relación con el matrimonio, el divorcio, la herencia y la custodia de los hijos e hijas".
No son contratadas
Otra forma de leer estos datos es considerando la discriminación que todavía sufren las mujeres para ser contratadas en el mercado laboral.
La investigación de Endeavor habla principalmente del emprendimiento y la tasa de creación de startups por parte de mujeres, sin tener tanto en cuenta qué cifra representan en el sector tecnológico en general. Por lo tanto, no sería raro plantearse si la razón por la que tantas mujeres deciden montar sus propios negocios es porque es más fácil que ser contratadas en empresas ya establecidas.
"Puede ser", responde De las Heras. Porque ¿qué es lo que sucede de fondo? Evidentemente, la ley sí se permite a los empresarios contratar a mujeres, pero vencer esas cuestiones morales o tradicionales está costando mucho".
El experto de AI declara que estas barreras van incluso más allá de las reticencias culturales que puedan tener los empresarios e influyen también a la propia estructura de las compañías.
"Hay empresas que están más abiertas a la entrada de mujeres, pero estas empresas necesitan una reestructuración, incluso en cuestiones tan básicas como los espacios del trabajo. Hasta no hace mucho estos espacios estaban cerrados a la mujer y, aunque ahora están abiertos, hay empresas en las que las mujeres tienen que estar en lugares 'segregados', por así decirlo, y no cuentan con esos espacios".
Y continúa: "Esto es como si lo trasladamos al mundo del fútbol. Hace unos años las mujeres podían ir al fútbol, pero tenían que estar en una parte concreta de los estadios. Pues en los espacios laborales y otros lugares pasa igual. Porque, si bien la ley permite que ya estén, por así decirlo, 'mezcladas' con los hombres, a algunos empresarios todavía les cuesta".
¿Y en Europa?
La presencia de la mujer en el sector tecnológico es clave para que haya un desarrollo igualitario de la tecnología y para garantizar que la mitad de la población no se queda atrás en el futuro que se avecina. Por lo tanto, ya sea creando sus propios negocios, como siendo contratadas, la inserción cada vez mayor de las saudíes en las carreras STEM es motivo de celebración.
Pero, ¿qué ocurre en Europa? En los últimos años los datos son cada vez más desoladores, y es que multitud de informes han demostrado que el número de mujeres estudiando carreras STEM (tecnológicas) no deja de bajar.
Así lo confirma a MagasIN Fabiola Pérez, fundadora y CEO de MIOTI Tech & Business School, un centro de enseñanza de referencia en nuevas tecnologías en España, donde forman a profesionales con posiciones relacionadas con el Internet de las Cosas, Data Science, Inteligencia Artificial y eBusiness.
"Yo te encuentro dos datos muy significativos y la verdad es que para mí, desgraciadamente siendo mujer y dedicándome a la formación y a las nuevas tecnologías, me entristecen", comienza Pérez, que es ingeniera de telecomunicaciones y tiene más de 15 años de experiencia en desarrollo de software y aplicación de nuevas tecnologías.
"El perfil de nuestro alumnado es de un profesional con tres-cinco años de experiencia en carreras STEM, y desde que fundamos la escuela en 2017, hasta ahora, hemos visto una caída en el ratio de mujeres en clase. En la primera promoción tuvimos un 17% de mujeres. Ahora no llegamos al 10%. O sea, verdaderamente el ratio está cayendo", lamenta.
Pérez asegura que donde sí que hay cada vez más mujeres es en carreras de ciencias sociales relacionadas con el ámbito del e-commerce, el marketing digital o el desarrollo web, mientras que en muchas ingenierías está bajando.
En lo relativo al emprendimiento femenino dentro del sector tecnológico, esta situación se repite: hay más emprendedoras en el ámbito de las ciencias sociales que en la ingeniería.
"Recientemente se repitió el encuentro de mujer emprendedora que organiza el Gobierno español y la Comisión de Mujer de Nación Emprendedora, y yo cada vez veo menos mujeres fundadoras en el sector tecnológico. Está subiendo muchísimo el emprendimiento en la parte de sostenibilidad y social, pero no en la parte más técnica".
Eso sí, aunque no haya tanto emprendimiento, hay una cosa clara: las empresas apuestan cada vez más por el talento femenino para los puestos de dirección. "Cada vez más clientes, tanto en la parte de consultoría de inteligencia artificial como la parte de escuela, son mujeres. La gran corporación está apostando por ellas, pero es verdad que el emprendimiento sí que está cayendo".
Para frenar esta tendencia, Pérez apuesta por mostrar referentes a las jóvenes y apoyar las iniciativas impulsadas por las mujeres.