Ariadna Muñoz es una joven ayudante de producción en Bonus Studio, una productora creativa en Madrid. Es originaria de Barcelona, pero se mudó a la gran ciudad para labrarse un futuro laboral en el mundo audiovisual. Se define como “hija de obreros”, trabaja desde los 18 años y siempre se ha autofinanciado para poder seguir estudiando.
Su publicación en LinkedIn, titulada: “¿Qué podemos hacer los hijos de obreros?”, acumula más de 13.000 reacciones, entre comentarios y recomendaciones. Se trata de su historia, pero podría ser también la de muchas otras jóvenes que "con pocos recursos y muchas ganas de vivir, pueden llegar a ser quien que se propongan".
Quedamos en una cafetería del centro de Madrid. Pide un descafeinado porque dice que, si no, luego no duerme por la noche. Imagino que no quiere dejar de soñar, ni aun estando dormida. Es ambiciosa y, ahora, recoge los frutos de una carrera profesional lograda a base de regar sus humildes raíces.
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De Barcelona a Madrid, cuéntame un poco tu trayectoria.
Estudié en un colegio concertado de Nou Barris, uno de los barrios más humildes de Barcelona. Todos somos hijos de obreros, hijos de emigrantes que tuvieron que moverse de su ciudad natal para buscar una vida mejor. Y yo estoy superorgullosa de esos orígenes, porque me han dado unos valores que, a lo mejor, otro sitio no me hubiera dado. Ellos, por ejemplo, no pudieron estudiar, pero yo sí tuve y aproveché esa oportunidad que me brindaron. Hice el grado universitario de Comunicación e Industrias Culturales en Barcelona y, después, vine a Madrid, donde he encontrado mi trabajo actual.
¿Qué significa para ti ser “hija de obreros”?
Es la meritocracia de haber llegado hasta aquí. Es decir, a mí nadie me ha regalado nada. Mis padres no me han podido pagar una vida de estudiante normal, me han dado la mejor educación que han podido, pero yo he tenido que trabajar desde los 18 años para ayudarles a costear todos los gastos. El hecho de no haber tenido los privilegios que otras personas hayan podido tener en mi camino, ha hecho que crezca como persona. Para mí, que mis padres sean obreros significa familia.
En tu publicación de Linkedin comentas que trabajas desde los 18 años para autofinanciarte mientras estudias, ¿cómo lo has conseguido?
Desde dependienta en tiendas de ropa y zapaterías hasta recepcionista en un gimnasio durante la mayor parte de mi etapa estudiantil, pasando por la temporada hostelera de verano en Ibiza e incluso en una tienda de chuches. Cuando fui a la universidad, estudiaba por las mañanas y trabajaba por las tardes. Estaba desde las 15:00 hasta las 21:00. Y en mis ratos libres, los fines de semana, por la noche, al mediodía, cuando una clase no me interesaba mucho, era en esos momentos cuando podía estudiar.
He visto que en noviembre empiezas un MBA (Master in Business Administration). ¿Cuáles han sido tus sacrificios para llegar hasta aquí?
El sacrificio es no haber tenido mucha vida social o, al menos, no como la que han podido tener otros jóvenes universitarios. Tampoco he sido ninguna esclava del sistema ni nada parecido, he podido salir cuando mi horario me lo ha permitido, pero no ha sido fácil ni cómodo. Para mí, conseguir cursar el MBA ahora es algo parecido a un ascenso social, es un escalón más para llegar a ser aquello que me he propuesto. Ahora siento que nadie me puede parar, este máster me abre muchas puertas en el camino que deseo.
Muchas chicas jóvenes que nos leen pueden encontrarse en una situación parecida a la que has vivido tú, ¿qué consejos les darías?
El consejo que les daría es que, por mucho que les frustre una situación, no tiren la toalla. Si de verdad quieren algo, que vayan a por ello, por muy largo o difícil que parezca el camino. Yo también cojo el consejo de la gente mayor que me dice: si yo he podido, por qué no vas a poder tú. Si, por ejemplo, estás estudiando y trabajando de lunes a domingo, como hice yo, tendrás que aprender a optimizar el tiempo limitado que tengas y a reorganizar tus prioridades.
¿Has sentido alguna vez que tus recursos económicos hayan supuesto un “techo de cristal” a la hora de conseguir tus objetivos? ¿Y por el hecho de ser mujer?
Por el lado académico, siempre me han concedido becas sin mayor impedimento. Pero, por el lado laboral, quizás sí. Porque yo soy una persona muy ambiciosa, tengo muchas ideas en la cabeza sobre emprendimiento todo el tiempo, pero me es imposible llevarlas a cabo, porque no dispongo de los recursos necesarios. Cuando veo a gente que es emprendedora con 24 años, pienso: ¡qué suerte!, es envidia sana.
A nivel personal sí he encontrado muchas actitudes machistas, pero en el trabajo no, afortunadamente. En mi empleo actual soy prácticamente la única mujer y no me siento infravalorada por ello.
Una “mujer ambiciosa y con potencial”, ¿basta con tener ilusión y talento para triunfar hoy en día?
La verdad es que no, no basta, pero la actitud influye mucho. Si yo no hubiera posteado esto, no estaría aquí. Es decir, si no tienes contactos y tus padres no pueden darte un soporte económico, tendrás que suplir esa desventaja con tu actitud. Si te muestras tal como eres y te conviertes en una persona “echada para delante”, tendrás más opciones para conseguir tus objetivos, aunque sea poco a poco.
¿Te ha impresionado el impacto que ha tenido tu publicación en LinkedIn?
La verdad es que sí, porque yo me quejo mucho con mis amigos y mis padres de todo, pero nunca lo había expuesto públicamente. Yo no quería ni likes, ni repercusiones, ni nada. Simplemente estaba inspirada y decidí compartirlo. He leído todos los comentarios, pero no he podido contestarlos porque son cientos. Sin embargo, sí me gustaría agradecer a toda la gente que me ha apoyado y que cree en mí. Al igual que a toda esa otra gente que ha recibido de forma negativa mi publicación. Yo no me creo ni más ni menos y, seguramente, habrá gente que esté muchísimo peor que yo. Mi post no pretendía ser para nada victimista, simplemente estaba mostrando mi realidad.
¿Podrías contarme un miedo y un sueño que tengas de cara al futuro?
Como miedo, te diría que el día de mañana una persona que tiene raíces humildes como yo, y tenga talento, no pueda aprovechar ese potencial porque no tiene los recursos económicos. Y como un sueño, sería alcanzar mis objetivos: poder dirigir personas, tener mi propia empresa, tener lo que mis padres no me han podido dar y yo, dárselo a ellos. Eso sería para mí lo más gratificante, poder compartir mi felicidad con los míos, mis éxitos, y que estén orgullosos de lo que soy y de aquello en lo que me he convertido, sin tener nada.